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Si Uribe sigue en el poder, o tras él, los yanquis seguirán amenazando a Latinoamérica

Fuentes: Rebelión

1. América Latina se ha convertido en una gran esperanza de liberación en el mundo; por ello hoy hay que poner la mirada en el continente, mucho antes que cualquier asunto inmediatista del patio. Con todo lo que pueda criticarse a Fidel Castro en los sesenta y a Hugo Chávez 40 años después, ellos y […]

1. América Latina se ha convertido en una gran esperanza de liberación en el mundo; por ello hoy hay que poner la mirada en el continente, mucho antes que cualquier asunto inmediatista del patio. Con todo lo que pueda criticarse a Fidel Castro en los sesenta y a Hugo Chávez 40 años después, ellos y sus equipos fueron los que sacudieron a los jóvenes del mundo y los pusieron a pensar de otra manera: ¿Será que otro mundo es posible? Cuba fue bloqueada criminalmente pero resistió (y resiste) a pesar de todo. En Venezuela -acompañada hoy por Colombia, Ecuador, Nicaragua, etcétera- el imperio, aliado con los empresarios, gobiernos y medios de información, hacen todo para joder, es decir, destruir el proyecto revolucionario y socialista que buscan construir; pero al parecer Obama y su «nueva política», no podrá.

2. Los países y los dirigentes que actúan con rebeldía frente al imperialismo opresor, son los que dan ánimo, aliento y vida al mundo. Son esos países los que -a pesar de sus sacrificios y sufrimientos por confrontarse con los poderosos y por los bloqueos que han sufrido- son la vanguardia de la humanidad. Si Fidel Castro y otros luchadores sociales en el mundo no hubieran enseñado a los jóvenes el camino de la luchas contra la opresión, el mundo seguiría arrastrado, sumiso y cobarde, aguantando los dictados de los poderosos, tal como sucede en Colombia, México, Perú y otras naciones. Que los cubanos siguen jodidos por el bloqueo y porque no pudieron construir el socialismo, es verdad; pero nuestras rebeldías en el mundo -que tanta dignidad nos han dado- nacieron de ellos.

3. Colombia, aunque quiera silenciarse por los medios informativos, está convirtiéndose en una gran base militar yanqui. Bien ubicada en la puerta de entrada de América del Sur y con amplia frontera con Venezuela y Ecuador, ha pasado a ser un enorme peligro para los pueblos de esa región: Panamá, Perú, Bolivia y, quizá en menor medida Brasil por el poder económico y político que ha mantenido. Y lo grave es que los yanquis se metieron con todo en ese país con el famoso Plan Colombia que lleva 10 años. ¿Se espera acaso que suceda lo mismo en México que sigue la misma ruta colombiana? Si es estos meses los latinoamericanos no nos fajamos los pantalones, también las faldas, pronto estaremos, llorando como cobardes.

4. Álvaro Uribe, el militarista y asesino, busca reelegirse o poner algún títere al frente del gobierno colombiano. No pudo acabar con las FARC, que desde hace 35 años luchan en las montañas y selvas por los intereses de los indígenas y campesinos, pero ha abierto todas las puertas del país para que el ejército yanqui disponga de él. El gobierno de Obama, que quiere presentarse como si fuera diferente al del asesino de Bush, con el agradecimiento de Uribe está haciéndose cargo de Colombia y potenciándola para convertirla en una enorme base militar de donde partan aviones, cohetes, barcos de guerra, helicópteros y todo el armamento más sofisticado para asesinar a los pueblos que se están rebelando contra la explotación y la miseria.

5. Colombia es un país importantísimo en Latinoamérica. Por el número de sus habitantes (tiene 45 millones) está debajo de Brasil y México, pero muy arriba de Venezuela y Perú que ambos andan por los 30 millones. Junto con los países puntales de la región, Colombia es reconocida en el mundo por su influencia cultural. Sin embargo políticamente, como México, Perú y otras naciones, sigue permitiendo que gobiernos empresariales y militaristas lo sigan dominando. Otra cosa sería Colombia si fuera un país independiente de los EEUU, así como democrático, donde los sectores explotados y miserables pudieron escoger a sus gobernantes. ¿Qué sería una Gran Colombia luchando junto a sus hermanos históricos Venezuela, Ecuador y Panamá?

6. Cuando leo los artículos de mi amigo periodista Octavio Quintero, de trabajos publicados en Kaosenlared, Rebelión y Aporrea por otros colombianos más, me entero de las luchas de ese pueblo por liberarse de esas mafias políticas que impiden a ese gran país destacar positivamente en América Latina. Pero mucho más cuando pienso en las grandes batallas, de casi cuatro décadas, libradas por esos conscientes luchadores de las FARC dispuestos a morir por la liberación de Colombia. Son estos revolucionarios de la FARC, además de los gobiernos vecinos, los que han convertido a Colombia en una base militar Obama/uribista que traerá muchos consecuencias negativas para el pueblo. Sin embargo tengo la firme esperanza en que los pueblos de América, como el hondureño, salvadoreño, guatemalteco y otros triunfarán.

7. La mafia de Uribe, con el apoyo del gobierno yanqui, ha profundizado la política de terror entre el pueblo con el fin de salir reelectos nuevamente. El otorgamiento de las bases militares al gobierno de Obama les da una garantía de un nuevo triunfo. Valdría la pena que todos los grupos de oposición -a pesar de las diferencias políticas o personales entre ellos- firmen un acuerdo de unidad para derrotarlos. Si bien algunas corrientes han planteado una profunda discusión acerca del papel de las FARC, en las condiciones concretas (de total ocupación yanqui y profunda militarización) las FARC deben recibir el amplio apoyo de los colombianos y el mundo. La demanda de ¡Fuera yanquis de Colombia! debería retumbar en toda América, por lo menos. A pesar de todas las importantes batallas locales, ésta se encuentra hoy en primer lugar.

8. Sin embargo no resulta fácil construir esa unidad antiimperialista tan necesaria. Países como Brasil, Chile, Uruguay, Argentina, El Salvador, están profundamente penetrados por intereses económicos de los EEUU, mismo que aprovecha cualquier coyuntura o contradicción para presionar y amenazar. No debe olvidarse que estos poderosos cambios liberacionistas apenas llevan 10 o 15 años y los yanquis llevan más de un siglo estrangulando a Latinoamérica. Las batallas avanzan, se debilitan y retroceden algunas veces, pero en sentido general progresan. No hay que desanimarse, pero tampoco entusiasmarse pensando en que el imperio y las burguesías se están derrumbando. Por ello derrotar en Colombia a la pandilla de Uribe puede ser importante paso para dar otros más profundos.