No al plan Zapatero-b Botín: su crisis, que la paguen ellos
Estamos viviendo el principio de una de las crisis más graves que ha conocido el capitalismo en toda su historia. El sistema bancario internacional ha entrado en bancarrota y sólo se sostiene porque los gobiernos capitalistas han salido a la desesperada a salvarlo, mediante una intervención masiva como jamás hubo. Han endeudado al Estado en ¡billones de euros! (que pagaremos nosotros) y permitido a los banqueros manipular la contabilidad para ocultar la quiebra. Hasta ayer acérrimos partidarios del «libre mercado», los gobiernos no han dudado en salir al rescate de los principales responsables de la crisis financiera.
Pero esto es sólo la primera parte, porque lo verdaderamente grave es lo que viene ahora : los despidos (ahora Nissan y toda la industria auxiliar detrás), el paro, los ataques a los salarios, los desahucios por hipotecas que no se van a poder pagar, los recortes de las pensiones y un grave deterioro de los servicios y las prestaciones públicas. Éste es el programa que nos espera. El capital no conoce otro camino para superar su crisis. Ellos sólo pueden salvarse sobre el sufrimiento de millones. Hemos entrado en una crisis larga, profunda y de carácter mundial, que lo va a trastocar todo.
Gobernantes e «intelectuales» nos dicen con el mayor cinismo que la crisis se debe a los abusos especulativos de algunos banqueros y a que faltó reglamentación, y que una vez ésta se implante volverán los buenos tiempos. Pero la especulación desenfrenada ha sido una característica permanente del capitalismo. En el punto más alto de cada ciclo de «prosperidad» capitalista, siempre se ha desatado una ola de especulación que anunciaba la próxima caída. Lo que distingue a la crisis de sobreproducción actual no es la especulación en sí, sino la gigantesca envergadura que ha alcanzado, su naturaleza mundial y que su centro esté Wall Street, el corazón de las finanzas imperialistas mundiales.
Estamos ante la bancarrota de un sistema en el que los adelantos tecnológicos, en lugar de aumentar el bienestar de la población, sirven para aumentar la precariedad y la explotación y para destruir la Naturaleza. Un sistema dirigido por el capital financiero (esa unión entre los bancos y las grandes corporaciones), cuyo parasitismo y voracidad nos ha conducido a la gravísima crisis actual.
Durante todos estos años han estado enriqueciéndose a manos llenas , a costa de precarizar el empleo y bajar los salarios reales, de azuzar la economía de armamento, de expoliar y empobrecer a los países dependientes, de privatizar empresas y servicios públicos y de especular con la vivienda y las finanzas provocando unos niveles de endeudamiento como nunca antes se habían conocido. Al final, ha sucedido lo inevitable: ha explotado la burbuja, el capital especulativo se desvanece y todo se desmorona .
El Gobierno Zapatero-Botín
Zapatero primero negó la crisis y ahora dice que es un problema que viene de fuera, del pinchazo de las hipotecas norteamericanas, pero que aquí tenemos que estar tranquilos, porque la banca española es «sólida» y porque ahí está el Gobierno decidido a todo para protegerla. Pero Zapatero sabe que el «milagro español», del que tanto se enorgullecía hace bien poco, no ha sido más que uno de los ejemplos más destacados de la especulación mundial de todos estos años. Por eso la crisis actual va a afectar a la economía española con una especial dureza. Zapatero sabe también que el derrumbamiento del sector inmobiliario está ahogando a bancos y cajas, con más de la mitad de los créditos dedicados a hipotecas. Y sabe también que hemos entrado ya en una profunda recesión económica.
Cumpliendo la voluntad de la gran banca, Zapatero ha comprometido 150.000 millones de euros públicos (¡el 15% de la riqueza nacional!) para comprarles hipotecas que nadie quiere, avalar las deudas que contraigan y hacerse con parte del capital de los bancos si están a punto de hundirse. Con esto sólo asegura el salvamento de los banqueros responsables de la crisis, pero ni siquiera garantiza que llegue crédito a la economía.
Ha dicho el Gobierno que este multimillonario plan de salvamento (que probablemente se ampliará) no va a costar nada al ciudadano, pero miente, porque saben con certeza que se va a convertir en una verdadera sangría. El plan se financia a costa de un enorme aumento del endeudamiento público, que va a pesar como una losa durante muchos años sobre la población trabajadora, con un grave deterioro de los servicios públicos, inflación y mayores impuestos. La retórica del Gobierno sobre su «atención por los más débiles» se ha convertido ya en una cháchara a la que nadie da crédito. De momento, ha eliminado el Impuesto sobre Patrimonio que pagaban los más ricos. No ha subido, incumpliendo sus promesas electorales, el raquítico Salario Mínimo. Ha aumentado los impuestos a los trabajadores al no actualizar el IRPF. Ya no hay dinero para la Ley de Dependencia y se congelan las partidas de Sanidad y Educación. Se privatiza la Educación (Bolonia).Y mientras, el ministro Corbacho calienta los ánimos contra los trabajadores inmigrantes, sometidos a una tremenda presión policial.
