Sólo el programa que hace transformaciones reales para el pueblo es el revolucionario
La izquierda actual, tanto la proveniente de los distintos destacamentos comunistas, como la de los sectores de intelectuales y dirigentes políticos de la izquierda no comunista, pero esencialmente revolucionaria y transformadora surgidas de IU, 15 M, movimientos sociales y del movimiento obrero y sindical, hacen proclamas de las distintas propuestas que a las elecciones generales del 20 D deben llevar las distintas fuerzas progresistas que se presentan, en algunas comunidades autónomas en unidad y confluencia con Podemos y en otras divididas.
En el contexto que se mueven los movimientos populares, los dato empíricamente demuestran que ya, con el actual nivel de desarrollo de la confluencia política de la izquierda, muchas cosas política y socialmente ya han cambiado, la ruptura del bipartidismo por primera vez desde la transición en las elecciones europeas del 2014 y la conquista de espacios políticos de Gobierno popular, en muchos ayuntamientos en el 2015, son significativos e indican, las futuras apuestas que debemos enfrentar, en la lucha contra las políticas de austeridad y las guerras imperialistas, para ser útiles a la causa final de liberación de las clases trabajadoras.
Pero actualmente, el dato político más importante y relevante desde la transición política no significa nada para amplios sectores de esta izquierda, incluida la leninista en la que nos incluimos. Todas las movilizaciones surgidas del espontaneismo contra los decretazos de los gobiernos desde el 2008, de las mareas, viernes negros, 15m, marchas de indignados, huelgas generales y movilizaciones generales, todas significaron la mayor rotura de las clases trabajadoras, el pueblo y la juventud, con las fuerzas políticas y sindicales que hegemonizaron el proceso de la derrota ideológica y política de la transición, de la cual 40 años más tarde empezamos a superarla.
Esta fue la única derrota sufrida por la clase obrera y la más grave, desde la militar del golpe de estado franquista de 1936, derrota ejecutada por los pactos del PSOE y del PCE con la oligarquía española en el 1976 con la política de reconciliación nacional, con su culminación con los Pactos de la Moncloa y la constitución. Ahora, a partir del 2008, se inicia un proceso contradictorio y seguro que no lineal, de recuperación de la iniciativa política de masas independiente de la oligarquía, que provocaron la ruptura de los pactos de la transición, ante la crisis de su sistema capitalista.
Significa el inicio de un proceso de una mayor concienciación política de las masas trabajadoras y la juventud, de una recuperación de la movilización de las masas contra el recorte del estado de bienestar, del mal gobierno, de la corrupción y la falta de democracia. Por primera vez las masas toman la iniciativa política y explosionan a la clase política que dirigió la transición, lanzándolos al cubo de la basura de la historia, incluidas a las fuerzas históricas de la izquierda. Todo debemos verlo desde la nueva realidad que aporta nuevas perspectivas, con flexibilidad en la táctica y firmeza en los principios, por primera vez desde la transición tenemos una movilización política, incipiente, pero movilización políticamente independiente de la clase dominante.
Hasta estas últimas elecciones europeas, hemos vivido la militancia comunista y revolucionaria con una disfunción: la existente entre la mayoría de dirigentes políticos e intelectuales de la izquierda, con sus proyecciones políticas de estrategia y programa y la realidad social y política en la que vivimos la clase obrera. Llama la atención que las mismas conclusiones y objetivos programáticos, los saquen ahora con la misma convicción y literalidad de siempre, sin ver, que las movilizaciones espontaneas de las masas indignadas las han modificado.
Siguen sin la consciencia, de que las referencias históricas que arrastran como proclamas verdaderas, están sin el pulir de la autocrítica, por la práctica social acordada y creada con la oligarquía española con los pactos de la transición, manteniéndola como la única experiencia histórica posible y positiva, y al parecer también inmutable para muchos sectores de la izquierda.
No excluyo otros laboratorios de prueba fundamentales, como el trabajo de masas en las organizaciones de masas, que aquí no entraré en ello, pero teniendo como tenemos en nuestro entorno político, económico y cultural a Grecia y Portugal, donde en ambos se ha logrado una mayoría social, que confronta contra las políticas de austeridad, recortes y privatizaciones impuestas por la oligarquía euroalemana, me parece imposible, que no se tenga el mínimo tacto en sus análisis por estos dirigentes en las proclamas que realizan, para aventurar con un mínimo de certeza, de por dónde van los tiros de un programa realizable por estas mayorías políticas, atenidas al actual nivel de organización y politización de las masas obreras y populares.
