Recomiendo:
0

Ramtukan entrevista Elisa Loncon Antileo, activista de la resistencia lingüística Mapuche. Mapuce zomo weycafe igkanielu mapuzugun

Resistencia linguística mapuche en la voz de una lideresa

Fuentes: Rebelión

Elisa Loncon Antileo es una mujer Mapuche, lingüista, miembro de la Red por los Derechos Educativos y Lingüísticos de los Pueblos Indígenas de Chile, defiende y habla el Mapuzugun, además de castellano e inglés. También es académica de la Universidad de Santiago. Tuwvn. Orígenes FSJ: ¿Cuándo se hizo consciente de la necesidad de ejercer una […]

Elisa Loncon Antileo es una mujer Mapuche, lingüista, miembro de la Red por los Derechos Educativos y Lingüísticos de los Pueblos Indígenas de Chile, defiende y habla el Mapuzugun, además de castellano e inglés. También es académica de la Universidad de Santiago.

Tuwvn. Orígenes

FSJ: ¿Cuándo se hizo consciente de la necesidad de ejercer una resistencia lingüística y la importancia de ésta para la supervivencia de la lengua y del pueblo Mapuche?

ELA: Yo nací en una familia donde se hablaban ambos idiomas. Desde que nací crecí escuchando dos idiomas, mapuzugun y español, eso me hizo consciente del tema. Años después estudié inglés, pero ya tenía conciencia del asunto. Al estudiar pedagogía del inglés, hice un reciclaje de algunas estrategias de enseñanza del inglés para enseñar el Mapuzugun.

Yo sabía que hablaba un idioma poco valorado socialmente y asociado con la discriminación que sufrí de niña por ser Mapuche, pero que era una lengua que tenía valor en mi familia. Tomé conciencia, desde pequeña, de que mi cultura era importante y , simultáneamente comprendí que era discriminada por ella. Nos enseñaron desde pequeños que era una equivocación llamarnos indios, que quien llegó acá pensó que estaba en India. Aprendí que no eramos indios sino mapuches.

FSJ: ¿Es la rebeldía una herencia familiar, qué papel ha cumplido su familia en el proceso de resistencia Mapuche?

ELA: No es que uno haya nacido rebelde. Nosotros nacimos Mapuche en un contexto de colonialismo interno muy fuerte. La imposición de una lengua, una manera de ser y las circunstancias históricas te hacen ubicarte en un lugar y decidir qué está bien y qué no lo está; de lo contrario, pasarían por encima de nosotros. Como pueblo decidimos hacernos visibles y pertenecer, a pesar de ser un pueblo discriminado creemos en crecer muy conectados a la familia y la comunidad, en un ambiente colectivo. La rebeldía es una posición producto de una cultura colectiva, además de nacer en un contexto de opresión, pero también es la identidad Mapuche del futuro y de los sueños: queremos ejercer nuestros derechos políticos, recuperar la tierra. Esos sueños son parte de nuestra historia.

FSJ: La mujer enseña la lengua materna a sus hijas e hijos. Teniendo en cuenta la importancia de la mujer en la supervivencia de su lengua, el Mapuzugun. ¿Con qué espacio cuenta la mujer Mapuche para liderar el proceso político ligado a la revitalización de la lengua y, por consiguiente, de la cultura Mapuche?

ELA: Los espacios se construyen con el tiempo. Culturalmente, la mujer tiene espacios relacionados con el conocimiento, la medicina y otras prácticas ancestrales. Hay mujeres que se destacan con algunas acciones y otras son más anónimas. En la historia Mapuche no existía el patriarcado porque todos somos hijos de la tierra, concebidos para defender la tierra, defender la lengua y en esa defensa no hay distinción entre el hombre y la mujer.

Los conquistadores tenían un concepto de mujer de la casa, que no participaba en otras áreas. Esa visión era opuesta a la de la cultura Mapuche en la cual los roles eran comunes. Los conquistadores instalaron un sistema diferente, el machismo.

Yo nací en un hogar donde la mujer estaba empoderada. Mi madre se dedicó a trabajar la tierra y generaba su propio ingreso con la huerta y los productos que vendía. Nosotros, cinco mujeres y dos hombres, colaborábamos. Esa crianza nos enseñó mucho a cerca de la autonomía. La mayoría de los niños Mapuche trabajan en los sembrados con la familia y ayudan a la auto-subsistencia.