CCOO y UGT: Avalando el plan de los banqueros
Si hay algo despreciable en esta situación es el comportamiento de la burocracia sindical de CCOO y UGT, que por boca de sus máximos responsables han dado su apoyo al plan de rescate de la banca, han aceptado la congelación del Salario Mínimo, han manifestado su disponibilidad para negociar un nuevo recorte de las pensiones (de alrededor del 20%), han mostrado (Fidalgo) su disposición a aceptar «sacrificios salariales» y se han comprometido a asegurar la «calma social» e impedir que las luchas se unifiquen.
La patronal y el Gobierno predican que «hay que apretarse el cinturón» y la burocracia sindical habla de «reparto equitativo» de la crisis. Pero no podemos permitir que carguen el peso de su crisis sobre nuestras espaldas. Es nuestro futuro como clase trabajadora lo que está en juego. Es necesario levantar un plan de los trabajadores frente a la crisis.
Hay que rescatar a los trabajadores, no a la banca
Mientras atracan el erario público y ponen todos los resortes del Estado al servicio de los banqueros, miles de trabajadores de la construcción, del automóvil y la industria auxiliar… van a la calle y se estima que el 2009 lo comenzaremos con tres millones de parados y lo acabaremos con cuatro.
Hay que denunciar este atraco y repudiar los argumentos que lo justifican «en bien del país». ¡Ni un euro para los responsables de la crisis!. ¡Que la crisis la paguen los ricos y los banqueros!. Todos los recursos han de estar al servicio de rescatar a los trabajadores y a los sectores populares.
- Los responsables de la crisis deben se castigados y obligados a devolver las fortunas que han rapiñado. Ni un euro público a la banca y las inmobiliarias.
- Expropiación de la banca privada y estatización del sistema de crédito, controlado por los trabajadores y la sociedad.
- Ni un ERE más debe ser aceptado y la empresa que pretenda cerrar o deslocalizarse debe ser intervenida o nacionalizada bajo el control de los trabajadores.
- Plan de obras públicas y servicios sociales al servicio de la población.
- Fuera la Directiva europea de las 65 horas semanales. Hay que reducir la jornada a 35 horas y la jubilación a los 60, para repartir el trabajo entre todos. Y mientras un parado no se recoloque, el Gobierno debe asegurarle las prestaciones por desempleo.
- Moratoria inmediata del pago de hipotecas para toda familia trabajadora en dificultades. Los casi cuatro millones de viviendas vacías deben ponerse al servicio de la sociedad, creando un gran parque público de vivienda y asegurando por ley que el alquiler no sobrepase el 20% del salario medio.
- Alto a la s medidas de privatización de los servicios públicos básicos como la sanidad, la educación, el transporte o el agua.
- Salario mínimo de 1200 euros, actualizados con la inflación y establecimiento de una escala móvil salarial para todos los trabajadores.
- Fuera la directiva de la vergüenza. No a las expulsiones de los trabajadores inmigrantes
Aquí hace falta ya una huelga general
Este grito de las manifestaciones del 7 de octubre cobra actualidad cada día que pasa. Frenar el atraco que estamos sufriendo y arropar a los que están en lucha (Nissan, Simon,Frigo, Pirelli, Sanidad pública Madrid; Telefónica, UPS..) exige trabajar por la convocatoria de una huelga general en demanda de un plan de rescate de los trabajadores.
Desde las empresas y sectores en lucha, desde los comités de empresa y las secciones de todas las organizaciones sindicales, hay que convertir esta exigencia en un clamor. Allí donde se presenten los dirigentes de CCOO y UGT hay que denunciar su servilismo y exigirles la convocatoria de la huelga general.
La batalla por esa huelga general comienza en al apoyo más completo a los trabajadores/as que hoy están en lucha ayudando a que esas luchas se coordinen y unifiquen. Hay que poner todo el empeño en el éxito de las movilizaciones convocadas en el mes de noviembre contra la jornada laboral de 65 horas y en apoyo de los trabajadores de Nissan, SEAT, la industria auxiliar, Pirelli o contra la privatización e la sanidad pública en Madrid. Asimismo hay que dar ese apoyo a las movilizaciones de profesores y de estudiantes convocadas para noviembre contra la privatización de la educación, alentando la unidad de obreros y estudiantes.
Fuera el plan Zapatero-Botín
Que su crisis la paguen los ricos y los banqueros
Por un plan de rescate de los trabajadores y los sectores populares.