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Comunicado de Red Roja a raíz de los atentados de Barcelona

Siempre, y sobre todo en tiempos de guerra, hay dos bandos y no caben equívocos

Fuentes: Rebelión

Estamos en guerra. Seguramente esta es la única verdad que ha salido de la boca de uno de los voceros del Gobierno. Efectivamente. Lo que no ha dicho es que estamos en guerra desde mucho antes del abominable atentado de las Ramblas y que lo sucedido es una réplica odiosa de una guerra que no […]

Estamos en guerra. Seguramente esta es la única verdad que ha salido de la boca de uno de los voceros del Gobierno. Efectivamente. Lo que no ha dicho es que estamos en guerra desde mucho antes del abominable atentado de las Ramblas y que lo sucedido es una réplica odiosa de una guerra que no empezó en Barcelona.

Aunque la historia ha mostrado que no hay ni habrá paz mientras exista el capitalismo, en los últimos lustros la gigantesca crisis sistémica ha generado una ofensiva general sin precedentes de la estructura de dominación internacional de la burguesía, es decir, del imperialismo, contra la clase obrera y contra los pueblos que no se someten a sus dictados. Las brutales dimensiones de la impune barbarie desencadenada responden también a la desaparición de los límites que imponía la URSS y a la ausencia -por ahora- de un movimiento comunista internacional capaz de hacer frente al imperialismo, tanto al de EE.UU., como al de la UE.

Estamos en guerra, y es una misma guerra en todos los frentes. Es la misma guerra que ataca los derechos sociales y laborales,la que arrasa los recursos naturales o la que necesita mujeres sometidas que reproduzcan la ideología dominante. Es la misma guerra que asoló Iraq, Yugoslavia o Libia, la que sufre cada día el pueblo palestino, la que ha pretendido aniquilar Siria,

la que amenaza Venezuela o Corea del Norte, la que resiste el pueblo del Donbass.

Es también la guerra sorda que destruye día a día cualquier resquicio de esperanza en los barrios obreros de las grandes ciudades europeas. Allí, entre la miseria y la exclusión, la juventud busca atisbos de identidad y de venganza en los movimientos más reaccionarios que ocupan el lugar que el internacionalismo socialista y la organización revolucionaria de clase han dejado – por ahora – vacío. Y ese es un gran reto para las organizaciones comunistas revolucionarias: ofrecer, a la desesperación y las ansias de combate que impone a la juventud la brutal dictadura de la burguesía en los barrios obreros de las grandes ciudades europeas y que les lleva a engrosar las filas del fascismo o de los fundamentalismos neofeudales, un encuadramiento y una estrategia política que permita identificar y combatir eficazmente al enemigo de clase y al imperialismo que destruye sus pueblos. Ese que hasta ahora ha movido inteligentemente los hilos del enfrentamiento (los hermanos musulmanes contra la izquierda laica árabe, Iraq contra Irán, Partido Baas Sirio contra Partido Baas iraquí o chiíes contra sunníes) y que les utiliza como fuerza de choque.

La trampa de la «unidad contra el terrorismo»

Y es esa misma guerra la que aprovechan los gobiernos de la burguesía, tras la conmoción creada por cada atentado, para apuntalar la idea de la neutralidad del Estado, de las «fuerzas del orden», para endurecer las leyes y fortalecer la represión contra sus enemigos reales, la clase obrera y los pueblos y sus organizaciones revolucionarias.

Los muertos de Barcelona, como los de Gaza, de Yemen, de Mosul o de Raqqa son nuestro muertos. Son nuestros caídos en una gran guerra a la que sólo podremos hacer frente si sabemos quiénes son nuestros enemigos. Quiénes somos nosotros y quiénes son ellos. Eso precisamente es lo que pretenden ocultar. Ese es el más preciado objetivo que persiguen con sus consignas de unidad política, de «todos unidos contra el terrorismo».

Eso es lo que aquí pretende, no sólo Rajoy, sino todo el Régimen de la Transición con sus poderosas ramificaciones sindicales, mediáticas y, también, en los movimientos sociales. Necesitan apuntalar un Estado en quiebra y una monarquía más desacreditada que nunca ante unos pueblos que han aprendido con la crisis que «lo llaman democracia y no lo es» y que «no nos representan». Y sobre todo les era preciso utilizar la unidad de España como mordaza contra el referéndum catalán y para acallar el clamor que recorrió la Transición y que cobra nueva fuerza ahora: Derecho de Autodeterminación y Amnistía.

