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Seguridad alimentaria y nutricional enfrenta desafíos en Cuba

Fuentes: IPS

Al tema se dedica un espacio virtual organizado por el Instituto Internacional de Periodismo José Martí y la FAO.

Alcanzar la soberanía alimentaria en Cuba es un camino largo, lleno de desafíos, puertas entreabiertas, obstáculos y necesidades. Sobre ello versó un panel especializado virtual, la primera iniciativa del espacio “Comunicar la soberanía alimentaria”, del Instituto Internacional de Periodismo José Martí (IIPJM).

Organizado junto a la representación en Cuba de la Organización de las Naciones para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), el encuentro celebrado el 5 de octubre pasado incluyó valoraciones, resultados de investigaciones y una mirada particular hacia la participación femenina en el sector agropecuario.

Según destacó Ariel Terrero, director del IIPM, el tratamiento desde el periodismo de las temáticas económicas, específicamente de la agricultura, “requiere un estudio permanente y profundo”.

En la cita virtual participaron Marcelo Resende, representante de FAO en Cuba, Elizabeth Peña, directora del Programa Nacional de Agricultura Urbana, Suburbana y Familiar, Betsy Anaya y Anicia García, del Centro de Estudios sobre la Economía Cubana, y Yenisei Bombino, profesora de la Universidad de La Habana.

A la vez, la videoconferencia contó con la participación a distancia del teólogo brasileño Frei Betto, asesor del Plan de Soberanía Alimentaria y Educación Nutricional (SAN) de la República de Cuba.

En contexto

Según Resende, la FAO promueve la transformación de los sistemas alimentarios para alcanzar una mejor agricultura, mejor nutrición y mejor medio ambiente.

En el caso de Cuba, destacó, existen tres grandes desafíos para promover cada vez más la soberanía alimentaria y la educación nutricional: en primer lugar, la transformación del sistema alimentario mediante el desarrollo local y territorial, a partir de la oferta de los insumos, las posibilidades y las capacidades de cada localidad.

El representante de FAO consideró que “no es más una política desde arriba para abajo. Son los municipios, los alcaldes, los gobernadores y los actores locales quienes buscan las alternativas para promover el desarrollo local”.

Los otros retos están vinculados con acercar la ciencia, el conocimiento y la tecnología a los agricultores y, como parte de la actualización del modelo económico, aprovechar la iniciativa de los agricultores en el acopio y la comercialización de sus mercancías.

Según reveló Elizabeth Peña, el país cuenta ya con un anteproyecto de Ley de soberanía alimentaria y seguridad alimentaria y nutricional que será presentado al parlamento. Este cuerpo legal contempla los objetivos y temas estratégicos de los sistemas alimentarios locales soberanos y sostenibles.

Otras miradas a los desafíos

Anaya y García recordaron que la seguridad alimentaria constituye un objetivo estratégico del gobierno cubano por su importancia para la seguridad nacional y eje fundamental de la política social, refrendados en la constitución y el plan económico social 2030, con una canasta normada universal y subsidiada que provee cerca de 55 por ciento de la recomendación nutricional promedio.

No obstante, alertaron, a pesar de las acciones desarrolladas, la necesaria mejora no resulta palpable. La nueva estrategia, enfocada en la producción, no incorpora la visión de seguridad alimentaria, el enfoque de cadena y de todas las dimensiones del Plan SAN.

En tiempos de covid-19, apuntaron, se produjo una tensión adicional en las finanzas externas, la contracción de la capacidad importadora de bienes para garantizar producciones, así como en la disponibilidad de alimentos. A ello se suma el incremento de precios, exacerbado por la devaluación resultante del ordenamiento monetario.

A su vez, las diferencias en el acceso a los alimentos se agudizan con el alza de la demanda en los hogares por el confinamiento, la baja disponibilidad de productos y la apertura de tiendas en moneda libremente convertible.

Para las expertas, con largos años de estudio de estas temáticas, se mantienen inconsistencias en relación con aspectos como la prioridad asignada y los resultados alcanzados, la secuencialidad requerida y la necesaria intersectorialidad.

Las investigadoras cuestionaron la prioridad dada al sector porque en 2020 solo el 5 por ciento de la inversión del país se dedicó a la agricultura, que tiene un retraso tecnológico importante. “Esa prioridad tiene que manifestarse de alguna forma más evidente en la asignación de recursos”, subrayaron.

Mujeres y SAN

Yenisei Bombino expuso elementos sobre la condición y posición de las mujeres en el ámbito rural y la necesidad de impulsar estrategias y medidas afirmativas que garanticen tanto su incorporación y permanencia en la población económicamente activa, así como el reconocimiento de su aporte no remunerado.

Los estudios arrojan que ellas constituyen el 46,3 por ciento de la población rural y el 64 por ciento de la población rural no económicamente activa, lo que habla de un enorme potencial para su incorporación en todos los ámbitos.

Por cada 100 personas con nivel superior universitario en las zonas rurales, existen 57 mujeres. Ellas representan el 15,8 por ciento de las personas ocupadas en la agricultura, reveló la profesora de la Universidad de La Habana.

A su juicio, la universalidad de las políticas sociales cubanas es indispensable pero no suficiente para el apoyo de las mujeres rurales, pues no logra identificar de forma precisa sus necesidades específicas, prácticas y estratégicas.

“Las mujeres rurales representan una reserva de fuerza de trabajo para la soberanía alimentaria y educación nutricional del país”, enfatizó.

Fuente: https://www.ipscuba.net/sociedad/seguridad-alimentaria-y-nutricional-enfrenta-desafios-en-cuba/