Las políticas esgrimidas hoy desde el Estado español a partir de las declaraciones de sus ministros tienen más que ver con las que podrían poner en práctica ministros del antiguo régimen (1939-1975)
El conflicto político vasco ha sido noticia por nuevos y lamentables episodios de violencia. Las víctimas son el resultado de la incapacidad política de buscar la solución al contencioso y la irracional violencia de ETA. En este sentido, la misma debe ser condenada rotundamente, al menos así lo creemos quienes entendemos que se deben defender sin restricciones los derechos humanos de todos y todas, como así también que la única forma de arribar a una solución definitiva del contencioso político vasco será por medio de la puesta en marcha de una mesa de diálogo político sin restricciones.
Los periódicos y demás medios han informado en detalle sobre estos lamentables acontecimientos, y de todas las apreciaciones sobre el tema surgen, a mi criterio, las poco felices declaraciones de un ministro del Estado y de su colega de la Comunidad Autónoma Vasca, los cuales argumentan entre sus consideraciones: «Que la única estrategia desde el Estado para finalizar con ETA es la represión», «que no habrá final dialogado», «que los perseguiremos con la ley, la acción policial y la colaboración internacional», «que Batasuna nunca será legalizada aunque condene la violencia».
Estos funcionarios con responsabilidades de gobierno tanto en el Estado como en la CAV no parecen pertenecer a un partido progresista como se supone que debe ser el socialismo, fuerza histórica nacida al calor de las reivindicaciones y luchas de los más desprotegidos, víctimas éstos de las políticas conservadoras dominantes hacia fines del siglo XIX; partido que, además, ha acompañando históricamente todos los procesos de liberación nacional y social que tuvieron lugar en el mundo durante el siglo XX.
Quiero imaginar que estas propuestas de resolución de un conflicto no forman parte del decálogo del socialismo del siglo XXI, como así también que la única respuesta de un gobierno democrático no se encuadra en los eslóganes esgrimidos por estos ministros, lo cual no hace más que degradar la calidad de la democracia española y vasca.
Humildemente, como socialdemócrata, sugiero a estos altos funcionarios de los gobiernos español y vasco prestar atención a lo sucedido en Irlanda, donde un día tanto británicos como irlandeses llegaron a la feliz conclusión de que el conflicto por la vía militar sería interminable y que la única solución era dialogar. Con muchos esfuerzos y los rituales necesarios, avances y retrocesos, se pudo comenzar a transitar un sendero de solución al conflicto irlandés. En tal sentido, las políticas esgrimidas hoy desde el Estado español a partir de las declaraciones de sus ministros tienen más que ver con las que podrían poner en práctica ministros del antiguo régimen (1939-1975) que con la vocación democrática de un estado que se precie de tal. La democracia se fundamenta a partir de la instrumentación del dialogo y búsqueda de consensos, y de garantizar desde el estado los derechos de los ciudadanos. En tal sentido, señores Rubalcaba y Ares, nunca hay que dejar de lado la posibilidad de retomar el camino del diálogo.
http://www.gara.net/paperezkoa/20090813/151665/es/Rubalcaba-Ares-ministros-antiguo-regimen