Mi padre, carpintero, prometió jamás ser empleado pues conoció la servidumbre en su niñez. Además tomó la decisión de enviar a sus cinco hijas mujeres a la escuela, a pesar de que él nunca fue a la escuela. Mi padre aprendió a leer a los 17 años.

Él nos compraba libros y ese fue un capital enorme para nosotros. Nos trajo libros de historia, filosofía, nos enseñó a valorar nuestra cultura y también promovió el deseo de aprender de otras. Además, se presentó a una elección para ser diputado en los años 60, pero no salió elegido.

FSJ: Su reconocimiento como académica le concede ciertos privilegios de los que carecen otras mujeres mapuches, y otras indígenas del campo -sin formación académica tradicional, pero que poseen conocimientos ancestrales- ¿Cómo ejerce resistencia la mujer Mapuche que está en el campo o en un barrio marginal de Santiago de Chile?

ELA: Si yo no estuviera en la universidad no tendría el apoyo institucional para hacer todo lo que hago. Cuando yo no estaba en la universidad tampoco era escuchada. La universidad te abre las puertas y da prestigio que la lengua indígena entre a la universidad. La mujer Mapuche mueve las barreras y los obstáculos.

Hay mujeres que están dedicadas al trabajo con la medicina natural, la sanación y mujeres vinculadas a las expresiones tradicionales que cantan, hacen platería y quienes poseen otros saberes ancestrales. A ellas las convocamos en la universidad para hablar de la importancia de los saberes tradicionales en la enseñanza de la lengua, son esos espacios e interacciones culturales, ancestrales, donde se enseña y se cultiva la lengua.

Epurume kewoh fij rume kimvn kimelvn.Educación Bilingüe Intercultural

FSJ: ¿Qué estrategias utilizan los movimientos y organizaciones sociales mapuches para incrementar el número de hablantes de Mapuzugun, que el censo de 2012 estableció en 8.2%, es decir, 1.407.741 personas?

ELA: Hay diferentes estrategias: la asignatura de lengua indígena, cuatro horas semanales en la primaria –que inició en el 2009- en 930 escuelas primarias con educadores tradicionales, de cultura y lengua; se trabaja mucho la cultura oral Mapuche, el cuento, entre otras formas. Los poetas hacen un trabajo de revitalización interesante que ha provocado una valoración de la lengua y la cultura a través de la poesía. Esta es una poesía diferente a la de Pablo Neruda o Gabriela Mistral pues expone el sentimiento Mapuche, la identidad, la historia y los sueños de los mapuches.

Otra vía es la medicina Mapuche, que se ha instalado en el sistema de medicina intercultural porque la resistencia a través de la práctica medicinal Mapuche está muy viva dentro de las comunidades gracias a los Maci, mujeres y hombres, que la practican.

Esta práctica ha permitido mantener el idioma porque las ceremonias se hacen en la lengua materna, ancestral, además porque no incorporamos los santos cristianos en nuestra espiritualidad, sino que adoramos nuestras propias divinidades mapuches. La conexión de la espiritualidad con la naturaleza es especial y no la ha penetrado las prácticas cristianas. Eso no quiere decir que no hayan algunos mapuches católicos y evangélicos.

Antes de que llegara la escuela con la asignatura de lenguas indígenas, las formas tradicionales de resistencia impidieron que la lengua desapareciera por completo. Es importante aclarar que la pérdida del idioma se produjo en el siglo XX; en la época de la Conquista, la lengua no fue dominada. Era una lengua poderosa porque estaba en el territorio. Los conquistadores tuvieron que aprender el idioma para interactuar con nosotros, mientras hubo defensa del territorio , hubo defensa de la lengua.

La escuela entró en el territorio Mapuche en los años 60, con la reforma educativa que amplió la educación básica de seis a ocho años, en esa época la gente fue obligada a llevar a sus hijos a las escuelas; ahí se produjo la castellanización forzada. Se les prohibió hablar su lengua, se les pegó por hablarla y esto generó traumas. Las políticas del estado chileno, hicieron desaparecer la lengua.

