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Si el gobierno te insulta y te pega, es que no te quiere

Fuentes: Rebelión

David Harvey, en su excelente libro Breve historia del neoliberalismo (Akal 2007), nos explica que el lenguaje, las palabras, son la primera arma y la más necesaria del neoliberalismo para poder implantar sus políticas antisociales. Pero una reciente campaña contra la violencia de género lo dice aún mejor: «Si te insulta y te pega, es […]

David Harvey, en su excelente libro Breve historia del neoliberalismo (Akal 2007), nos explica que el lenguaje, las palabras, son la primera arma y la más necesaria del neoliberalismo para poder implantar sus políticas antisociales. Pero una reciente campaña contra la violencia de género lo dice aún mejor: «Si te insulta y te pega, es que no te quiere».

La salvaje «reforma» laboral, con la que nos está golpeando el gobierno, está aumentando el paro al facilitar el despido, dejando al 43% de la juventud sin trabajo, retrasando la jubilación para que tú trabajes hasta la muerte, congelando las pensiones y parando el pago de los fondos destinados a la dependencia. Hasta que vuelvan a hacer más recortes. Pero antes el gobierno te va insultar y va a abusar más («todos tenemos que hacer un esfuerzo»). Y para asegurarse de que sigas queriendo a tu abusador, Zapatero cambia las caras y las sillas del gobierno con sólo un objetivo: convencerte, camelarte y seducirte. Y no lo disimula. Como todo abusador, el gobierno se jacta de sus poderes: «el nuevo mandato es publicitar la acción del gobierno» (El País, 22 de octubre). Y para esta campaña de publicidad y abuso, sacan al mejor orador, a ese que hasta tú ves como razonable y moderado, Alfredo Rubalcaba, que repite, estos días, sin disimular y sin vergüenza, que el trabajo del «nuevo» gobierno es «reforzar los mensajes a los ciudadanos», que el gobierno, en realidad, «es un presidente y 15 portavoces», que es un gobierno de «gente con capacidad de explicación», y que «la prioridad del nuevo gobierno será transmitir que tiene ‘confianza’ en la recuperación y que así lo entiendan los operadores económicos, los mercados y los ciudadanos» (con la palabra confianza puesta entre comillas por el mismo Rubalcaba).

Y vendrán más recortes, más «medidas de austeridad» exigidas por Europa. Y más explicaciones de Rubalcaba, de Valeriano Gómez, de Zapatero. Y tú aguantarás los abusos y hasta, quizás, pensarás que es verdad, que «todos tenemos que hacer un esfuerzo». O si eres de izquierdas a lo mejor piensas: «es lo que hay», «¿para qué otra huelga?, ¿para que se queden con mi sueldo de un día?», o «con estos sindicatos-marioneta no salgo a la calle», y «si han puesto a Rosa Aguilar en el gobierno, a lo mejor hay una pequeña esperanza». Y con esos pensamientos razonables aguantarás y aguantarás golpes e insultos semana tras semana pensando que aún puedes perder algo, que aún hay algo peor que tu situación.

Pero en algún momento, entre paliza y paliza, verás en la televisión que los franceses salen a la calle una y otra vez y que no aguantan los abusos. Y sin decírselo a nadie soñarás que tú también te rebelas contra los abusos y que osas a abrir la puerta y que sales a la calle. Y de repente te acuerdas de la segunda parte de ese anuncio contra la violencia de género que dice: «Quiérete tú: denúncialo».

¿A qué esperas? ¿a qué te maten?

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

rCR