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Ser antisistema es sinónimo de ser optimista

Fuentes: Tribuna Alta Preferencia/RTVE

El viejo Dacio Gil escuchaba hoy, martes 5, la radio, y harto de naderías, colocó el dial en Radio 5. Todo noticias para huir de tanta publicidad y propaganda. En el momento de la sintonización un entrevistador hacía una introducción sobre un tipo de violencia al parecer detectada en la ciudad de Barcelona durante las […]

El viejo Dacio Gil escuchaba hoy, martes 5, la radio, y harto de naderías, colocó el dial en Radio 5. Todo noticias para huir de tanta publicidad y propaganda. En el momento de la sintonización un entrevistador hacía una introducción sobre un tipo de violencia al parecer detectada en la ciudad de Barcelona durante las manifestaciones callejeras de la huelga del pasado 29 S. El periodista, intentando contextualizar, habló de «violencia de los grupos antisistema» y repitetía varias veces el vocablo «antisistema» para distinguirlo de las actitudes de los piquetes propiamente dichos. El entrevistado a la primera pregunta directa del periodista más o menos le dijo: «como cuestión previa permítame que le precise que no me parece muy correcto el empleo del vocablo «antisistema» para identificarlo con cierta violencia callejera. Yo mismo, a mis 67 años, me encuentro frente al sistema, podría decirse que yo soy antisistema. No me gusta absolutamente nada el sistema en el que me muevo.» En ese momento el periodista -con gran educación, demostrando un buen nivel de información y esforzándose por encuadrar precisamente su pregunta- retranqueó dubitativo. Formuló de nuevo su pregunta con más precisión pero aludiendo de nuevo a los «antisistema». El interpelado, que en la pregunta anterior había demostrado que conocía a la perfección el terreno que pisaba, en ese momento argumentó a tumba abierta sobre el mal que la prensa hace en la ciudadanía en general y en la juventud en particular, empleando términos equívocos como el utilizado reiteradamente por el entrevistador: habló de altermundismo, de movimientos antiglobalización, de los fallos del sistema de convivencia y de las limitaciones del pensamiento exclusivamente económico en el que nos ahogamos como si fuese el único posible. El entrevistado evidenciaba ser un hombre culto y con criterio. Desarrollaba su concepción ética.

Al pobre periodista parecía chafársele en alguna medida su entrevista, pero el oyente atento -el viejo Dacio Gil escuchaba impactado las reflexiones de ese hombre de 67 años que estaba dando una lección magistral sin plegarse a las limitaciones impuestas por el medio radiofónico- de seguro estaba enriqueciendo sus conocimientos y su espíritu gracias a que el espacio discurría por derroteros distintos a los que debía pretender el educado e informado director del programa. La entrevista duró alrededor de cinco minutos, poco se hablo de la violencia callejera del 29 S en Barcelona, pero el profesor compendió en esos 5 minutos en las ondas lo que casi nadie se atreve a decir por aquello de aprovechar los escasos instantes de gloria mediática que se le presentan a uno. Y lo hizo en corto y por derecho; sin pelos en la lengua e identificando la raíz de la cuestión.

El entrevistado resultó ser un profesor de la Universidad Pompeu y Fabra y director del Instituto de Movimientos Sociales de dicha Universidad catalana. Al final, el buen entrevistador (lástima no haber retenido su nombre para publicitarlo como merece) dijo el nombre del entrevistado: Francisco Fernández Buey, el catedrático de Filosofía Política y acrisolado luchador por una sociedad mejor. El análisis de sus palabras y su argumentario denotan que ya no es el utópico luchador de aquellas míticas revistas Zona Abierta, Mientras Tanto o El Viejo Topo que tantos y tantos ámbitos de debate abrió. Que ya no es ese luchador comunista ortodoxo, pero que conserva todo el espíritu crítico que vierte ahora sus diatribas contra los simulacros de democracia capitalista de la misma forma como antes lo hizo contra el franquismo.

El viejo Dacio Gil encontró a través de las ondas a un Francisco Fernández Buey como más reposado, con la seguridad y desenvoltura del sabio que ha llegado a asimilar contrariedades pero que se niega a aceptar que no haya alternativa posible al desatino reinante. Habló como sólo los hombres muy vividos -y acaso también altamente decepcionados- puede hablar sin compromisos con Poder alguno. Como el hombre culto que ya no aspira a mayor honor o recompensa que iluminar a los desorientados ciudadanos que quieran rebelarse con el status quo a través del pensamiento crítico. Su lucidísima descripción del «sistema» dominante, atribuyéndose él mismo la condición antisistema ha permitido recordar a los eventuales oyentes que todavía quedan pensadores independientes que proclaman que este sistema se ha deshumanizado en el delirio economicista. Eso sólo pueden hacerlo edn la actualidad los sabios que recapitulan sobre la nada en que tiene instalada el ser humano su frágil tienda de campaña. Que lo hacen sin mordaza ni autocensura políticamente correcta.

Hay que saludar y agradecer como se merece que haya aún un canal de radio como Radio 5 Todo noticias, un programa como el de hoy martes a las 18 horas y un periodista con la mano izquierda como el aludido entrevistador. La entrevista ni mucho menos quedó desmerecida por las puntualizaciones de Francisco Fernández Buey. Antes al contrario se enriqueció con ellas. No se habló de la violencia del «cojo manteca» o de otras violencias similares, pero se discurrió sobre la esencia. Démos pues al César lo que es del César y la radio pública ha demostrado en el caso comentado que hace honor a su apellido de pública. El viejo Dacio Gil ignora si la entrevista era en directo (posiblemente no), pero es un auténtico acierto haberla puesto en el aire íntegramente.

A Francisco Fernández Buey hay que reconocerle que con su ejemplo crítico nos enseñe que hay resquicios para la esperanza, que no sólo cabe sino que es necesaria la desobediencia civil. Para poder entender que si surge verdaderamente una «masa crítica-crítica» se puede desmontar esta gran mentira económico-mediática empeñada no sólo en devaluar un día sí y otro también los derechos ciudadanos sino -lo que es más grave- convertir en espectro fantasmal la dignidad humana inalienable.

En las coordenadas lúcidamente delineadas por Francisco Fernández Buey, el viejo Dacio Gil también se considera un antisistema. Y anima a los demás a que sigan la estela de este sabio que puede que esté de vuelta en algunas cuestiones, pero que, desde luego, no pasa por su cabeza que nos encontremos ante un indefectible fondo de saco. Y, si lo fuera, nos enseña que sólo hay que saber rasgarlo.

Fuente: http://tribunaaltapreferencia.blogspot.com/2010/10/ser-antisistema-es-sinonimo-de-ser.html

Escuchar la entrevista a Francisco Fernández Buey, director del Centro de Estudios de Movimientos Sociales de la Universidad Pompeu Fabra, en Radio 5:

Los antisistemas son una minoría (Asunto del Día)