FSJ: Tristemente, esto me recuerda la situación que vivieron los indígenas en Canadá, con el sometimiento y la asimilación que vivieron en los internados a donde los niños fueron llevados tras ser arrebatados a sus familias y donde sufrieron abusos físicos, emocionales y sexuales…

ELA: A los indígenas del extremo sur, en Tierra del Fuego les pasó lo mismo. Los desvincularon de sus familias y los llevaron a los internados por eso quedan muy pocos indígenas allí. Al pueblo Mapuche le ocurrió esto, en menor proporción, fueron internados debido a que las misiones católicas y evangélicas establecieron escuelas en territorio Mapuche, después vino el Estado. Hoy no tenemos muchos niños que nazcan hablando su lengua o en hogares bilingües, mapuzugun y español, el sistema sigue castellanizando y por eso los educadores tradicionales tratan de explicar los contenidos en la lengua materna, ancestral.

FSJ: Entre sus críticas a la Educación Bilingüe Intercultural promovida por el gobierno están la escasez de maestras indígenas; las escuelas bilingües establecidas mayoritariamente en áreas rurales; desconociendo el desplazamiento forzado de los mapuches a centros urbanos, y la exigencia de tener como mínimo 20% de estudiantes indígenas para que haya una escuela bilingüe. ¿Existe algún proyecto piloto en las comunidades indígenas que le sirva de modelo al gobierno para corregir las fallas del sistema?

ELA: En este momento, no existe una propuesta diferente a la instalada por el gobierno. El tema de fondo es el implementar una educación bilingüe sin reconocer los derechos de los indígenas, sin reconocernos en la Constitución.

Se necesitan cambios en la Constitución para que la demanda de derechos lingüísticos pueda avanzar porque los no indígenas deciden por nosotros. Es importante que nuestra gente tome decisiones sobre el contenido educativo.

La relación entre indígenas y el estado chileno es de tipo colonial. Por eso, es indispensable la reparación histórica por la violación de nuestros derechos humanos. Si no se hace, va a haber conflicto. Primero, hay que reparar y luego avanzar en la educación, ésta última debe ser producto de la reparación histórica.

FSJ: ¿Qué papel cumplen el partido político Mapuche Wallmapuwen y los movimientos sociales en la consolidación de la resistencia lingüística y política Mapuche?

ELA: Fíjate que la resistencia lingüística ha sido silenciosa en el movimiento social indígena porque se le ha dado más importancia a los asuntos económicos y territoriales. Pero se desarrolló un trabajo importante en la toma de conciencia acerca de la importancia de la lengua para el indígena, para el ser humano. El partido político apareció en el escenario de acción apoyando el movimiento de la revitalización de la lengua, pero ellos son nuevos en el tema.

Yo trabajo en el tema desde los años 80. Teníamos un grupo de teatro y actuábamos las historias mapuches. En plena dictadura llevamos ese tema, en lengua Mapuche, a las comunidades. En los años 30 y 40, hubo colectivos que trabajaron en la promoción del idioma.

Últimamente se ha visibilizado más el trabajo de los colectivos por el derecho a tener una lengua materna. En el contexto actual, de conflictos medio ambientales, de soberanía alimentaria la lengua nos ha servido porque nos remite como pueblo a valorar el tema del conocimiento, al saber vinculado a la soberanía alimentaria. En nuestra lengua están los nombres de las semillas y a pesar de que tenemos una situación compleja -porque el territorio ancestral Mapuche es arrasado y las fuentes de agua se han secado-esa problemática nos remite a buscar dónde está el contenido para resistir. Está en nuestra cultura, en nuestra lengua y eso ha generado un despertar, un movimiento nacional por la recuperación de la cultura. Es un trabajo mancomunado a partir de los colectivos, de mujeres y hombres que resisten con sus saberes, y en instalarse en espacios de la otra cultura.

FSJ: Usted y otros representantes de movimientos mapuches criticaron la creación de la Academia de la Lenguas Indígenas porque no hubo participación, ni consulta de los pueblos indígenas. ¿Qué tanto puede avanzar el pueblo Mapuche en sus demandas lingüísticas, y culturales en el marco de un indigenismo de Estado?

ELA: Siempre estamos chocando con el indigenismo de Estado porque establece las barreras para ejercer el derecho. La academia fue impulsada por el Estado desde la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (Conadi) ellos llevaron su gente y su plan para crear la academia.

