Salvador López Arnal (editor), Conversaciones con Eugenio del Río. A propósito del libro De la indignación de ayer a la de hoy, Ediciones del Genal, Málaga, 2015. El libro se abre con la siguiente dedicatoria: A quienes combatieron contra el fascismo hispánico con enormes riesgos, a costa a veces de sus vidas, y siempre con […]
Salvador López Arnal (editor), Conversaciones con Eugenio del Río. A propósito del libro De la indignación de ayer a la de hoy, Ediciones del Genal, Málaga, 2015.
El libro se abre con la siguiente dedicatoria:
A quienes combatieron contra el fascismo hispánico con enormes riesgos, a costa a veces de sus vidas, y siempre con una enorme generosidad.
A quienes, en condiciones radicalmente diferentes, prosiguen hoy la acción contra la injusticia y por la igualdad con el mismo espíritu solidario.
Y con una cita:
«Toda ortodoxia reposa sobre convenciones, y la primera de todas es que hace falta alinearse con las ideas de la mayoría o de un jefe. Y, una vez que esta mayoría o este jefe se han pronunciado, hay que apoyar sus ideas so pena de ser excluido de la comunidad» (Jean Grenier, Ensayo sobre el espíritu de ortodoxia).
El índice:
Presentación. Eugenio del Río.
I. «La indignación de ayer y la de hoy tienen en común muchos rasgos, el principal es el anticapitalismo».
II. «Bajo el rótulo del socialismo hemos conocido revoluciones modernizadoras, que trataban de sacar a sus países del atraso».
III. «La fascinación por la experiencia china se veía facilitada por el desconocimiento que teníamos de su propia realidad; también por el carácter tan radical de la retórica maoísta».
IV. «Hay cosas que tenemos derecho a hacer pero que sabemos que no debemos hacer: el previsible carácter pernicioso de sus efectos es superior al de los bienes que se pudieran alcanzar».
V. «Las organizaciones jóvenes del último antifranquismo cometimos el error de concebirnos como partidos políticos»
VI. » Mis reproches han solido referirse, y en esto no he cambiado de opinión, al determinismo económico característico del marxismo como ideología».
VII. » Todas las generaciones buscan algo a lo que referirse en el pasado, situarse en un espacio histórico, si bien en la juventud actual la desconexión con el pasado es mayor que en generaciones anteriores».
VIII. » En general, en las variantes del socialismo y del comunismo ha predominado ampliamente una tradición racionalista».
IX. » Afortunadamente los derechos y las libertades individuales han ido ganando terreno en las conciencias».
X. » Coincido con Camus cuando aconseja liberarse de la nostalgia de un paraíso terrestre que nunca existió».
XI. «En la Europa de los años sesenta y setenta, nos identificábamos como revolucionarios y queríamos serlo de verdad».
XII. «Es lícito rebelarse mediante el uso de la fuerza frente a situaciones opresivas extremas o violaciones graves y persistentes de los derechos humanos».
XIII. «Una cosa es coincidir con Marx en tales o cuales aspectos, o que te parezcan muy atinadas algunas de sus ideas, y otra distinta identificarse como marxista».
XIV. «Ha sido, está siendo, un período de vértigos en el que se hace precisa una profunda renovación política e ideológica».
XV. «El capitalismo, en tanto que dinámica económica, siempre tiende al exceso; está en sus genes».
XVI. «Veo muchas cosas positivas en los movimientos indígenas. Así, su lucha contra la etnización de la pobreza y contra el racismo».
XVII. «La democracia, que no es gastar el tiempo sin obtener ningún resultado, requiere debatir con la finalidad de llegar a acuerdos».
XVIII. Hay odios que nos empequeñecen y degradan. Pero hay conductas odiosas y personas odiosas que merecen ser odiadas».
XIX. «Está bien tener criterios independientes, pero que lo sean no hace siempre buenos a los criterios. Hacían falta ideas para sacar a China del atraso y ahí fracasó Mao».
XX. «Un antiliberalismo, en bloque y elemental, sigue teniendo peso en la izquierda».
XXI. «Según Sabino Fernández Campo, Juan Carlos empezó por celebrar la tentativa golpista».
XXII. «Esta sociedad ha reaccionado contra las políticas de austeridad, la arrogancia, el enclaustramiento, la ineficacia de las élites políticas y la corrupción».
Epílogo. Salvador López Arnal
La presentación de Eugenio del Río
«El 24 de mayo de este año pronuncié una conferencia en València sobre las transformaciones operadas en el último medio siglo en los marcos ideológicos de las izquierdas alternativas.
Los temas abordados eran en buena medida los que había desarrollado en un libro titulado De la indignación de ayer a la de hoy. Transformaciones ideológicas en la izquierda alternativa del último medio siglo en Europa occidental (Madrid: Talasa Ediciones, 2012).
Son cinco décadas en las que he vivido desde dentro esas vicisitudes. En la historia de la humanidad, medio siglo no es nada; en la vida de una persona es bastante.
Ha sido un tiempo ideológicamente muy intenso. Llama la atención que en ese período se hayan podido producir tantos y tan acusados cambios en las mentes de personas y movimientos deseosos de mejorar la sociedad y el mundo.
Respecto a otros libros míos he solido recomendar que cada cual escogiera el orden de la lectura que le resultara preferible. En este tal cosa no es aconsejable. El libro, al igual que la conversación aquí recogida, sigue un orden estrictamente cronológico. Es difícil entender muchas cosas sin tener en cuenta los hechos que las precedieron.