Lo que muchos hemos visto en Grecia, ante el programa gubernamental de reformas populares y combate contra las políticas de austeridad del imperialismo euroalemán, es que éste, de forma implacable, aplica con sus tres instrumentos de intervención exterior, representados por la Comisión Europea, el Banco Central y el Fondo Monetario Internacional, una política de acoso y derribo contra las reformas del Gobierno de SYRIZA favorables al pueblo, impidiendo en gran parte su aplicación con todo tipo de artimañas y autoritarismo, de forma absolutista y fuera de toda legalidad institucional europea. Ante ello no vemos traición al pueblo, vemos errores políticos.
Bajo nuestro punto de vista, es importante detallar los dos problemas fundamentales a superar por las fuerzas populares, que provocaron la derrota de las fuerzas reformistas griegas, ante la imposibilidad de ejecutar su programa político y económico en su primera victoria electoral.
El primero, que en el Parlamento Europeo y en la Comisión Europea, existía y existe una hegemonía política e ideológica total y absoluta del imperialismo euroalemán, con la alianza de las dos fuerzas políticas mayoritarias en Europa, que son la suma de las variantes de las fuerzas conservadoras y liberales, más las de los neoliberales socialdemócratas o socialistas, esto permitió aplicar sin fisuras las medidas políticas correctoras, con una total ilegalidad y autoritarismo, como las del Banco Central Europeo, cerrando el grifo de abastecimiento de moneda en circulación, en una situación de evasión monetaria hecha legal, para aquellos que en Grecia como en España o Portugal, son los únicos que poseen ahorros: empresarios, banqueros y profesionales.
Esto nos dice que el Gobierno griego, al carecer de apoyo político del resto Europa y de una banca pública, no tenía ni dinero en metálico para pagar pensiones y nóminas. Esta medida de chantaje ilegal y autoritaria, impuesta por la hegemonía euroalemana en la Comisión Europea, es la que obligó al Gobierno griego a aprobar de inmediato y por lo visto a toro pasado, de forma realista, el tercer memorándum, aún todavía más lesivo que los anteriores, ante el sufrimiento que el pueblo griego podía vivir, en una situación creada de caos absoluto por el imperialismo euroalemán, al faltar el instrumento principal de intercambio comercial en una sociedad capitalista: la moneda.
En segundo lugar, destacar que no existió una movilización popular de apoyo al Gobierno de SYRIZA ni contra el tercer memorándum, que el imperialismo euroalemán impuso contra la voluntad del Gobierno y el pueblo griego, ésta apenas movilizó durante la negociación, a una decena de miles de personas, divididas entre sí, entre ellas las de la propia SYRIZA, de apoyo y la de los comunistas del KKE, anarquistas y radicales de izquierdas, contra el Gobierno por negociar su aplicación, con una delegación, también ilegal, que representaba a la Comisión Europea.
Resulta innecesario explicar por conocida, la vasta movilización y huelgas que la clase trabajadora y el pueblo griego llevaban desarrolladas desde la implantación del primer memorándum, demostrando que están mejor organizados y más politizados que la clase obrera y el pueblo español, aún así, la resistencia por las masas al chantaje y al tercer memorándum euroalemán fue nula, incluida la defensa del programa nacido de las elecciones victoriosas de SYRIZA.
Esto nos lleva a la evidente conclusión de que tenemos que tener claro, cuáles han sido los errores teóricos más importantes de las fuerzas populares griegas, y de ellos, cuales son los fundamentales que debemos corregir para no volver a cometerlos y poder seguir avanzando.
El primer error teórico de SYRIZA, fue ignorar el carácter autoritario e imperialista de su enemigo principal en este combate por la aplicación de un programa popular , enemigo del que solo vio su carácter exclusivamente político, democrático y pacífico, por lo tanto reformable desde las instituciones. Es decir, negó el carácter antagónico de clase de la oligarquía euroalemana, con respecto a las clases populares, también vemos por parte del KKE, de la Unidad Popular griega y otras fuerzas políticas de la izquierda, errores de bulto por difuminarlo como principal enemigo, por sus críticas negativas al Gobierno popular griego, proyectándolo como títere de la oligarquía, aún ahora, con el agua al cuello, siguen con la misma política sin entender que la alternativa al fracaso de SYRIZA, no son ni la Unidad Popular escindida ni el KKE que siguen sin apoyo popular, con estas tácticas sectarias nos tememos que sean los fascistas de Amanecer Dorado.
