Los siete eurodiputados que visitaron Euskal Herria en febrero presentaron ayer un contundente informe sobre la vulneración de los derechos humanos de los presos y presas políticas vascas. En el Estado español «la justicia se mezcla a menudo con la venganza», aseguran en el texto presentado en el marco del 10º aniversario de Friendship. Primero […]
Los siete eurodiputados que visitaron Euskal Herria en febrero presentaron ayer un contundente informe sobre la vulneración de los derechos humanos de los presos y presas políticas vascas. En el Estado español «la justicia se mezcla a menudo con la venganza», aseguran en el texto presentado en el marco del 10º aniversario de Friendship.
Primero escucharon a la delegación de Etxerat que en 2015 pisó el Parlamento Europeo, en febrero visitaron personalmente Euskal Herria y ahora han firmado un contundente informe en el que denuncian que en el Estado español, al que proponen como «paradigma del Derecho Penal del Enemigo», la justicia «se mezcla a menudo con la venganza». Se trata de siete eurodiputados de tres grupos parlamentarios diferentes que dan su nombre a un contundente informe sobre la vulneración de los derechos humanos de los presos y presas vascas.
Aprovechando el décimo aniversario del Basque Friendship, y con la visita de Arnaldo Otegi a la Eurocámara como reclamo, ayer presentaron el demoledor informe en el que explican que pese a los más de cuatro años transcurridos desde el final de la acción armada de ETA, «la severidad del régimen penitenciario ha aumentado significativamente». «Hay un mayor control penitenciario y la ley se inspira en el principio de hacer pagar a los delincuentes, en lugar del principio de reintegración», añade el texto.
El eurodiputado de ERC Josep-Maria Terricabras explicó el contexto de la visita a Euskal Herria, de la que recuerda momentos «conmovedores». «Que a un chico, por kale borroka, aunque yo no lo apruebe, le caigan 43 años de cárcel parece algo aberrante desde un punto de vista legal», aseguró.
Pasó luego el testigo al flamenco Mark Demesmaeker, que empezó a desgranar el meollo del informe, asegurando que las prácticas españolas «están por debajo de los estándares europeos» y asegurando que «lo de los presos enfermos es una forma de tortura».
La situación de estos prisioneros es, de hecho, uno de los cuatro puntos abordados por el informe de los eurodiputados, en el que se explica que «el control médico en la cárcel suele ser reducido al mínimo» y que «lograr una simple diagnosis se convierte en una verdadera carrera de obstáculos».
«Después de escuchar los testimonios de los familiares de los presos, y en base al criterio profesional de los médicos de la asociación Jaiki Hadi, se podría concluir que el derecho a la salud de al menos diez presos vascos por motivos políticos está en alto riesgo», señala el informe al respecto.
Por el fin de la dispersión
Pero el primer punto que abordaron los eurodiputados, y que ocupa una gran parte del informe, es la «discriminatoria» política de dispersión de los Estados español y francés. Tras repasar los datos de Etxerat sobre los kilómetros que los familiares deben recorrer para poder realizar visitas (y el coste humano y económico que ello conlleva), los eurodiputados echan mano de tratados y principios internacionales para reclamar el fin de la dispersión. Entre otros, recuerdan que el Consejo de Europa establece que «los presos deben alojarse, en la medida de lo posible, en cárceles cercanas a sus casas o lugares de rehabilitación social». También recuerda una resolución similar de la Asamblea General de la ONU (la 43/173 del 9 de diciembre de 1988), así como las Recomendaciones de Oslo sobre los Derechos Lingüísticos de Minorías Nacionales. Todas apuntan a la necesidad que un preso cumpla condena cerca de su hogar.
Pero el grueso de la argumentación en este asunto recae sobre el artículo 8 de la Convención Europea de Derechos Humanos, así como la jurisprudencia de la Corte Europea de Derechos Humanos basada en dicho artículo. Concretamente, los eurodiputados recuerdan que el tribunal dio la razón a un ciudadano ucraniano encarcelado a 1.000 kilómetros de su casa. «La situación de muchos presos vascos es equivalente a la de ese caso», explicó ayer la eurodiputada alemana Gabi Zimmer, que echó mano del informe para concluir que «la política de dispersión contra los presos vascos viola el principio constitucional de reintegración y el derecho a una vida privada y familiar garantizado por el artículo 8 de la Convención Europea de Derechos Humanos».
