El 19 de agosto del 2020 el Presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez lanzó desde su cuenta en la red social Twitter un inesperado tuit. La imagen que lo acompañaba contiene fotografías de algunas de las aves endémicas de Cuba como el Tomeguín del Pinar (Phonipara canora), el Catey (Psittacara euops), el Negrito (Melopyrrha nigra), la […]
El 19 de agosto del 2020 el Presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez lanzó desde su cuenta en la red social Twitter un inesperado tuit. La imagen que lo acompañaba contiene fotografías de algunas de las aves endémicas de Cuba como el Tomeguín del Pinar (Phonipara canora), el Catey (Psittacara euops), el Negrito (Melopyrrha nigra), la Cotorra Cubana (Amazona leucocephala leucocephala) (subespecie endémica), y otras aves migratorias bien conocidas por los cubanos como la Mariposa (Passerina ciris) y el Azulejo (Passerina cyanea). En un mensaje en letras negras se leía: “Mejor volando. No al contrabando de especies de aves silvestres en Cuba”. Además, escribió: “Defender nuestra Patria es también proteger su fauna y su flora. Debemos enfrentar las ilegalidades que atentan contra la flora y la fauna”. El mensaje era claro. Las especies que allí se mostraban son en efecto, las que más comúnmente vemos en jaulas por las ciudades y campos del archipiélago.
Defender nuestra Patria es también proteger su fauna y su flora. Debemos enfrentar las ilegalidades que atentan contra la flora y la fauna. NO al contrabando de aves silvestres! #SomosCuba pic.twitter.com/2PUfRyYgu3
— Miguel Díaz-Canel Bermúdez (@DiazCanelB) August 19, 2020
En el contexto de las más recientes acciones por la conservación de la naturaleza en Cuba, este tuit tiene como antecedente una declaración conjuntahecha por la Sociedad Cubana de Zoología, la Sociedad Cubana de Botánica, la Fundación Ariguanabo y la Fundación Antonio Núñez Jiménez. Firmada en La Habana el 10 de agosto del 2020 por los presidentes de dichas organizaciones de la sociedad civil cubana, en ella se establecen una serie de puntos claves que diagnostican el estado actual de la conservación de la naturaleza en la Isla, y tiene como objetivo contribuir a perfeccionar las acciones para mantener y mejorar el estado actual de los recursos naturales y la biodiversidad en el país. El pronunciamiento es un punto de partida fundamental para la lucha contra uno de los más importantes peligros que afectan a la naturaleza cubana: la caza, recolecta, captura, uso y comercio ilegal de aves dentro del territorio nacional.
Un amplio número de regulaciones vigentes en la Legislación cubana tratan el tema de la conservación de la naturaleza. La Ley 81 (Ley de Medio Ambiente), establece en el Título VI, Capítulo 2 “Protección y Uso Sostenible de la Diversidad Biológica”, artículo 85 que: “Las especies de carácter endémico, aquellas cuya supervivencia se encuentre amenazada, en peligro o en vías de extinción o las que tengan alguna especial connotación y los ejemplares representativos de los diferentes tipos de ecosistemas, así como sus recursos genéticos serán objeto de especial protección por el Estado, lo cual incluye el establecimiento de rigurosos mecanismos de regulación, control, manejo y protección que garanticen su conservación y uso racional”. Más adelante, en el Capítulo 6 “Flora y Fauna Silvestre”, artículo 115, inciso c, se establecen cuáles son las especies de flora y fauna silvestre que pueden ser objeto de caza, pesca o recolección, las que pueden ser objeto de manejo y las vedas temporales o permanentes; mientras que en el inciso e, se establece la protección especial de las especies amenazadas o en peligro de extinción, con el objeto de recuperar y estabilizar sus poblaciones. La mencionada ley ampara a la Resolución 160 /2011 del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente de la República (CITMA) que contiene las principales regulaciones para el control y la protección de especies de especial significación para la diversidad biológica en el país. Además, la Ley Forestal No. 85 /1998 establece entre sus objetivos específicos: “Conservar los recursos de la diversidad biológica asociados a los ecosistemas forestales y regular el uso y aprovechamiento de los recursos no madereros del bosque”. Por último, la Ley 21/1979(Código Penal) recogía en su Capítulo XXIII “Caza Ilícita”, artículo 294: “El que cace especies en época de veda o en lugares prohibidos, o con armas o trampas no permitidas, o infrinja de cualquier otro modo las disposiciones legales sobre la materia, incurre en sanción de multa hasta doscientas setenta cuotas.” Sin embargo, en la Ley 62/1987 (Código Penal vigente) no aparece este artículo referente a la caza ilícita, pero si aparecen conductas como la actividad económica ilícita, el contrabando y la receptación, que pueden relacionarse con el comercio ilegal de especies. Aun así, se siguen violando continuamente la mayoría de estas disposiciones oficiales.
