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Sean el ELN y la sociedad civil sepultureros del narcoestado

Fuentes: Rebelión

El despejado marxista latinoamericano, Narciso Isa Conde, analiza el triunfo electoral en República Dominicana, del Partido de Oposición, que termina con el reinado del Partido Morado, PLD-Gobierno y de paso deja trasquilado al disidente táctico del Establecimiento, el ex presidente Leonel Fernandez.

El Movimiento Multitudinario Marcha Verde, torrente político-social diverso; sobrepasó a los usurpadores y detentadores del poder, retroalimentados de la narco política y la inversión empresarial dominante en el Congreso; de conservatización pro estadounidense; en un cuadro de desolación y miseria que sobrepasa indicadores de desempleo, por la pandemia; bajo los estándares de “recuperación económica” made in USA, centrada en la explotación minera que provocaría irreparables daños al sistema de aguas del país; incidiendo en la catástrofe, ambiental, socio económica y sanitaria; proclive con la embestida “inversionista” y reconolización imperialista; de la mano con el compromiso de respaldo a Guiado y a la agresiva política de EE.UU, contra la soberanía continental y la Venezuela Bolivariana.

Resulta que en el escenario electoral en Dominicana, el presidente Daniel Medina, del partido Morado,PLD de gobierno, aspiraba a la reeleción; pero la intervención de Pompeo,Asesor de Trump, ante el panorama de desgobierno y desolación gubernamental, le hizo desistir de tal aspiración; optando por apoyar a un oscuro y desvalorizado candidato oficialista, Gonzalo Castillo, impuesto por la corriente política del presidente en ejercicio Daniel Medina (el Danielismo) y que trajo consigo la ruptura con el PLD-Gobierno, del ex presidente Leonel Fernandez, quien armó tolda aparte.

Ese apoyo al peor de los candidatos y reseñado como testaferro del Danielismo presidencial, perdió, estruendosamente, ante el candidato de la oposición conservadora, que con la ayuda del progresismo moderado y una parte de la izquierda derechizada, Luís Abinader, hijo de acaudalados empresarios, ganó la presidencia, en medio de unas elecciones realizadas en pleno pandemónium por el Coronavirus-19.

En República Dominicana la compra de cédulas, es practica delictiva ejercida por ambos partidos en contienda, el PLD y el vencedor PRM y demás partidos minoritarios. Nadie escapa. Aplica una narco guerra electoral, estimulada por la corrupción de Odebrecht y los intereses estadounidenses en la minería y recursos del aguas y gran participación del capital privado. Pese a que termina la hegemonía de 16 años de una centro-izquierda derechizada, no triunfa un programa de gobierno de inspiración popular, lo cual conlleva al despejado marxista Narciso Isa Conde a causticamente citar: “La felicidad en casa de pobre dura poco”.

Valga ese enfoque implicatorio del resultado electoral en Dominicana, para abordar la situación de ilegitimidad, desgobierno y configuración de un Narco Estado entronizado en la República de Colombia.

CARACTERISTICAS DE UN NARCO ESTADO.

Por sobradas razones Colombia se encuentra dirigido por un sub presidente.

– Si el Innombrable ataca al vocero de la oposición política, Gustavo Petro y lo tilda de “castro-chavista”, el anfitrión que recibe y atiende a tropas extranjeras, complementa, llamando al mismo opositor político, sin nombrarlo, de “neo chavista”, en escenario virtuales internacionales.

– Al acertado llamado a la desobediencia civil, impulsado ´por el dirigente de la Colombia Humana, replican las voces de tratarse de un llamado a la “rebelión”, por ignorante corifeos de un partido de gobierno, el Centro Democrático (CD), sobre el que pesa la responsabilidad política por la concausalidad del hecho punitivo de los asesinatos de lideres y lideresas sociales; así como de ex miembros de las farc, acogidos al Acuerdo de La Habana y de San Carlos.

– El legado de un Congreso dominado por el paramilitarismo, continúa dando sus frutos, de un poder de hegemonía oligárquica y contrainsurgente en Colombia.

– Una campaña electoral presidencial que consagra al improvisado y contradictorio sub presidente, permeada por dineros del narco paramilitarismo, como lo sindica el escándalo de la llamada ÑEÑE Política; significando que mantienen el mismo sistema electoral corrupto, para perpetuarse.

– La desastrosa danza de dineros públicos inyectados a las EPS de las mafias blancas detentadoras privatizadas de la Salud, en función de la fatídica Ley 100 de 1993.