El segundo error, no partir del principio lógico y dialéctico, de que cualquier proceso de transformación de las estructuras económicas dentro del sistema capitalista o cualquier otro, por pequeño que sea, necesita de una correlación de fuerzas superiores a las que te bloquean el proceso de reformas, es decir que hoy en día necesitamos una continua y superior organización, politización y movilización de las clases trabajadoras y populares, como instrumento de amenaza y presión para el cambio y las reformas, cuestión en la que también fallamos todo el sur de Europa.
Y aquí, una vez superada esta fase, es cuando ya entraríamos directamente, en un proceso dialéctico claramente revolucionario, aunque la principal fuerza dirigente sea reformista, cuando a un fracaso, le damos una respuesta que resuelva las deficiencias que lo provocaron, en pos de unos objetivos estratégicos más lejanos, pero también sentidos como necesarios por las masas.
Si aprendemos algo de las lecciones que el pueblo griego nos enseña, con sus dos victorias y la derrota ante el tercer memorándum, debemos decir, que el programa que presentemos las fuerzas de izquierdas en el estado español, con un nivel de conciencia política y organización obrera y popular inferior, debe ser como el programa griego y el acordado por las tres fuerzas de izquierdas portuguesas, dar respuesta inmediata paliativa, a las principales necesidades que las clases populares sufren con una tremenda agresividad, desde que el Gobierno neoliberal del PSOE de Zapatero lo impuso en el 2008, ante la fuerte agudización de la crisis capitalista, provocada por las hipotecas basura en EEUU y aquí sumada a la burbuja inmobiliaria, con las políticas de austeridad, recortes y privatizaciones, impuestas por el Gobierno del PSOE y la Comisión Europea.
Cuando la táctica se convierte en lo fundamental para la aplicación del programa. Los trabajadores y trabajadoras españolas, no es que «sólo» tengamos un 25% de tasa de desempleo y que «sólo» un 40% cobra subsidios, es que tenemos una precariedad laboral que se acerca al 50% de los empleos, de que estos y de los que se crean, la mayoría son por escasos días, de media jornada laboral o menos sobre contrato, pero muchos con jornadas reales de doce horas, implicando que los salarios apenas alcancen para una mínima subsistencia de ellos y sus familias.
Las consecuencias para los sectores más desfavorecidos de las clases trabajadoras y populares, son terribles en el ámbito de la alimentación, la vivienda, la sanidad, la enseñanza, la dependencia en la infancia, la minusvalía o la vejez, con sus secuelas de violencia patriarcal contra la mujer, la infancia y la juventud, ante la violencia brutal que el sistema capitalista ejerce en las condiciones de vida y trabajo de la clase trabajadora. Todo, absolutamente todo lo que implica necesidades para el pueblo, está en manos de la iniciativa privada, del capitalista, convertido en mercancía.
Esta tiene que ser la base fundamental de todo programa transformador de las fuerzas populares y de izquierdas, con la reversión de todo lo privado a lo público, porque debe ser un programa que al mismo tiempo que ayuda a paliar de forma rápida, las graves necesidades de las masas, permita entroncar con las movilizaciones y reivindicaciones de los sectores más conscientes y organizados de la clase obrera y el pueblo, recuperando libertad, participación y democracia. Ésta, en la práctica, es la forma popular de luchar contra el pago de la deuda y las políticas de austeridad.
La superación del actual bajo nivel de conciencia política y organización popular, es el que nos hará superar las limitaciones de un programa paliativo y pasar a uno más reivindicativo, y de este a uno de carácter revolucionario, de lucha por la igualdad y superación de las limitaciones que tiene el capitalismo para las clases trabajadoras y el pueblo. Una democracia más avanzada.