A finales del mes de marzo el Consejo de Ministros aprobó un plan gubernamental que pretende dotar de mayor coherencia al sistema de enfrentamiento institucional, donde se ejecuten una conjunción de medidas administrativas, de regulación, control y operativas. Así se pretende alcanzar mayor integridad y eficacia en la prevención y enfrentamiento a los delitos e ilegalidades que atentan en contra de los recursos naturales. En esa fecha, el Presidente de la República fue muy directo: “Vamos a ordenar todo esto, y hay que hacerlo con la manga al codo”. Fue enfático al señalar que existen ilegalidades que han estado a los ojos de todos, se han ido convirtiendo en cosas normales y no se ha actuado. Aun así, se siguen violando continuamente la mayoría de estas disposiciones oficiales.
Las aves cubanas no son solo aquellas que se encuentran únicamente dentro de las fronteras del archipiélago y no habitan en otro lugar del planeta (nuestros endémicos), sino que el término hace referencia a toda especie que esté presente todo el año, sea residente temporal, o sea transeúnte en nuestro país. A nuestro juicio, la causa de que se nos haga “normal” ver aves enjauladas en las casas o siendo vendidas en los parques, tiene un origen diverso. En casi cualquier paisaje cubano es frecuente encontrar individuos adultos, jóvenes e incluso niños en bicicletas con jaulas; sobre todo durante los períodos de migraciones anuales, cuando miles de ejemplares de múltiples especies de aves llegan a Cuba a partir del final del verano, para pasar el invierno, o en otros casos reponer fuerzas para seguir hacia otras tierras al Sur. Estos individuos aprovechan el conocimiento transmitido durante décadas de caza y la impunidad de sus actos, para capturar a machos y hembras de las más llamativas especies, algunas de las cuales ya se mencionaron. Constituye una “suerte” de tradición en la que los muchachos generalmente se inician sin conocer el enorme daño que ocasionan dentro de los ecosistemas cubanos y regionales.
En la mayoría de las ocasiones se capturan individuos machos, ya que en las aves, por lo general, estos presentan los plumajes más llamativos, sumado a melodiosos cantos, muchas veces únicos e irrepetibles. La captura representa una fuerte presión sobre las poblaciones de las especies, que ven reducido el número de individuos de este sexo, comprometiendo la temporada reproductiva a su regreso a sus sitios de anidación. Los captores usan los más variados métodos, que van desde poner aves señuelos en jaulas trampas, o reproducir el canto de la especie a capturar haciendo uso de bocinas. Más recientemente estos han hecho uso del montaje de redes de niebla, cuyos finos hilos son casi imperceptibles para estos animales, y son empleadas en trabajos de investigación por técnicos y científicos de todo el planeta. Dichas redes manipuladas sin conocimientos básicos hace que muchas aves mueran, resulten mutiladas, o pierdan una parte considerable de su plumaje durante el proceso de extracción de la red, y el traslado hasta su destino final.
Sin embargo, las aves que nos visitan no son las únicas afectadas. Las poblaciones de la Cotorra Cubana y el Catey, únicos dos representantes vivos y autóctonos del Orden Psitaciformes (cotorras y pericos) en nuestro país, han sido también diezmadas por la acción del hombre. La afectación principal proviene de la destrucción de los sitios que usan para anidar y de la continua captura de sus pichones para ser vendidos como aves de jaulas. Estas especies solo son capaces de anidar en oquedades de árboles, mayormente abiertos, elaborados y abandonados por Pájaros Carpinteros, y que son aprovechados además, por muchas otras aves como los Sijúes cotunto y platanero (Margarobyas lawrencii y Glaucidium siju, respectivamente), Cernícalos (Falco sparverius) y Tocororos (Priotelus temnurus). El afán de obtener portentosas ganancias provenientes de la caza ilegal lleva a los cazadores, en muchas ocasiones, a derrumbar estos árboles, con la consiguiente muerte de los pichones (8 de cada 10 pichones mueren en el proceso de captura y transporte) perdiéndose además un futuro nido. También son perseguidas otras especies de atractivo canto como el Ruiseñor (Myadestes elisabeth), el Sinsonte (Mimus polyglottos), el Negrito, los Tomeguines del Pinar y de la Tierra (Tiaris olivaceus). Así como rapaces capturadas para técnicas de cetrería, para exhibición o para usarlas para tomarse fotos junto a ellas, ya sea por privados o en ocasiones por empresas estatales asociadas al turismo. En esta lista entran el Cernícalo (Falco sparverius), el halcón peregrino (Falco peregrinus), los gavilanes de monte (Buteo jamaicensis) y colilargo (Accipiter gundlachi). Algunas de estas aves están protegidas por CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de la Flora y la Fauna), de la cual Cuba es signataria, o se encuentran bajo alguna categorías de amenaza de la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza).