– Los lavaderos de dólares en cualquiera de los estadios de la actividad económica del país, en clínicas, universidades, etc, etc.

– El Escándalo en el Fondo para el Financiamiento del Sector Agropecuario (Finagro) de dineros por el Covid-19, destinados por el Ministro de Agricultura actual, a los empresarios agrícolas, calificado como una repetición del Agro Ingreso Seguro, que tiene a un ex ministro del innombrable pagando condena.

– El destino de reservas municipales y regionales para paliar la pandemia del coronavirus, y que ingresaron a las arcas de la banca privada, para fortalecerles en esta época de crisis.

-El amargo sabor hecho realidad de las contradicciones del sub presidente, haciendo, en ejercicio del poder,todo lo contrario a lo prometido en la campaña electoral.

– La interminable lista de errores, por antecedentes de comportamiento político y judiciales de los cercanos colaboradores y/o jerarcas, integrantes del gobierno, señalados por compromisos y vinculo con el narcotrafico: 1. La Vicepresidenta, apodada como la “Martrucha” por sus vínculos comerciales con el narcotraficante, denominando “Memo Fantasma”. El silencio cómplice de asistencia y colaboración a un hermano suyo condenado en USA por trafico de narcóticos, años atrás. 2. El Embajador Sanclemente, en la República del Paraguay, y su finca en el centro del país, dedicada a la elaboración y cristalización de cocaína. 3. El antecedente por respaldo y…, años atrás,en paramilitarismo, de la reciente Ministra del Interior, Nancy Patricia Gutierrez y hoy Consejera de Derechos Humanos de la presidencia (en lugar de consejera, encubridora); cual bofetada para protección a las Victimas y lideres sociales; siendo nuevamente involucrada en investigaciones judiciales no fenecidas; ordenando un Tribunal reabrir esa investigación “por nuevas pruebas”. 4. En el mismo renglón de asistencia a víctimas del Terrorismo de Estado, la designación del hijo del paramilitar Jorge 40, como asesor de víctimas 5. – La vinculación al Centro de Memoria Histórica de un exponente de la negación del conflicto armado interno en Colombia.

– La designación de un Fiscal General de bolsillo, Francisco Becerra, de amistad intima con el sub presidente y que sin sonrojo no se declara impedido para conocer de la investigación penal incoada por el destino de compra de votos para la campaña Duque, 2019 y reseñada en la sigla de peste Covid-19 (Compra de Votos Iván Duque 2019). Resultó “papito” : siempre que pueda llevaré a mi hija adolecente a las investigaciones, explicó.

– La falsaria política de “colaboración” con la guerra contra el narcotráfico, utilizado como medio de intervención del imperio en los destinos del país.

– El descrédito de las fuerzas Armadas (ejercito y policía) incursos en graves delitos de violación de los Derechos Humanos, contra mujeres, indígenas, menores de edad y en actos de corrupción generalizada.

– Las fuerzas armadas infiltradas por narcoparamilitares,como las Águilas Negras Aliados para ejecutar masacres, desplazamientos de poblaciones, asesinatos selectivos. Todo en el derrotero de la doctrina militar del enemigo interno. Digamoslo mejor: enemigo el ratón del queso.

– Las denuncias (aunque tardías) del ex Fiscal General Montealegre, contra el Innombrable, quien es, en la practica, el culebrero manejador de la persistencia de un Narco Estado en Colombia; revelando el sombrío juego de intereses y manipulación de contratos en las altas esferas de funcionamiento de la Admintración publica. Se acusan mutuamente de “contratitis”.

Esas denunciadas y un sin numero de características más,por enumerar, conllevan a denominar el carácter y conducción del Estado colombiano, como Narco Estado, soportado por el Terrorismo de Estado. A ello contribuye aportar los antecedentes histórico-políticos fundados en un sistema electoral corrupto. La refundación del Estado,por el proyecto paramilitar aplicado y que terminó en una contra reforma agraria blanca, en la que los terratenientes y hacendados latifundistas espoliaron de sus tierras a 8 millones de campesinos y desplazados. La hegemonía de un bloque de poder oligárquico contra insurgente, conjugado en la negación de un Estado de Derecho.

Esta caracterización del Estado actual contribuirá al fortalecimiento de las condiciones subjetivas en el seno del movimiento popular y los inevitables saltos en el derrotero de la salida política negociada al múltiple conflicto interno colombiano, priorizado en el conflicto armado interno.

