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Zapatero abandonó el sueño imperialista de su antecesor y puso una vela a Dios y otra al Diablo

Riesgo de atentados

Fuentes: Rebelión

El Sr. Aznar arrastró a España a la guerra de agresión de los Estados Unidos y el Reino Unido contra Irak. Poco después el PP perdió las elecciones por esta acción ilegal y perjudicial para España. Pero la cuenta aún no está saldada. Cientos de miles de muertos, millones de refugiados, un país arrasado en […]

El Sr. Aznar arrastró a España a la guerra de agresión de los Estados Unidos y el Reino Unido contra Irak. Poco después el PP perdió las elecciones por esta acción ilegal y perjudicial para España. Pero la cuenta aún no está saldada.

Cientos de miles de muertos, millones de refugiados, un país arrasado en cuatro años (y sigue sumando) exigen que la foto de las Azores se repita, esta vez con los mismos protagonistas en el banco de los acusados ante un tribunal por crímenes contra la Humanidad.

El presidente Zapatero evitó a España el hundimiento moral y el fracaso político y militar que Estados Unidos se ha buscado en Irak. Más acorde con su peso internacional y con la vieja táctica de poner una vela a Dios y otra al diablo, abandonó el sueño imperialista de su antecesor y se limitó a lanzar al mundo una propuesta de Alianza de Civilizaciones y a enviar tropas a Afganistán y a Líbano.

La propuesta estaba marchita antes de nacer. Es un misterio que sus asesores sigan cobrando su sueldo a pesar de que no le advirtieron de que 1.000 millones de musulmanes no están de humor para escuchar sus palabras conciliadoras cuando las bombas judeo-cristianas matan a diario a sus hijos camino del colegio. A las tropas tampoco les han ayudado sus discursos sobre la paz internacional y la ayuda a las poblaciones afectadas para protegerse de los ataques de que han sido objeto por parte de esa misma población.

El Sr. Zapatero es realmente más simpático que el Sr. Aznar. Lo malo es que los tiempos en que los europeos daban un collar de cuentas de cristal y una Biblia a las razas inferiores, mientras les robaban sus riquezas y las convertían en esclavas, se han terminado. Mala suerte, ha hecho usted un intento, pero los occidentales ya no pueden hacer lo que quieran con los desheredados de la tierra, con o sin autorización de la ONU, principalmente porque está desacreditada ante éstos.

Por favor, no me entienda mal, no renuncie a sus dotes de comunicador, las va a necesitar. Ahora toca a los presidentes europeos explicar a sus ciudadanos que sus ejércitos y multinacionales han estado matando, expoliando y destruyendo durante años en países árabes y musulmanes, directamente y también mediante su apoyo a Israel en su genocidio de los palestinos.

Esos ciudadanos han estado engañados, esto no podía salir gratis eternamente. Muchos de ellos están hartos de esta política imperialista extemporánea, al parecer dictada por Dios al jefe de los ejércitos cruzados, George Bush. Las víctimas les están abriendo los ojos a bombazos. No podía ser de otra manera: quien mata por la espada, por la espada morirá.

La cosa no va nada bien y puede ir mucho peor, pero quizás se puede aún sacar provecho: cada atentado devuelve a los imperialistas sus ataques previos y humaniza a los verdugos al hacerles sufrir el dolor de las víctimas. De no ser por su venganza, Occidente seguiría produciendo víctimas indefinidamente, eso es lo que trae la guerra sin fin contra el terror.

* Agustín Velloso Santisteban es profesor de la UNED