En nuestra opinión, la lengua pertenece a un colectivo y pertenece una comunidad. Por eso es al pueblo al que le corresponde definir el futuro de su idioma, no al Estado. Esto ocurrió hace tres años pero el proceso ahora es un poco más participativo.

Nosotros insistimos en que la academia debe ser de derecho público porque el grupo actual que la creó es dueña de ella y puede decidir sobre el idioma. El idioma pertenece a un colectivo, tiene que ser de derecho público, no puede pertenecer a un grupo; además, si es público el Estado debe financiarla. La academia debe generarse a partir de un proyecto de ley que incluya al pueblo Mapuche para decidir sobre el futuro de la lengua. Hemos conversado con el ministro de educación, el fondo del problema es jurídico y político.

FSJ: ¿Qué espacio de participación tienen las personas que no son indígenas «puros», pero que se identifican como indígenas pues tienen varios ancestros. Incluyen ustedes a estas personas o es una lucha entre Mapuches «puros» y los chilenos que se identifican como descendientes de europeos?

ELA: Es bueno problematizar el tema de la identidad porque la identidad no es única. La antigua teoría respecto al indígena, esencializaba el tema de identidad y de cómo debía ser un indígena. En Chile se instaló muy fuerte la diferencia entre indígenas y españoles, los chilenos sí se consideran de origen español.

La historia del racismo tan fuerte no ofreció la posibilidad de consolidar un grupo mestizo. En Chile, eres indígena o español; el sistema colonial se estableció, de esa manera, y la gente lo reproduce. A raíz de ese conflicto, poetas mapuches consideran que los chilenos deben reconciliarse y valorar su «morenidad». El problema de este país es que no tiene una identidad definida.

¿De dónde salieron los chilenos? La historia colonial es muy fuerte. De la violación de las mujeres indígenas por parte de los españoles se fue conformando la población, las colonias españolas, alemanas e italianas, son posteriores.

El sistema colonial y el racismo implantado hicieron prevalecer el cristianismo y su idea de mujer, esto fue instalado en la conciencia del chileno. Es muy difícil derribar esa mentalidad, es necesario que mire su «morenidad», que se estudien lenguas indígenas para que se valore el conocimiento de una manera distinta. El pueblo Mapuche ha construido sus saberes en resistencia cultural permanente.

Uleci antv.El futuro

FSJ: Durante el anterior periodo presidencial no mejoró la situación de la población Mapuche. ¿Esperan más del continuismo por parte de Michelle Bachelet o un mejor escenario?

ELA: Ha habido algunos gestos en estas semanas de gobierno y sí esperamos mejoras con ella en el tema de las lenguas indígenas pues no avanzamos nada con el expresidente Sebastián Piñera pues se redujo la política cultural y no apoyó el trabajo de la resistencia lingüística.

Ahora estamos a la espera y una de las propuestas de Bachelet es crear el Ministerio de Asuntos Indígenas; eso implica reconocer el derecho de los indígenas y está en la agenda el tema de cambiar la constitución, pero la cuestión es cómo se implementa. Lo más importante sería reconocer nuestros derechos políticos y reconocer los derechos colectivos de los pueblos, tener parlamentarios, tener representatividad política para tomar decisiones propias.

FSJ: ¿Tienen algún tipo de alianza con movimientos de izquierda y con el movimiento estudiantil que aporte en la defensa de la causa Mapuche y de otras naciones indígenas de Chile?

ELA: Los estudiantes tienen una visión transformadora. En ese contexto, tienen apertura y a inicios del 2011 se generó una federación de estudiantes mapuches, pero con el gobierno de Piñera no pasó a más. Ahora el movimiento se está reconfigurando, y por otro lado, la resistencia del Mapuche contra los megaproyectos ha sensibilizado a la academia.

Esto le da la posibilidad a los estudiantes de estudiar la lengua y la cultura, abriendo espacio para abordar el tema y produndizar sobre la cuestión indígena. Consideramos que tenemos que crear la universidad intercutural para los pueblos indígenas y para vincular el trabajo de la juventud. Siempre se han buscando alianzas con movimientos sociales, estudiantiles y otros grupos organizados.

Fernanda Sánchez Jaramillo, periodista y magíster en relaciones internacionales.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.