LAS PARTICULARIDADES COLOMBIANAS

Si bien en el análisis implicatorio de los resultados electorales en la República Dominicana,destacan los elementos de subordinación neo colonial del imperio en ese enclave del Caribe y en la que he enmarcado el abordaje para el tema de la explicación del Narco Estado colombiano; en el caso colombiano la implicación resulta mas compleja.

Si en Dominicana el asesor imperial Pompeo impide que el presidente se postule a un nuevo periodo de mandato; en Colombia la intromisión del Senado de los EE.UU, en asuntos internos de la República de Colombia, al exigir intervención del gobierno USA en el comportamiento antisocial del ejercito colombiano- hecho por ellos a su imagen y semejanza Made in USA- por violaciones a los Derechos Humanos a poblaciones indígenas autóctonas; reviste – ese atrevido compartimento y actitud- la alerta y distinción de agregar al conflicto armado interno el elemento de una guerra de liberación contra el imperio.

Tomando los efectos consecuenciales de los resultados del ultimo debate electoral por la presidencia en Colombia; destacando que el sistema electoral corrupto imperante no afianza seguridad ni idoneidad de justeza electoral y con el precedente de Ilegitimidad del gobierno del sub presidente Duque, osemos expresar que la tendencia militarista Uribeña fue golpeada y dejada en desventaja; así sea un recurso pro gubernamental en ejercicio.

No corresponde abordar los aspectos de ilegitimidad, desgobierno, ingobernabilidad, sub gobierno y amparo de incapacidad manifiesta de jerarcas y exponentes del “alto” Gobierno en la conducción del país. Clasificándolo como temario aparte y valga como aclaración al respecto.

Desde ya explico que erradico de mi lenguaje la denominación de “proceso de paz” para aludir al fin del conflicto armado con la antigua insurgencia de las Farc-ep, y por consiguiente, para abordar el derrotero de un inevitable proceso de búsqueda de fin del conflicto armado interno en Colombia. Que la salida política al conflicto armado interno con las Insurgencias colombianas: las Nueva Marquetalia, el ELN y el EPL, no he de calificarla como “búsqueda de la paz”sino de búsqueda de la salida política al conflcto armado interno colombiano. Que el trato especial aducido para las disidencias de las antiguas Farc-ep y para el actuante EPL en varias regiones del país y en especial en la Provincia de Ocaña, Sur del Cesar y El Catatumbo, no aludiré a búsqueda alguna de “la Paz”, sino al fin del conflicto armado de ellos con el Estado colombiano. Llamo a analistas y académicos, a estudiosos de esta problemática nacional, a emular, en lo correcto, estas distinciones.

Tanto la NO implementación de los Acuerdos de La Habana y el Teatro San Carlos, como la traición estatal al desarme y desmovilización farianas y la hecha trizas a lo Acordado, acompañado del asesinato selectivo de ex guerrilleros desarmados, reintegrados a la vida civil, constituyen un lastre histórico al empeño vigente de la salida negociada al conflicto. Merecemos dar una explicación honrosa a la comunidad internacional para seguir aplicando lo de “búsqueda de la paz”, resultando un fiasco el otorgamiento de Premio Nobel de La Paz, al ex presidente Santos. Raya en la estulticia, es decir, en necedad por ignorancia, continuar invocando la búsqueda de “la paz” y el enunciado de un falso pos conflicto. La cruda realidad ha de afrontarse. Empeñémonos en la salida política negociada al conflicto armado interno. En materializar su implemetación, para llegar efectivamente a una etapa de pos conflicto y sobre esos cimientos comenzar a construir la búsqueda de la anhelada Paz para Colombia.

En la juerga de los definitorios políticos, que sirve para identificar las diferentes posiciones o corrientes políticas, es dado en Colombia acudir a los “ismos” con el fin de identificar o diferenciar, modos o tendencias de partidos, en el plano del comportamiento político. Corresponde una profilaxis de desintoxicación al respecto, en el entendido de eliminar concepto tóxicos que no contribuyen a dibujar un real ejercicio de posición política, clara, definida. Es así como no aludiré a “extremismos”o a las “extremas”.

El resultado de las ultimas elecciones presidenciales -que presupuestan fraude electoral- cambió el paradigma de una permanencia de conservatización, escenificando como tendencias de fuerzas políticas, a la derecha, hegemonizándola y a la izquierda con mayor autonomía de accionar. En Colombia el “Centro” desapareció. O se es de derecha o de izquierda, sintonizando que en este campo juega un amplio espectro por la variedad de tendencias, posiciones, grupos políticos, en búsqueda de una concordancia política en lo relacionado con el planteamiento de opción de gobierno y/o opción de poder.