¿Indica esto que el Euro, la unidad de Europa, la OTAN y las bases americanas con sus guerras imperialistas no son importantes? Claro que lo son, pero quizás el problema, es que lo estamos planteando de forma invertida ¿Por qué, en vez de empezar la casa por el tejado, sin dejar de explicar lo malo que es el imperialismo, que la Europa del euro y la OTAN están en sus manos y que sin su superación o eliminación, nunca lograremos nada, no empezamos a denunciarlos, por lo concreto de las necesidades más inmediatas de las masas, que eso si lo entienden, para que según se politizan asuman nuevos retos? ¿No es en síntesis, lo que han logrado con gran éxito las fuerzas reformistas de SYRIZA en Grecia y Podemos aquí, descabezando a las ya débiles fuerzas obreras históricas de socialistas y comunistas, en la movilización social en las plazas, calles o instituciones, con un programa de reformas paliativo y limitado en lo económico y político?
Es evidente, que con este planteamiento se nos cae todo el discurso construido por las fuerzas revolucionarias desde la transición democrática y que aún mantienen, pero a la nueva realidad del sistema capitalista, en una situación de crisis sistémica global, que la va llevando gracias a sistemas económicos especulativos, basados en una contabilidad telemática y virtual, hay que responderle con propuestas y perspectivas reales y según vayamos avanzando en lo concreto y siempre con el pueblo detrás, iremos definiendo el qué, el cómo y con quien construimos una moneda, una Europa y una defensa que no responda a los intereses imperiales euroalemanes.
¿Donde está escrito, que si cambia la correlación de fuerzas en el parlamento y en la Comisión Europea, no puede cambiarse la gestión del Banco Central y la política monetaria con el euro? ¿Quién puede afirmar, que no hay posibilidad de que en esa nueva situación, sea Alemania y sus aliados más dependientes los que abandonen el euro? Para ellos no tendría un mayor coste añadido el abandono, teniendo como tienen una paridad de la moneda euro-marco y sí para los países del sur de Europa. La respuesta nos la dará siempre la correlación de fuerzas y la táctica.
No olvidemos, que el mayor derrotado en la batalla griega por la anulación de las políticas de austeridad, no han sido las fuerzas reformistas integradas en SYRIZA, han sido las fuerzas socialdemócratas europeas, que no han marcado una línea de demarcación clara y visible con las fuerzas conservadoras reaccionarias, cosa que si han sido capaces de ver los socialistas portugueses, no dudemos, que en la propia degradación de la socialdemocracia, muchos opten por otras posibilidades de programas, con políticas que defiendan al pueblo y no al empresario.
Tampoco podemos considerar realista pensar, que podemos salirnos sin ningún tipo de coste de la Europa del euro, o la posibilidad de llegar a acuerdos simples y democráticos con la oligarquía para una exclusión negociada de la zona euro. Todo esto tendría que ser bajo la correlación suficiente de fuerzas, solo así sería posible un tipo de salida tal como la que algunos dirigentes políticos de la izquierda plantean, obviando el tremendo coste humano y olvidando como los reformistas, que la comunidad económica europea fue fundada, desde las cenizas del imperialismo euroalemán, con el apoyo económico, político y militar de los EEUU, allá por los años 50 del siglo pasado.
Esto quiere decir, que la Europa que conocemos, fue creada desde el principio, como instrumento de explotación y opresión de las clases trabajadoras y el pueblo, por las oligarquías imperialistas para su acumulación de capital y poderío militar mediante la opresión y contra los países obreros y socialistas. Solo la lucha victoriosa de un pueblo unido nos hará libre.
No olvidemos tampoco como derrotaron al pueblo griego e impusieron el tercer memorándum, veamos que aquí también la tienen preparada. Gane quien gane estas elecciones del 20 D, incluida la derecha, tiene que reformar los Presupuestos Generales del Estado, aprobados antes de las elecciones de forma ilegal por el Gobierno del PP, que obligarán a dar los recortes necesarios, para eliminar el déficit estimado por la Comisión Europea de un 0,2%, que valora actualmente en unos 9.000 millones de euros, si gana la izquierda popular ¿Cuántos más aumentará?
Estos son los retos que los comunistas y revolucionarios tenemos que dar respuesta, en confluencia con la actual mayoría reformista, construyendo unidad de las fuerzas obreras y populares, siempre acordes con los intereses generales y estratégicos de la clase obrera y el pueblo. Debemos tener un programa realizable, pero también una táctica que lo posibilite.
Alonso Gallardo militante de los círculos comunistas por la confluencia popular – CCCP
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