En el informe también se insta al Estado español a modificar la Ley Orgánica 7/2014, que permite un alargamiento artificial de las condenas al no tomar en cuenta las penas cumplidas anteriormente en otros países de la UE. Algo que choca con la Decisión Marco 2008/675/JAI del Consejo Europeo, que se ha evitado cumplir mediante esa argucia legal. Los eurodiputados denuncian que la actitud española «implica periodos de prisión más largos y viola el derecho a la libertad».
El cuarto punto se refiere de forma específica a los argumentos políticos usados por París para denegar la libertad condicional, entre los que destaca el hecho de que «ETA no se ha desarmado», motivo que los eurodiputados rechazan de plano.
El informe concluye con una serie de recomendaciones para acabar con las medidas de excepción, «dejar a un lado el castigo colectivo» y convertir a los presos en «un importante elemento del proceso de paz». Sin embargo, ningún representante de los grandes partidos españoles escuchó las recomendaciones, ya que se disponían a participar en el minuto de silencio convocado por UPyD y el PP en memoria de las «víctimas del terrorismo». Tampoco oyeron a Demesmaeker recordar que «no hay yuxtaposición en Derechos Humanos, respetar los de los presos no es opuesto a respetar los de las víctimas de ETA».
Ante la «irresponsabilidad» de Madrid, Otegi pide la implicación de la UE en la resolución
Hace tres años, cuando la Eurocámara premió a la entonces exportavoz de la PAH Ada Colau, el eurodiputado Carlos Iturgaiz exclamó «¡Hoy ha sido Colau, mañana nos pueden traer a Otegi!». Ayer llegó ese mañana del que abominaba el político del PP. Una sala repleta de periodistas, eurodiputados y ciudadanos vascos residentes en Bruselas acogió la conferencia con la que el líder independentista encaró la recta final de su gira europea.
Llegó para hablar de paz y recordar que «la izquierda independentista ha hecho lo que estaba en su mano para que fuera una realidad», frente a lo que se ha encontrado «una posición española basada en las más bajas pasiones, en las venganzas y en los rencores». «Les interesa seguir manteniendo viva una realidad que ya no existe», algo que, como viene recordando durante esta gira europea, «nadie en la comunidad internacional comparte». Como ejemplo, mencionó que «mientras en este Parlamento se apoyan procesos de resolución como el irlandés o el de Colombia, el Gobierno español trata que yo no hable aquí». Pero hubo más. «¿Cómo se puede entender que ETA se muestre dispuesta al desarme y el Gobierno diga no, no y no?», se preguntó, antes de resumir la situación apuntando que «la paradoja es pedir el desarme de ETA mientras se mantienen grandes operativos para impedir ese desarme… y luego decir que ETA no se desarma».
Frente a este inmovilismo, ya en el turno de respuestas, Otegi recordó que el vasco «es un conflicto europeo», por lo que consideró que «las instituciones europeas deberían implicarse». «Cualquier ayuda es bienvenida», añadió, antes de repasar «los dos pilares de la nueva estrategia: el apoyo de nuestro pueblo y el apoyo de la comunidad internacional».
También hubo tiempo para hablar de presos y víctimas. De hecho, el acto arrancó con un minuto de silencio -más incluyente que el convocado por PP y UPyD paralelamente- en el que, recordando el 79 aniversario del bombardeo de Gernika, se rindió homenaje a todas y cada una de las víctimas de la violencia en Euskal Herria. «También nosotros y nosotras tenemos responsabilidades en el sufrimiento que se ha causado», apuntó el líder independentista, que añadió que están «dispuestos a plantear las dinámicas de reparación que sean necesarias». «Lo que pedimos es que cada vez que demos un paso no haya una actitud de sabotaje», reclamó Otegi, consciente de que «algunos jamás considerarán suficiente lo que hagamos».
Reconociendo que es «un tema muy delicado», Otegi defendió que «todos los presos tienen que ser liberados», ya que «no se puede hablar de un escenario de paz con centenares de personas presas». Reivindicó que «la contribución de los presos y las presas es fundamental para consolidar nuestra estrategia», y añadió que «los que salen están siendo activos de la paz». «Vamos a llevar el proceso hasta el final, en términos de resolución y en términos políticos, seguiremos hasta conseguir la república vasca independiente», concluyó.