Es propia de la dictadura mediática la macartización de llamar a todo opositor como de “izquierda”. Algo tan errado merece reivindicar que a la izquierda, en Colombia, la conforman una izquierda ilegal y una izquierda legal. La izquierda ilegal la constituye el movimiento armado insurgente, como una realidad política en el país, cuya gravitación mantiene una confrontación de lucha armada contra el Estado; con vigencia histórica soportada en condiciones objetivas que afianzan su permanencia y pleno vigor en el tiempo. La lucha armada en Colombia es expresión de la lucha de clases. La otra, es la izquierda legal: la que soporta el movimiento popular y de masas. Las movilizaciones, paros, huelgas, mingas, que se apoyan en la lucha reivindicativa de las masas populares. En el trabajo organizativo y su cualificación. En el apoyo de la lucha y sus reclamaciones ante autoridades constituidas. La izquierda, que al cualificar las formas organizativas populares ejerce la democracia directa: la llamada democracia de las calles. Esa izquierda que a diferencia de la década de 1970, ya no gravita en la participación o no en el debate electoral; sino que objetiva la denuncia en un sistema electoral participativo inexistente, dominado por la corrupción, el clientelismo, la compra de votos y los votos cautivos y que propone como programa de lucha, precisamente la revocatoria directa de esa forma de representación indirecta en el juego de participaciones democráticas.

De manera que considero resulta sano dejar esa entelequia de situaciones imaginarias de la “extrema derecha”, “ la extrema izquierda”, “centro izquierda” o “centro derecha” o “el centro”, siendo que este último es el andamio de la permanencia conservadorizadora. Todo ese juego contribuye es a diluir la palpable realidad a apuestas oportunistas.

Entonces se me dirá ¿y donde quedan los Progresistas, Socialdemócratas, Reformistas? Pues con la irremediable apuesta a erigirse en una opción de izquierda. En el panorama político actual en Colombia predomina la lucha de masas, el movimiento y movilización de masas populares. La izquierda legal, por diversos factores, no suple una capacidad organizativa rectora, como sí lo hace la corriente predominantemente Progresista, Socialdemócrata, Reformista; que al igual que la izquierda se enfrentan al Bloque Hegemónico de Poder Oligárquico Contrainsurgente. Es dable afirmar que la izquierda legal, en Colombia, está a la cola del Progresismo. Remonto a la referencia histórica del Partido Comunista Colombiano (PCC), en la década del 40 y del 50 del siglo próximo pasado. Se decía que formaba a los cuadros e iba a la cola del Liberalismo. Igual sucede a Hoy con la izquierda legal en Colombia: va a la cola del Progresismo:!Pero es Nuestra Izquierda!.

Para concluir, esa Hegemonía Oligárquica Contrainsurgente de Poder está representada en colectividades políticas como: La secta, que no partido, centro democrático (CD). El partido liberal. El partido conservador. Cambio radical. El partido de la U. El polo democrático. El partido verde. Incluidos el grueso numero de partidos inscritos de inspiración evangélica; rogando al espíritu de Manuel, Cano, Guadalupe Salcedo, que el Partido de La Rosa, no caiga en esos avernos.

SE IMPONE LA CONVERSACIÓN CON EL E.L.N.

La explicación del porqué se logra un proceso de terminación del conflicto armado con las antiguas farc-ep, obedeció al predominio de una tendencia de Centro en la oligarquía colombiana detentador del poder, que venció a la tendencia militarista, ante el fracaso de la salida militar de los dos periodos de gobierno anteriores al de Santos, de la “seguridad democrática paramilitar”.

Hoy, pese al golpe electoral a esa corriente militarista, no se puede hablar o calificar de existencia de tendencia alguna de centro. Existe un Bloque Hegemónico de Poder Contrainsurgente de Derecha. De tal manera que resulta inédita una experiencia de salida política negociada al conflicto armado interno en esas condiciones. Ello explica la actitud arrogante, disociadora y carente de voluntad política a las incesantes manifestaciones de búsqueda política al fin del conflicto armado por parte del Ejercito de Liberación Nacional de Colombia- E.L.N. Ante su ultima propuesta al gobierno nacional de un Cese al Fuego Bilateral por el plazo de tres meses, durante esta época de aislamiento por el coronavirus, ha respondido con altisonantes expresiones fuera de tono, imponiendo condicionamientos previos a una insurgencia no derrotada, de esencia previa activa en todo el territorio nacional, que ha demostrado ecuanimemente, la seriedad de sus planteamientos y conocimiento acertado de cómo ha de tratarse al plantearse una forma de búsqueda alternativa al conflicto.