¿Si la normativa para la protección existe, por qué no se toman medidas más eficaces y ejemplarizantes con los infractores?
El aparentemente generalizado desconocimiento, por parte de la Policía Nacional Revolucionaria, de que la tenencia y captura de estas aves constituye un delito; el poco personal que el Cuerpo de Guardabosques del Ministerio del Interior tiene disponible para las múltiples tareas que enfrentan a diario; la ausencia o presencia casi nula de los inspectores ambientales, la apatía de algunos tomadores de decisiones a distintos niveles del gobierno; así como la falta de educación y concientización al respecto en centros educativos del país y de la población en general; son algunos de los factores que inciden de manera negativa y que propician que la situación empeore cada año. Son muchas las aves capturadas, incluso desde que son pichones, sin saber o importarle, a la mayoría de quienes las cazan o compran, cuántos ejemplares mueren en el proceso. Para nuestra fortuna todo esto parece estar cambiando y ojalá que así sea. Y ahí radica la importancia de la declaración conjunta realizada por estas sociedades y ONGs.
En un hecho inédito en la actualidad nacional, han decidido acompañar al gobierno cubano en la implementación de un Plan Gubernamental para prevenir y enfrentar los delitos e ilegalidades que afectan los bosques, la flora y la fauna silvestre cubana, así como otros recursos naturales. Pretenden trabajar en “el fortalecimiento de los mecanismos necesarios para contribuir a prevenir, combatir y erradicar la captura, recolecta y comercio ilegal de especies de la vida silvestre, mediante el diseño de nuevas estrategias para la vigilancia, detección y denuncia de estos hechos, así como la aplicación rigurosa de la legislación y disposiciones jurídicas pertinentes” y “contribuir a enriquecer y ampliar en nuestra población los conocimientos y valores de nuestra biodiversidad, y los peligros que ésta afronta”, entre otras acciones decisivas en el ámbito de la conservación de nuestra naturaleza.
Cuba necesita de estas acciones, de la gestión gubernamental y de la gestión ciudadana. Los recursos naturales son nuestra verdadera riqueza como nación y son insustituibles. No solo es un deber ciudadano contribuir al óptimo desarrollo de estas acciones, informarse debidamente o participar de forma activa en el desarrollo de acciones de conservación, sino que como se plantea en la Declaración, es además “un principio ético básico de cualquier sociedad que contemple en su modelo de desarrollo y economía, el uso sostenible de los recursos naturales, particularmente la biodiversidad”. Debemos comprender y apreciar que el patrimonio natural cubano es uno de los legados más importantes que recibimos de nuestros ancestros, que debe perdurar como herencia de infinita cubanidad y soberanía en las nuevas generaciones de cubanos. Debe ser protegido hoy como nunca antes, debido a las múltiples amenazas que recibe. Por estas cuestiones se hace necesario un mayor acercamiento de los ciudadanos a cuestiones tan básicas como el cuidado del ambiente, el que pasa no solo por acciones tan simples como el no tirar basura en nuestras ciudades, campos, ríos y mares, sino por el deber diario de exigir a nuestras instituciones y conciudadanos el derecho a tener un patrimonio natural cuidado y conservado.
Constituye nuestra obligación moral acompañar el desarrollo de estos eventos. Cada acción por pequeña que sea, cuenta. Denunciemos lo que a la vista de todos está mal hecho. Lo que ha constituido por décadas un peligro continuo a nuestra riqueza natural y biológica. Aún falta mucho por hacer y depende de nosotros todos. No tenemos el derecho de enjaular sus alas. ¡Mejor libres, mejor volando!
Para contactar al autor: [email protected]
Yibril Massip Veloso. Maestro en Ciencias en Biodiversidad y Conservación de Ecosistemas Tropicales, Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, México (2019).
Sergio L. del Castillo Domínguez. Maestro en Ciencias en Ecología del Comportamiento y Manejo de Fauna Silvestre, Universidad de Dijon, Francia (2019).