Pero no sólo el gobierno del PP necesita utilizar la unidad «contra el terrorismo» como instrumento inapelable de control social, de ocultamiento de la lucha de clases. También el gobierno catalán ha jugado su baza de la «unidad». Y la ha representado precisamente utilizando el símbolo de los Mossos de Esquadra, su instrumento de represión, ahora, y en un futuro estado independiente. El mismo que la burguesía catalana ha utilizado contra la clase obrera y contra el movimiento popular en Cataluña, con el mismo ensañamiento con la que el gobierno de España usa la policía o la guardia civil. Baste recordar cómo tanto la Generalitat como el gobierno vasco han hecho gala de la utilización de los «servicios» del Mossad para adiestrar a sus fuerzas represivas y poner a punto sus servicios secretos.

Por ello Red Roja entiende que consecuentemente desde la izquierda revolucionaria, incluida la independentista, no cabía marchar en la misma manifestación que ha contribuido en gran medida a enmascarar el carácter de clase del estado y de sus cuerpos represivos , y en la que han desfilado, bajo el mismo lema, los representantes de gobiernos, el español y el catalán, responsables de la agresión social aquí y copartícipes de los ataques del imperialismo contra los pueblos y no sólo de la venta de armas a quiénes les agreden.

El internacionalismo, más necesario que nunca.

Hace trece años y medio, tuvo lugar el atentado más brutal que se recuerda, el del 11 de marzo en Atocha. Casi 200 muertos. Al día siguiente hubo una enorme manifestacion en Madrid «Con las víctimas, con la Constitución, contra el terrorismo». Gobernaba Aznar y la acusación a ETA como responsable de la masacre era hegemónica [1]. De esa siniestra orquesta formó parte la izquierda institucional representada por IU y PCE. En la cabecera de la manifestación estuvo la Casa Real, Aznar, Rajoy, Zapatero, Llamazares, Frutos, Fidalgo, Méndez y la CEOE. Todos contra el terrorismo.

Hubo algo que no controlaron: los pueblos que en todas las ciudades del Estado español habían creado su organizaciones y salido a la calle masivamente, como nunca antes, contra la invasión de Iraq. Y ese nivel de conciencia organizada permitió que al día siguiente, el 13 de marzo, frente a las sedes del PP de todas las ciudades y pueblos se levantara la acusación inapelable de responsabilidad – no de quienes habían depositado en los trenes las mochilas asesinas – sino de los gobiernos que habían ido a sembrar el terror en sus pueblos.

Esa reacción popular, que desgraciadamente no ha sucedido ante atentados parecidos en otros lugares del mundo, fue posible por el elevado grado de conciencia y de movilización popular, primero contra el embargo decretado por el Consejo de Seguridad de la ONU – que permitió identificar a ese órgano como instrumento del imperialismo- y después contra la invasión de Iraq. Sólo la clase obrera y los pueblos organizados y combatientes pueden desenmascarar la propaganda de guerra y construir la solidaridad internacionalista.

Desde esos planteamientos Red Roja manifiesta su compromiso con la imprescindible construcción de un Frente Antiimperialista en el Estado español capaz de imponer:

La retirada de todo tipo de apoyo logístico o intervención militar del ejército español en cualquier lugar del mundo.

El desmantelamiento de todas las bases militares de EE.UU y de la OTAN en territorio del Estado español desde las que se está atacando a otros pueblos.

La salida del estado español de la OTAN, principal instrumento de agresión del imperialismo, así como de la UE y de todas sus estructuras militares y policiales.

Notas:

[1] Corriente Roja, organización predecesora de Red Roja, -exactamente cuatro horas después de los mismos- emitió un Comunicado en el que se negaba públicamente a dar crédito a la acusación unánime contra ETA. https://www.rebelion.org/

Mientras tanto, el PCE, no solamente aceptaba totalmente la autoría de ETA sino que en su comunicado decía: «Desde el PCE, apoyamos todas las medidas políticas, legislativas y judiciales para erradicar en el tiempo más breve posible a la organización terrorista ETA y a sus apoyos, se disfracen como se disfracen«. https://www.rebelion.org/

Otro tanto hacía IU a través de Gaspar Llamazares. https://www.rebelion.org/

Un nuevo comunicado de Corriente Roja, al día siguiente, apuntaba ya que «Los 200 muertos y los 1.400 heridos son el terrible saldo que pagamos por el terror que el gobierno del PP llevó a Iraq» y denunciaba la convocatoria de la manifestación de «unidad contra el terrorismo» y anunciaba que no formaría parte de la misma. https://www.rebelion.org/

www.redroja.net

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