El analista Juan Esteban Constain, en sugestivo articulo (El Tiempo. 08 de julio 2.020) titulado “Gotas de Arsénico” ( Lo sugestivo alude a lo de “Arsénico” que en el imaginario colombiano asocia al ex Fiscal General NHM.), pareciere indicar explicación a la forma desobligante, como el presidente de la República de Colombia ha hecho caso omiso a la digna, viable y consecuente propuesta de la Insurgencia elena. Dice: “Ese habito es del sectarismo: la anulación moral del interlocutor y contrincante, su negación y menosprecio, su envilecimiento;hacer de la política un credo religioso y de parroquia, de secta, ahí está el detalle, imponer con furia y mesianismo una visión del mundo que se precia de ser la única valida y justa y buena y que por eso mismo excluye a las demás como una depravación. El bien contra el mal, la luz contra la sombra”.

Entre más el régimen Uribeño- en cabeza de Duque- reitere su negativa al Dialogo con la guerrilla del ELN y acuda a formulas de imposiciones unilaterales y condicionamientos previos; el costo político no se deja esperar. Desconoce el peso de la aspiración internacional (Secretario General ONU. Papa Francisco). Cientos de organizaciones sociales, sintonizan con la movilización por la apertura de los diálogos. Jerarcas de la Iglesia, como el arzobispo de Cali, monseñor Dario de Jesús Monsalve, catalogan de revancha o de venganza, con practicas genocidas contra lideres sociales, opuestos a las políticas militaristas y contra ex guerrilleros de las farc que se acogieron a los Acuerdos y denuncian la no implementación y exigen el respeto a esos Acuerdos.

La comunidad nacional y opinión internacional asimila las atrocidades atribuidas al régimen narco- estatal- paramilitar. Correlativamente, compara la justeza de los medios de lucha populares. El instrumento de sometimiento con prebendas a delincuentes comunes en organizaciones armadas, con disfrute de beneficios económicos, ha abierto la puerta para que el actual consejero de la guerra, Miguel Ceballos, incurra en la tipíficación del mismo delito que el prófugo de la justicia y ex consejero del segundo periodo paramilitar (2002-2010) Luis Carlos Restrepo, conocido como “el doctor ternura” cometió por la falsa desmovilización del bloque paramilitar la Cacica Gaitana. Ahora resulta que todo guerrillero capturado asoma como acogido, desmovilizado, en el sainete del engaño y la mentira, como intoxican a la opinión, atribuyéndose triunfos militares contra las fuerzas insurgentes.

Pretender desconocer a las insurgencias de las Nuevas farc-ep. Segunda Marquetalia; colocar en un mismo recipiente a disidencias de esas farc-ep, desde antes de las firmas y al presente Ejercito Popular de Liberación, (E.P.L), sin distinción y trato especial por encausar en la calidad de fuerzas rebeldes; equiparándolos con los instrumentos de sustento del Narco Estado paramilitar colombiano, como son las nuevas formaciones de organizaciones armadas a su servicio (Rastrojos, Clan del Golfo y otras…); implica una lectura y posición oficial, en contraria a la vocación constitucional del artículo 22, de obligatorio cumplimiento, el de la búsqueda del fin del conflicto armado en Colombia.

A la opinión publica nacional e internacional no se le engaña con señuelos de “exitosas” capturas de autores materiales al ataque a la Escuela de la Policía. Menos por crecidas cifras de guerrilleros que se “entregan” “voluntariamente”. El manejo del conflicto armado interno requiere de sabiduría, de asimilación de experiencia; cualidades de las cuales el actual sub presidente carece y que ante tamaña situación, la desobediencia civil de los gobernados sera la que les hará entrar en razón.

Todo confluye a qué gobernabilidad puede inspirar el acudir a una Mesa de Dialogo y Conversaciones, con un sub presidente ilegitimo y ante un pueblo en creciente desafío a su imposición y carencia de mandato.

Hasta razón tendría para colocarse de espaldas y ante lo inevitable de los efectos político en su contra por tamaña actitud, si no fuera por la cascada de sufrimientos que continua soportando el pueblo colombiano.

Sea el Covid-19 el fin del Narco Estado Colombiano.