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Reseña del libro «Traficantes de información», de Pascual serrano

Fuentes: Revistas de Estudios de la Comunicación de la Universidad del País Vasco

El análisis del mundo de la comunicación en España nos muestra un paisaje desolador, en el cual la jungla del mercado ha impuesto su ley y (des)orden en perjuicio del derecho de los ciudadanos a estar informados. La concentración de medios, favorecida por la falta de voluntad política para aprobar una normativa adecuada en este […]

El análisis del mundo de la comunicación en España nos muestra un paisaje desolador, en el cual la jungla del mercado ha impuesto su ley y (des)orden en perjuicio del derecho de los ciudadanos a estar informados. La concentración de medios, favorecida por la falta de voluntad política para aprobar una normativa adecuada en este ámbito, ha provocado una merma en la calidad del producto informativo y de la polifonía de los mensajes periodísticos. Como consecuencia de esto, la pluralidad y el derecho a recibir información veraz han quedado relegados a un segundo plano.

A esas conclusiones se llega una vez leído el libro «Traficantes de información«. La obra del periodista Pascual Serrano es un bisturí que disecciona la otra historia de los medios de comunicación españoles, y nos muestra la cara oculta de los grupos empresariales que los dirigen; un ejercicio siempre necesario para conocer la identidad personal, financiera e ideológica de los dueños del mercado de la información, como bien afirma el catedrático de Comunicación Audiovisual y Publicidad Enrique Bustamante: «Resulta innegable el derecho de los receptores a saber quién les informa, quién está ahí, al otro lado de las ondas o las páginas impresas, actuando como juez de la realidad al decidir las noticias y la orientación ideológica que éstas llevan consigo ineludiblemente».

¿De qué nos sirve investigar los medios, analizar el mensaje que éstos transmiten a la sociedad, si no tenemos en cuenta quiénes son los emisores e ignoramos su función como propietarios de esos grupos de comunicación? Esta pregunta cobra especial relevancia en el panorama informativo actual, donde se nos presenta al periodista como sujeto principal, casi único gestor de la actualidad. Pero el profesional no es un ente ajeno a la mano que le da de comer, y es ésta qla que en realidad posee los medios, los maneja, controla y decide en última instancia sobre la conveniencia o no de emitir determinado tipo de información.

Los ciudadanos tienen escasas posibilidades de saber quiénes son los verdaderos propietarios de los medios de comunicación y del flujo informativo que éstos emiten, o de entender los entresijos de esos grupos.

¿Cuántos lectores de El País conocen los negocios y relaciones políticas del que fuera fundador del grupo Prisa, Jesús Polanco durante el franquismo y el papel de la editorial Santillana en aquel período? ¿Cuántos están al corriente de los intereses económicos de Prisa en Latinoamérica, que condicionan el tratamiento informativo que el diario otorga a la realidad de determinados países de la zona? ¿Qué ha sucedido para que Silvio Berlusconi, primer ministro de Italia, una de las más grandes fortunas de ese país y empresario envuelto en un sinfín de procesos judiciales, acusado de corrupción y relaciones con la mafia, llegue a dominar el mercado audiovisual español?

El libro de Pascual Serrano nos muestra las entrañas de los grandes grupos de comunicación españoles con tal cantidad de datos, cuadros, citas y sentencias judiciales que puede llegar a abrumar. El autor nos presenta un terreno yermo en lo que al derecho de los ciudadanos a la pluralidad informativa se refiere, pero prolífico en pactos, alianzas teóricamente contranaturales, fraudes fiscales, censura, violaciones de las medidas contra la concentración y atropellos laborales.

El periodista nos recuerda que los medios nos informan de todo menos de ellos mismos: de quiénes son sus verdaderos dueños; en qué otra industria participan; qué bancos les prestan el dinero y en qué condiciones; cuánto cobran sus directivos; cómo explotan a sus trabajadores; de qué manera ejercen presión sobre los periodistas y censuran la información susceptible de perjudicar a sus intereses políticos y económicos… En este sentido, el autor relata su propia experiencia como columnista en un diario del grupo Vocento. Nunca había tenido ningún problema para criticar al Gobierno español, al PP, a la monarquía, a EEUU…, hasta que un día escribió una columna sobre el retiro, con cincuenta y cinco años, del consejero delegado del BBVA, José Ignacio Goirigolzarri, cuya jubilación ascendía a tres millones de euros anuales. La columna no se publicó, y al llamar al periódico en cuestión le respondieron que era debido a la crítica a la astronómica jubilación del consejero. Ahí se acabó la colaboración con el diario. Criticar al BBVA o a la familia Ybarra, sin los cuales no se entendería el grupo Vocento, tiene su precio. «La libertad de expresión acaba cuando aparecen el dinero y los nombres propios», asegura el periodista.

Según Serrano, el ámbito informativo español podría parecer, a primera vista, un marco plural por la cantidad de medios que alberga, pero no lo es, pues la concentración del capital financiero es tal que apenas deja espacio a la anhelada pluralidad. Un ejemplo de ello es que el hecho de que la oferta haya aumentado con la televisión digital terrestre (TDT) esto no ha supuesto más que la concentración de licencias, que se han repartido entre los grupos privados ya existentes.

En este contexto es difícil garantizar en los medios un marco que refleje también posturas progresistas y sensibilidades de izquierdas. Así lo expresa en el libro Viçenc Navarro, catedrático de Ciencias Políticas y Sociales y profesor en diversas universidades estadounidenses: «Existe amplia evidencia de que el abanico de opiniones en los mayores medios de información y persuasión del país es muy limitado (…) He vivido durante mi largo exilio en varios países y en ninguno he encontrado tanta limitación en el abanico mediático como en el nuestro. Solo muy pocos diarios, por desgracia pequeños, presentan una realidad distinta».

¿Libertad de expresión y pluralidad informativa o libertad de concentración empresarial? ¿Cuál de ellas priorizan en la actualidad los grandes grupos de comunicación del Estado español? Más claro, agua.

Traficantes de información. La historia oculta de los grupos de comunicación españoles. Serrano, Pascual (2010). Madrid: Ediciones Akal

Fuente: http://www.ehu.es/zer/zer30/zer30-resenas.pdf

rCR