“El anarquismo es la más alta progresión del pensamiento humano. Es una consecuencia lógica de las diversas fases que, a través del tiempo, han tenido las ideas pasadas por el cedazo del pensamiento”.
“Cumplamos nuestra parte del pacto, es necesario finalizar la huelga y volver a nuestros trabajos; confiar en el trabajo que han hecho los comités y si las autoridades no cumplen su parte del pacto, liberando a los presos, iremos nosotros mismos (al castillo/prisión) de Montjuïc (Barelona) a liberarlos”; y añadía Salvador Seguí Rubinat (1887-1923), conocido como El noi del sucre: “La unión de los trabajadores y la organización sindical son el único medio para la transformación social”.
Este discurso del dirigente anarquista, en la época secretario general de la CNT de Cataluña, se inserta en el contexto de la huelga general de La Canadiense, en 1919, que concluyó logrando la jornada laboral (por ley) de ocho horas.
Con estas palabras comienza, además, el tráiler del documental Salvador Seguí. Historia de un anarcosindicalista, proyectado el pasado 30 de noviembre en el Centre Cultural Octubre de Valencia, durante las XXV Jornades Llibertàries de CGT-València (Somiant mons, construint alternatives); la Fundación Seguí está difundiendo actualmente el documental, al cumplirse el centenario del asesinato de El noi del sucre por pistoleros de la patronal (del llamado sindicato libre).
En las jornadas se presentó también la exposición sobre L’univers de Salvador Seguí, a cargo de la fundación y la CGT; la muestra tiene como comisarios a Cristina Escrivà y Rafael Maestre, y como asesor histórico a Emili Cortavitarte.
Gran orador, sindicalista revolucionario y con talento para aplicar “el sentido del posibilismo en las tácticas sindicales”, la exposición destaca la siguiente reflexión de Seguí: “El anarquismo es la más alta progresión del pensamiento humano. Es una consecuencia lógica de las diversas fases que, a través del tiempo, han tenido las ideas pasadas por el cedazo del pensamiento”.
Los organizadores dedican uno de los paneles a la huelga de La Canadiense, que se prolongó durante dos meses en Barcelona y logró paralizar la ciudad; concluyó con un mitin en la plaza de toros de Barcelona, ante 20.000 personas, el 19 de marzo de 1919; en el acto Salvador Seguí aconsejó la vuelta al trabajo y, en caso de que -en 72 horas- no fueran puestos en libertad los arrestados, se declararía la huelga general indefinida.
Dada su relevancia histórica, los expositores profundizan en los detalles de la citada huelga, que tuvo como centro -en un principio- la factoría de capital inglés y canadiense Riegos y Fuerzas del Ebro (filial de Tractions Light and Power); respaldada por el proletariado de la capital catalana y el área metropolitana, en la huelga tuvo un papel destacado el Sindicato Único del Agua, Gas y Electricidad de la CNT.
A medida que pasaban los días, “siguieron uniéndose los obreros de las restantes compañías productoras y distribuidoras de energía, hasta parar toda la industria eléctrica barcelonesa, sumándose el resto de los trabajadores de las empresas catalanas”; en síntesis, informan los carteles, durante 44 días paró el 70% de la industria en la provincia de Barcelona.
Otro eje de El universo de Salvador Seguí es su asesinato, que tuvo lugar el 10 de marzo de 1923 en el barrio barcelonés del Raval, cuando El noi del sucre tenía 35 años; como consecuencia del atentado que financiaron los empresarios, murió también su compañero, de 27 años, vidriero, Francesc Comas Pagés (peronas); dos días después, las autoridades enterraron de manera clandestina los restos de Seguí, en el cementerio de Montjuïc.
En la comitiva fúnebre por el crimen de Comas Pages participaron 200.000 personas; durante el cortejo, que transcurrió entre el Hospital Clínico y el cementerio de Sants, se despidió asimismo al noi.
La exposición incluye una cronología con información biográfica de Seguí; en 1900, con 13 años, comenzó a laborar como aprendiz del que sería su oficio, pintor; dos años después fue objeto de la primera detención, cuando participaba en un piquete durante una huelga del metal (entre 1907 y 1908 estuvo también detenido “por los hechos del Teatro Condal de Barcelona”).
Se apuntan hechos como la dirección del semanario La Tramontana (1913), en el que asimismo publicaba textos el militante anarquista Anselmo Lorenzo; los años siguientes fueron de una actividad notable: participa en la “huelga del hambre” de Barcelona y en su mitin (1914); es además el año en el que la CNT sale de la clandestinidad; en 1915 es designado presidente de la Federación del Ramo de la Construcción, y se desplaza por Cataluña pronunciando mítines y conferencias.
La cronología marca 1916 como otro de los años relevantes: Salvador Seguí firma la alianza revolucionaria con la UGT en nombre de la organización anarcosindicalista (en diciembre tiene lugar una huelga general de 24 horas, y en el verano de 1917 la huelga general revolucionaria de CNT y UGT); ese año El noi del sucre se exilia a París.
El recorrido de la muestra continúa en 1918: “En el Congreso de Sants es elegido secretario de la Confederación Regional del Trabajo (CRT) de Cataluña; se recomienda la afiliación a la CNT”; en el Congreso participaron 156 delegados, que representaban a 153 asociaciones y cerca de 75.000 afiliados.
Los años 20 del pasado siglo tienen, entre otros hechos relevantes, la aplicación de la denominada Ley de Fugas de la que son víctimas (por asesinato) los reclusos anarquistas; y, hasta abril de 1922, el noi sufre el destierro en el Castillo de la Mola en Maó (Menorca).
En resumen, Salvador Seguí tuvo “una significativa participación en la mayoría de los hitos de la historia del anarcosindicalismo: creación de Solidaridad Obrera y de la CNT, huelga de la construcción de 1915, huelgas generales de 1916 y 1917, Congreso de Sants de 1918, huelga de La Canadiense, Congreso de la Comedia de 1919 o Conferencia Sindical de Zaragoza de 1922”, destaca el historiador y presidente de la fundación, Emili Cortavitarte.
El visitante de la exposición puede, además, adquirir información sobre la importancia de la prensa obrera (“sin delegados; sin intermediarios; sin representantes”).
En el caso de Salvador Seguí comenzó escribiendo, con 15 años, en el periódico El Pintor, órgano de la Sociedad de Pintores; colaboró en Solidaridad Obrera, portavoz de la CNT (1917); y –en 1922- formó parte de Cultura y Acción, de Zaragoza. Una parte no menor de sus discursos se publicaron en los periódicos de la época.
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