El mar negro de Seseña, el cementerio ilegal de neumáticos más grande de Europa, se incendiaba la madrugada del 13 de mayo. Más de 70.000 toneladas de caucho ardían como colofón a 16 años de negligencias empresariales, incompetencia política y dejación institucional. Como siempre sucede en estos casos, quienes han pagado las consecuencias del incendio […]
El mar negro de Seseña, el cementerio ilegal de neumáticos más grande de Europa, se incendiaba la madrugada del 13 de mayo. Más de 70.000 toneladas de caucho ardían como colofón a 16 años de negligencias empresariales, incompetencia política y dejación institucional.
Como siempre sucede en estos casos, quienes han pagado las consecuencias del incendio desde el primer momento son los vecinos del municipio, especialmente los del residencial El Quiñón -la ciudad construida por Francisco Hernando, ‘el Pocero’-. Lejos de tratarse de un problema meramente ‘local’, nos encontramos ante una verdadera crisis medioambiental: la nube tóxica provocada por la combustión de los neumáticos afecta -aunque en diferente grado- a todo el sur de Madrid y el norte de Castilla-La Mancha.
Sorprende que ante un desastre de tal magnitud, una suerte de Prestige por tierra y aire, las administraciones competentes hayan tomado medidas tan débiles y poco coordinadas.
Tras la evacuación de El Quiñón el primer día del incendio, las autoridades disminuyeron el nivel de emergencia, permitiendo que los residentes volvieran a sus casas.
Pero el aire de la zona -según testimonios de los vecinos- seguía siendo irrespirable. Si bien se instalaron dispositivos para yhla medición de la calidad del aire en torno al perímetro del desastre, la información ha llegado a la ciudadanía de forma muy limitada, lo que ha provocado un sentimiento creciente de desamparo e indignación colectiva.
Breve historia
La finca que ocupa el cementerio de neumáticos comenzó a utilizarse para amontonar caucho en la década de los 90. Lo que parecía un depósito provisional pronto se convirtió en un espacio de almacenamiento estable -aunque siempre de dudosa legalidad-.
Entre 2001 y 2002 la empresa Disfilt SL comenzó a gestionar los residuos del vertedero con el fin de procesarlos para el reciclado. A pesar de haber sido denunciada por el Seprona, tanto la Junta de Castilla-La Mancha como el Ayuntamiento de Seseña le concedieron permiso para llevar a cabo las labores de reciclaje.
Desde este momento hasta prácticamente 2011, cuando la gestión del cementerio pasó al Consistorio de Seseña, se sucedieron toda una serie de denuncias y conflictos que enfrentaron a las instituciones con la empresa. Ésta desobedecerá todas las denuncias y resoluciones hasta 2010, momento en que el cementerio es declarado oficialmente ilegal.
Cuando el Ayuntamiento de Seseña -gobernado por el PP- se hizo cargo de las tareas de reciclado y limpieza, optó por externalizar el servicio y contratar a dos empresas concesionarias: Gie Reboot Corporation y DGR Iberia SL
Ninguna de ellas cumplió contractualmente con la labor de reciclado. De hecho, se ha demostrado que la primera -una empresa senegalesa- era una sociedad tapadera creada para fines delictivos. La segunda, en la estela de su predecesora, presentaba un perfil más que dudoso: una sociedad mercantil que cambió de denominación y objeto social una semana antes de que el representante de la empresa anterior cesase en sus funciones -Consorcio Hostelero Industrial El Palmar SL, una pequeña empresa de alimentación, se convertirá en DGR Iberia SL, cuya principal función es el reciclado de caucho-.
Curiosamente, esa empresa -que mantiene lazos familiares con la anterior a través de su antiguo representante, Eduardo Martínez Muñoz- heredó tres meses después la subcontratación del servicio.
El incendio llegó tres meses después de la rescisión de contrato con DGR Iberia SL justo cuando las empresas estatales Tragsa y Emgrisa iniciaban proyectos para atajar el problema del cementerio a gran escala.
Alarma social y movilizaciones
En la desastrosa gestión del vertedero de neumáticos y el incendio -un fuego que parece haber sido provocado- se encuentran involucradas tres administraciones diferentes: el Ayuntamiento de Seseña, la Junta de Castilla-La Mancha y la Comunidad de Madrid- el cementerio invade desde 2009 la localidad de Valdemoro-.
La mayoría de vecinos de El Quiñón -así como las asociaciones vecinales del pueblo- se sienten desamparados, puesto que consideran que ninguna institución está actuando de manera eficiente ni está dando toda la información disponible dada la gravedad de la situación.
El viernes 20 de mayo, las tres asociaciones vecinales de Seseña, El Quiñón, Seseña Nuevo y Valle Grande, celebraron una asamblea general junto a Ecologistas en Acción para evaluar la situación del incendio y emprender acciones colectivas.
Y el 22 de mayo más de 500 personas marchaban hacia el Ayuntamiento de Seseña desde El Quiñón para exigir responsabilidades. El conflicto parece no haber hecho más que empezar.
Fuente: http://www.diagonalperiodico.net/global/30478-arde-sesena.html