El sector de los combustibles fósiles en Estados Unidos vuelca «cientos de millones de dólares a sembrar incertidumbre» sobre el cambio climático «para atenuar la preocupación pública» al respecto, dijo Robert Repetto en entrevista con IPS. IPS dialogó con este economista ambiental sobre su libro «America’s Climate Problem: The Way Forward» («El problema climático de […]
El sector de los combustibles fósiles en Estados Unidos vuelca «cientos de millones de dólares a sembrar incertidumbre» sobre el cambio climático «para atenuar la preocupación pública» al respecto, dijo Robert Repetto en entrevista con IPS.
IPS dialogó con este economista ambiental sobre su libro «America’s Climate Problem: The Way Forward» («El problema climático de Estados Unidos: Cómo salir adelante»), publicado en febrero por la editorial británica Earthscan.
IPS: ¿Por qué escribió este libro?
ROBERT REPETTO: Nos estamos quedando sin tiempo. Los últimos hallazgos científicos muestran que el cambio climático se produce más rápidamente y plantea riesgos mayores de lo que se creía. Corremos el riesgo de disparar reacciones (…) que conduzcan a un cambio climático incontrolable.
Mientras, Estados Unidos está en un punto muerto en materia de políticas climáticas. Muy pocos integrantes del público comprenden los riesgos reales que plantea el cambio climático. La mayoría no entiende que está ocurriendo ahora. No vinculan los eventos meteorológicos extremos que venimos experimentando con el cambio climático. A consecuencia, no reclaman que los políticos tomen medidas.
IPS: ¿Por qué cree usted que la mayoría de los estadounidenses no entienden que el cambio climático ya está ocurriendo y acarrea serios riesgos?
RR: Los intereses del sector de las energías fósiles (petróleo, carbón, gas natural) están volcando cientos de millones de dólares a sembrar dudas e incertidumbre para atenuar la preocupación pública y brindar una fachada política a los políticos a quienes financian.
En Estados Unidos hay un esfuerzo muy concertado por parte de los intereses de las energías fósiles que financian a «grupos de expertos» de derecha y libertarios como el Competitive Enterprise Institute, a fin de crear una atmósfera de duda e incertidumbre, como hicieron las tabacaleras en relación a los efectos del hábito de fumar sobre la salud.
IPS: Usted escribe que el hecho de que el Congreso legislativo de Estados Unidos no haya abordado el cambio climático refleja el fracaso más amplio de una democracia estadounidense corrompida por el dinero.
RR: Los estudios han mostrado que el gasto político de las corporaciones tiene el mayor retorno potencial en materia de inversiones para empresas y organizaciones con intereses afectados por la acción parlamentaria.
El senador (republicano) James Inhofe, un poderoso y tradicional opositor a la acción contra el cambio climático, recibió 768.000 dólares en contribuciones de intereses mineros y de fuentes fósiles durante el Congreso (legislativo) 110.
Los intereses de las energías fósiles están luchando para preservar sus mercados. ¿Qué más se puede hacer con el carbón aparte de quemarlo? Los ferrocarriles también ganan mucho dinero transportando carbón.
IPS: ¿Por qué la gente elige a representantes que no representan sus intereses?
RR: El público no es realmente consciente de lo que ocurre en Washington. No se siente comprometido con el proceso político y hay un descontento generalizado con los políticos. La gente siente que sus representantes no están actuando en bien del interés público, y tiene razón. Cambiar esto no es fácil.
Durante las elecciones, los gastos de los senadores y representantes en ejercicio superan por tres a uno a los de sus rivales, y terminan siendo re-electos periodo tras periodo. En la campaña por la reelección de un senador se gastan más de cinco millones de dólares.
IPS: El gobierno de Obama dijo que el cambio climático representa «un peligro claro y presente», pero ha tomado pocas medidas al respecto en sus dos años de gestión. ¿Qué puede hacer el gobierno cuando la Cámara de Representantes acaba de votar para eliminar todo el financiamiento destinado al Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC)?
RR: Es muy improbable que haya un proyecto de ley sobre clima en Estados Unidos. Sin embargo, si el gobierno de Obama elige actuar, puede hacer mucho en materia regulatoria. La aplicación de normas ambientales relativas a la minería de carbón fue increíblemente laxa en el gobierno de (George W.) Bush (2001-2009) y los costos del daño ambiental terminaron recargando al público estadounidense.
Regulaciones más severas y una aplicación más estricta de las mismas haría que el carbón sea una fuente energética menos atractiva que las opciones alternativas. El público es muy partidario de la protección ambiental.
IPS: Quienes se oponen a una acción contra el cambio climático sostienen que ésta perjudicará los puestos de trabajo y la economía.
RR: Ése es un argumento falso. Todos los análisis económicos serios han mostrado lo opuesto. Pasarse a fuentes de energía verde significará más trabajos y una economía más sana.
La gente debería cuestionar por qué las grandes corporaciones que no dudan en elevar los precios o en despedir a sus trabajadores están tan preocupadas por la protección de los puestos laborales y por la estabilidad de los precios que financian a grupos de expertos y otras organizaciones para que hagan falsas argumentaciones sobre la legislación climática.
IPS: Usted sostiene que el futuro de Estados Unidos depende de una transición hacia nuevas formas de energía. ¿Puede explicar esto?
RR: La tecnología básica de nuestros automóviles tiene un siglo, y nuestro sistema eléctrico alimentado a carbón es todavía más antiguo. Antes, buena parte de nuestra energía procedía de molinos de agua que 50 años después fueron reemplazados por el vapor, para luego ser sustituidos por la energía eléctrica. Durante cada transición hubo catastrofistas que sostuvieron que cambiar sería demasiado peligroso.
No hemos experimentado una transición energética en toda nuestra vida, pero debemos pasarnos a la energía verde del siglo XXI, con las renovables e importantes aumentos en la eficiencia energética. Europa tiene unos 800 proyectos eólicos, y Estados Unidos no tiene ninguno. Estamos quedando rezagados. Tenemos que acelerar la transición a la energía verde.