La izquierda abertzale ha cumplido con las obligaciones de una ley en cuyo proceso de elaboración no ha tomado parte y que no se corresponde con su forma de entender la democracia. Ha cumplido la Ley de Partidos, una norma aborrecible, a través de la tramitación de una nueva sigla. El partido Abertzale Sozialisten Batasuna […]
La izquierda abertzale ha cumplido con las obligaciones de una ley en cuyo proceso de elaboración no ha tomado parte y que no se corresponde con su forma de entender la democracia. Ha cumplido la Ley de Partidos, una norma aborrecible, a través de la tramitación de una nueva sigla. El partido Abertzale Sozialisten Batasuna (ASB) es la plataforma política con la que este sector aspira a trabajar por vías exclusivamente pacificas y políticas en la búsqueda de un escenario sin violencia de ningún tipo.
ASB es el partido con el que la izquierda abertzale se propone insistir en la vía marcada en Anoeta y concretada en Uztaritze y en Anaitasuna. Es su instrumento para habilitar un diálogo que permita despejar las dos grandes incógnitas que pesan sobre el escenario: cómo se garantiza que los vascos y las vascas puedan elegir y qué fórmulas se habilitan para que ese derecho envuelva al conjunto de este país.
Eliminar los vetos, las prohibiciones, las ilegalizaciones, las marginaciones del escenario político es una exigencia democrática. No hay que ver un ejercicio de victimismo en la reclamación de un marco de derechos y garantías que, cuando exista en Euskal Herria, será para beneficio de toda la ciudadanía y de todos los proyectos políticos.
Para los partidos que propugnan un apego manifiesto al actual marco político, sea cual sea su ideario, el cumplimiento de la ley es la base sobre la que asentar la relación política. La izquierda abertzale, ASB ha cumplido la Ley de Partidos. PP-PSOE asentaron el apartheid político en la era Aznar y en la era Zapatero esa norma antidemocrática sigue ejerciendo un tutelaje inaceptable sobre la vida política. Pese a todo, ASB acudirá mañana a la cita con la Sala del 61 del Tribunal Supremo español para alegar ese cumplimiento estricto de la ley y reclamar su inscripción definitiva, trámite del que depende para concurrir a las elecciones.
Sin embargo, las posibilidades de que esa sigla esté en las urnas el 27 de mayo es remota, y hasta hay serias dudas de que puedan hacerlo las agrupaciones de electores. Ayer concluyó el plazo para avalar esas candidaturas, y se superó con creces el listón de las 30.000 firmas requeridas. La izquierda abertzale, una vez más, ha cumplido a pies juntillas lo que marca la ley. No cabe exigirle más, no al menos mientras el Gobierno español no respete la voluntad de quienes respetan la ley.