Quienes hemos vivido estos años, sus continuidades y sus discontinuidades, estamos atrapados por una dificultad. Sabemos que tenemos el deber de transmitir los avatares de nuestro itinerario. Quienes hemos sido participes contamos con una masa de informaciones que quienes vienen después no podrán reunir. Pero, a la vez, nos percatamos continuamente de que es muy ardua la tarea de tratar la historia de las ideas, incluso de la reciente, cuando muchas de las referencias se han desvanecido y no obran en poder de las últimas generaciones.
Para colmo, nosotros mismos nos traicionamos a menudo. Escarbar en nuestro pasado es duro, máxime cuando hay en él aspectos que no nos gustan. De ahí el peligro de refugiarse en el autoengaño, de edulcorar aquellas aristas menos satisfactorias.
Pocos días después de la conferencia se puso en contacto conmigo Salvador López Arnal, pensando que en las cuestiones consideradas -en la conferencia y en el libro- había materia para una entrevista, que sería publicada en la web rebelión.org.
Acepté con mucho gusto, pero antes de llevar a cabo la entrevista, Salvador pensó, con buen criterio a mi parecer, que una única entrevista podía quedarse corta habida cuenta de los asuntos de los que había que hablar, de manera que me propuso que nos fuéramos deteniendo en los distintos capítulos del libro en sucesivas entrevistas.
Ahí dio comienzo una larga conversación electrónica cuyo resultado está en estas páginas. En ellas se recogen todas las entregas que se han ido publicando semanalmente en www.rebelión.org desde comienzos de junio hasta finales de diciembre.
Tengo que agradecer a Salvador López Arnal su amable y cordial disposición, elaborando los cuestionarios con sagacidad y estirando de mis respuestas, con mucho tino, para profundizar en los problemas implicados.
Ha sido un motivo de satisfacción realizar esta labor con alguien con quien compartí la pertenencia al Movimiento Comunista hace muchos años. Vaya para él mi gratitud por su perspicacia y su dedicación».
Fechada el 23 de diciembre de 2014. El epílogo de Salvador López Arnal
«Ha sido un honor para mí, todo un honor. Más allá de acuerdos o ligeros desacuerdos, todas las conversaciones que he mantenido a lo largo de este medio año con el que fuera secretario general del MC, un partido en el que milité de joven, me han enseñado y me han hecho reflexionar. Mucho, más de lo que pensaba inicialmente. Gracias por ello.
Eugenio del Río, cuyo obra lamentablemente no conozco en su totalidad y de la que en su momento me habló Francisco Fernández Buey a propósito del viejo Marx, piensa con cabeza propia y lo hace muy bien en mi opinión. Con claridad, profundidad y distinción cartesianas. No sigue, hace todo lo posible por no seguir, caminos trillados, comunes y, en la mayor parte de las ocasiones, poco significativos. Dice, sin miedo, con valentía, con coraje político-intelectual, aquello que ha estudiado, piensa y siente. No hace falta seguirle, por supuesto, en todas sus conclusiones. No nos lo pide. La riqueza, la ganancia, como suele decirse ahora, está en el camino, en los argumentos que despliega siempre. No hay dogmas, hay posiciones justificadas.
No se corta ni un pelo además y esto está mejor que bien.
Sin ser representante de nadie, de ningún colectivo, sus posiciones muestran la evolución político-filosófico y cultural de un sector de la izquierda radical hispánica que, a diferencia de otros grupos y ciudadanos, no ha llegado a la conclusión, a la falsa, interesada y cómoda conclusión, que éste es el mejor de los mundos posibles. Lejos, muy lejos, ese falso y cómodo cáliz de su pensamiento y acción.
No oculto tampoco, el lector/a lo habrá observado rápidamente, que he hecho todo lo posible para que la conversación se alargara más allá de lo posible. Me hubiera gustado seguir. Me he quedado, estoy un poco huérfano. Pero de nada en demasía dijo el clásico y a los clásicos, sin leerlos al pie de la letra, siempre hay que tenerlos en cuenta.
Leí de joven materiales y panfletos (en el mejor sentido de la palabra, que lo tiene) de Eugenio. Con su firma o sin su firma; algunos de ellos los conservé durante años en un archivo personal. Pero vi a Eugenio sólo en una ocasión, en un congreso del MCC celebrado en Barcelona a mediados de los ochenta (acaso en 1985, o tal vez en uno celebrado en 1983, dos años antes). No llegué a saludarle, no nos conocemos personalmente. No recuerdo, lo confieso con cierto sentimiento de culpa, ninguna de sus intervenciones en aquellas jornadas en las que los militantes participantes se expresaban en las diversas lenguas de nuestro país de países como la cosa más natural del mundo. Recuerdo, en cambio, que en la fiesta que acompañó al congreso intervino, no con algún discurso, no era lugar apropiado desde luego, sino tocando el contrabajo en una fiesta nocturna, en la que tocó una banda de jazz (dixieland) que, según me ha apuntado él mismo, «tuvo la bondad, y la audacia, de invitarme a acompañarles».
Esa imagen se ha quedado fija en mi retina y me parece una excelente forma de recordar a Eugenio y a aquellos años de lucha y resistencia. De un tiempo, de un país y de gentes generosas que hicieron todo lo posible para que este, nuestra nación de naciones, y el mundo en general, fuera más humano, más solidario, más justo, más equitativo. Gentes, todos ellas, que siguen intentando mejorar nuestra difícil situación y que suelen ignorarse.
PS. Los hechos -datos, informes, documentos, experiencias, experimentos, fotografías,…- pueden confirmar o refutar teorías, conjeturas o recuerdos. Un ejemplo de lo primero:
Autor: Lluis Salom
El epílogo está fechado en Barcelona, el 26 de diciembre de 2014.
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