Ya no conduce una motocicleta como cincuenta años atrás. Ni vive en su Córdoba natal, terruño que cambió por La Habana. Sin embargo continúa recorriendo mundo, y esparciendo con su infatigable humor cordobés sus sueños y certezas políticas. Y todo esto no lo hace solo… «Sigo viajando con Ernesto, el Che…» de quien conserva la […]
Ya no conduce una motocicleta como cincuenta años atrás. Ni vive en su Córdoba natal, terruño que cambió por La Habana. Sin embargo continúa recorriendo mundo, y esparciendo con su infatigable humor cordobés sus sueños y certezas políticas. Y todo esto no lo hace solo… «Sigo viajando con Ernesto, el Che…» de quien conserva la imagen fresca de esa entrañable amistad juvenil que los uniera para siempre. Alberto Granado, el camarada de ruta latinoamericana de Ernesto Guevara -varios años antes que éste se convirtiera en el Che-, mira para atrás pero no se queda en el pasado. Y vislumbra la humanidad a partir del perfil de su amigo: «el Che es el hombre del futuro». «Es como que hicimos juntos dos grandes viajes. El primero, hace más de cincuenta años, cuando recorrimos parte de América Latina. Y en los últimos meses a través de la película», señala. «Diarios de motocicleta» (2004) dirigida por el joven realizador brasilero Walter Salles reconstruye en forma novelada el periplo de los dos amigos, por las rutas del continente, en los primeros siete meses del año 1952. Un viaje «sensibilizador» que marcaría la vida de ambos.
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UN VIAJE QUE NO TERMINA
P: Vive una explosión de popularidad desde hace un par de años particularmente a partir de la película y del documental paralelo donde Usted es el principal «protagonista». ¿Cómo siente todo esto?
R: No me considero principal protagonista, pero ha sido maravillosa la oportunidad de vivir la vida de esta manera, con un viaje juvenil con Ernesto y cincuenta años después en la película. Pienso que es una forma adicional que me comprueba que las ideas justas van marcando el camino. Para muchos, en aquel entonces, nuestra forma de actuar, de vivir, de viajar, era anárquica, casi rara… Sin embargo la vida nos ha demostrado, y la gente así lo dice todavía hoy, que por allí por donde pasamos, pasaron dos personas que no aceptaban la discriminación, que se rebelaban contra la miseria, que se solidarizaban con los campesinos, con los más humildes… Eso explica porqué el Che sigue cada día más vivo. Y sigue recordándonos que si queremos llegar al socialismo necesitamos construir un hombre nuevo. Quiero agregar, además, que hay muchos que viven como el Che. Gente en Cuba que con 70 años sigue cortando caña…Esos son también un poco el Che.
P: ¿Vive la película, en cierta forma, como un segundo viaje, pero en este caso solo?
R: Para nada. Sigo viajando con Ernesto, con el Che. Y avanzamos. Hay gente que piensa que América Latina está hoy igual que hace medio siglo. Los males son los mismos, pero hoy hay gobiernos progresistas en varios países, experiencias interesantes. Tenemos un Chavez en Venezuela; un obrero metalúrgico, Lula, que llegó a la presidencia de Brasil; el mismo Kirchner en Argentina…Hay todo un movimiento a favor de un mundo más justo. Que es a lo que aspirábamos nosotros y lo que intentamos promover en nuestras vidas.
P: Volviendo a la película: ¿a pesar que el producto final está elaborado para un público masivo, se preservan los valores de fondo que ustedes defendían? Es decir, ¿no hay contradicción entre masividad y contenido esencial?
R. A mí me gustó la película y hay que tener en cuenta que no es un documental. Tiene cosas especiales. Todo lo que presenta y la forma en que se presenta, hace que mucha de la gente que entró indiferente a las salas, haya salido cambiada…Y que haya jóvenes que tengan ganas de agarrar una motocicleta… También pienso que es un excelente resultado artístico. Tanto el director, Walter Salles, como el actor mexicano Gael García Bernal, que representa a Ernesto, o Rodrigo de la Serna, que me interpreta, son tipos extraordinarios como profesionales y como hombres. Le agregan siempre una gotita adicional de amor que hace que este film esté por encima de cualquier otro de los últimos tiempos. Pienso que en América Latina dibujará una especie de frontera…antes y después de «Diarios de motocicleta».
P: ¿Y el documental paralelo que filmó Giani Minà?
R: Nunca pensamos que se convertiría en un producto propio. Al principio nos propusimos registrar la filmación de la película. Luego vimos que daba para más. En definitiva, este film abrió nuevos caminos…
P: ¿»Diarios» ya fue presentada en Cuba?
R: ¡La estrenaron en Cuba! Fijáte que hace años y años que estoy rodeado de jóvenes. Pero con la película el efecto fue especial, diferente. Cuando se estrenó en Santa Clara (Cuba) que es la ciudad liberada por el Che, la emoción fue inmensa. Al terminar la gente aplaudió como diez minutos. El documental también fue presentado varias veces, en la TV y en otras actividades.
«TODO LO MOSTRADO ES VERDAD»
P: ¿Cómo se siente Alberto Granado ante esta «publicidad» fílmica?
R: Honestamente, me siento demasiado realzado. Pero bueno, todo lo que está en la película y en el documental es absolutamente cierto. Hay, claro, algunos cambios, pero menores. Por ejemplo el cruce a nado del Amazonas fue por la tarde y no por la noche. Eso le dio un tono poético y simbólico. Ernesto, que no le tenía miedo a nada, sentía una cierta aprensión hacia el crepúsculo en el agua. No le gustaba mucho…Y entonces se unieron las dos cosas, el cruce a nado en el anochecer, para presentar algo profundamente trascendente y simbólico.
P: ¿Viendo toda su experiencia de vida, es evidente que la misma, desde su juventud, esta íntimamente asociada al Che y a Cuba?
R: En efecto. Vivo en Cuba desde el 23 de marzo de 1961. Mirando para atrás me viene la siempre estrecha relación del Che con Fidel. El enemigo trata de inventar rupturas entre ellos. Cosa que es absolutamente mentira. ¿Cómo entender sino que los más fieles amigos y que los hijos de Ernesto, sigan en Cuba? Nunca hubo ninguna discordia. Se respetaron y se quisieron mucho…
P: Hay algo muy fuerte detrás de la vida-muerte del Che. Su fama mundial se contrapesa con el anonimato de miles y miles de militantes que en los diferentes rincones del planeta han sufrido, incluso hasta la muerte, por una causa liberadora…
R: Corresponde con la convicción de Ernesto en el sentido de que lo importante es tomar el poder. Que hay que conquistarlo. Es real que hay tantos muertos en la historia, muchos de ellos jóvenes que dieron todo para que avance la cosa. Es triste…pero si no existieran esas puntas de lanza, el mundo no hubiera avanzado. El ejemplo de todos ellos determina el movimiento y el cambio.
PING-PONG CON ALBERTO GRANADO
Cuba: «el faro de la humanidad»
El Che: «el hombre del futuro»
Argentina: «el país que me formó…y muy bien»
Globalización: «es como el SIDA…un mal que existe»
Alter-mundialismo: «la continuidad de la lucha. Creo en la juventud»
Utopía: «En chiquito, nuestro viaje. En grande…, sería transformar el mundo»
Muerte: «Algo que tiene que producirse para que haya un desarrollo biológico. No me afecta ni me preocupa»