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Sindicalismo ecosocialista frente a la inacción climática

Fuentes: Naiz

La gravedad de la crisis ecológica no admite matices: estamos al borde de un desastre climático irreversible. Durante las tres últimas décadas, las emisiones mundiales de CO₂ no han dejado de aumentar. A pesar de decenas de acuerdos y cumbres internacionales, las actuales políticas nos conducen a un calentamiento global de 2,8 °C. Muy por encima del límite seguro.

Estos días, en la cumbre internacional COP30 (Belem, Brasil), se está hablando de compromisos climáticos. Pero, trágicamente, la realidad avanza en otra dirección. La Unión Europea está debilitando sus objetivos climáticos para 2040 y Estados Unidos impone su modelo fósil a golpe de aranceles. Cada vez son más los países, grandes corporaciones y empresas de gestión de activos que eliminan de sus planes una reducción drástica de emisiones. Se impone la lógica del beneficio privado y la competencia, manteniendo la dependencia hacia los combustibles fósiles.

En este contexto, desde el sindicato LAB queremos señalar que la transición energética no está avanzando ni al ritmo ni en la dirección necesaria.

Como territorio del Norte global, Euskal Herria debería reducir a cero sus emisiones en 2040, asumiendo la justicia climática sin profundizar las desigualdades internacionales. Durante la última década, las emisiones directas de la CAV se redujeron un 9%, mientras que las de Navarra aumentaron un 20%. En Ipar Euskal Herria, se redujeron un 10% entre 2019 y 2023. Avances y retrocesos, pero todavía muy lejos de la velocidad necesaria.

Dos palabras definen nuestro sistema energético: fósil y dependiente. El 77% del consumo energético de Euskal Herria viene del gas y petróleo, y tenemos un 87% de dependencia energética con el exterior. Romper con nuestra dependencia hacia los combustibles fósiles exige cambios en todos los sectores económicos. Más del 70% del petróleo se concentra en el sector del transporte, y casi el 80% del gas en la industria, refino de petróleo y centrales de ciclo combinado. Debemos reducir significativamente el consumo energético, electrificar procesos que queman combustibles fósiles y aumentar la generación renovable y este cambio debe estar guiado por tres ejes: planificación, propiedad pública y participación de las personas trabajadoras.

El transporte es el mayor generador de CO₂ de Euskal Herria, con un 35% de las emisiones y del consumo energético. La actual política de infraestructuras refuerza la dependencia hacia el coche privado. El transporte público sigue sin ser una opción viable para muchos desplazamientos diarios. Junto a ello, las empresas e instituciones públicas incumplen sistemáticamente su obligación de elaborar planes de desplazamiento al centro de trabajo.

La industria genera el 21% de las emisiones de CO₂ y el 32% del consumo energético. Algunas empresas hablan de descarbonización para cobrar subvenciones, pero las trabajadoras y sindicatos son excluidos de cualquier discusión. En el sector de la automoción, las empresas están reduciendo sus plantillas, sin ninguna planificación real de cómo reconvertir el conjunto del sector. Al mismo tiempo, cada vez más empresas del ámbito civil se suman al impulso de la industria militar.

La ausencia de una planificación de la transición energética deja la instalación de renovables en manos de empresas privadas. Esto supone una enorme irresponsabilidad, generando a su paso un malestar y rechazo legítimo. Al mismo tiempo, llegan múltiples proyectos que avanzan en la dirección contraria a la que necesitamos: la subfluvial de Lamiako, la ampliación del aeropuerto de Loiu, o el centro de datos de Arasur.

La Ley de Cambio Climático y Transición Energética de la CAV (2024) fija unos objetivos insuficientes y no incluye mecanismos efectivos de participación de las personas trabajadoras en la transformación productiva. La de Navarra (2022) tiene unos objetivos más ambiciosos, pero el Ejecutivo incumple sistemáticamente los plazos, reglamentos y planificación definida. El Gobierno de Navarra no ha desarrollado la Estrategia de Transición Justa a la que se comprometió.

En la Ley de Industria de Navarra (2025) se rechazaron la mayoría de enmiendas de LAB, que exigían una planificación de las transformaciones, la titularidad pública de los proyectos industriales y reforzar la legislación contra las deslocalizaciones. El Plan de Industria-Euskadi 2030 (2025) utiliza el discurso de la transición energética para las mismas recetas de siempre: financiación pública de empresas privadas sin aumentar el control público ni garantizar el futuro del empleo. Ambos casos son una oportunidad perdida en un momento crítico para la transición energética y el futuro del empleo en la industria de Euskal Herria.

Desde LAB asumimos la disputa por la transformación del sistema de producción y consumo de Euskal Herria como una tarea sindical. Estamos trabajando para llevar la negociación colectiva a los planes de descarbonización, exigir información sobre las transformaciones previstas en la automoción, solicitar planes de movilidad al centro de trabajo que reduzcan la dependencia hacia el coche privado y avanzar en contenidos ecosociales en los convenios colectivos. Este camino solo se puede recorrer con la participación, trabajo y movilización de las secciones sindicales en los centros de trabajo.

El cambio climático hace tiempo que dejó de ser un riesgo lejano. Como nos demostró hace un año la DANA en Valencia, la respuesta ante catástrofes extremas también es un terreno de lucha sindical. Las previsiones indican que Euskal Herria se verá afectada por eventos climáticos extremos como inundaciones y olas de calor. El sindicalismo debe ser un escudo climático: exigiendo la actualización de los planes de prevención, y ejerciendo el derecho a paralizar la producción y abandonar el puesto de trabajo.

Ante unas cumbres climáticas cada vez menos creíbles y una urgencia creciente, queremos seguir articulando desde lo local estrategias compartidas a nivel internacional. A la ofensiva y a la defensiva. En los centros de trabajo, en las calles y en las instituciones. Confrontando con la patronal y defendiendo el derecho al empleo de la clase trabajadora.

Martín Lallana es el Responsable de Transición Ecosocial del sindicato LAB.

Fuente: https://www.naiz.eus/es/iritzia/articulos/sindicalismo-ecosocialista-frente-a-la-inaccion-climatica