Al PSOE de la oposición hay que reconocerle que a veces hace grandes esfuerzos por escenificar un compromiso con la fiscalidad progresiva o con el laicismo. Me imagino que si representan ese papel es porque tienen la certeza de que obtienen ganancia electoral en ello. Una interpretación constante puede convencer a incautos de que detrás […]
Al PSOE de la oposición hay que reconocerle que a veces hace grandes esfuerzos por escenificar un compromiso con la fiscalidad progresiva o con el laicismo. Me imagino que si representan ese papel es porque tienen la certeza de que obtienen ganancia electoral en ello. Una interpretación constante puede convencer a incautos de que detrás de ese partido hay actualmente una verdadera intención con esos dos principios, haciendo olvidar las obras de regresividad fiscal y concesiones fiscales a la Iglesia.
Recientemente presentaron en el Parlamento una pobre iniciativa no legislativa instando al Gobierno para que creara un Impuesto sobre las Grandes Fortunas, que no sería más que una remodelación del Impuesto de Patrimonio, que ellos suspendieron en 2008 y recuperaron parcial y temporalmente en 2011 para presumir de compromiso con el principio de que más pague quien más tiene. La idea del Impuesto sobre las Grandes Fortunas era miserable, ya que, mientras (en el Gobierno de Zapatero y en el de Rajoy) se han practicado recortes sociales de decenas de miles de millones en Educación, Sanidad, Pensiones, Dependencia, Ayuda al Desarrollo, Vivienda, Natalidad, Salarios Públicos, el equipo de Rubalcaba proponía recaudar de otra forma la ridícula cantidad de 1.500 millones. Los ricos que han acumulado grandes patrimonios en este país (con dictadura o con democracia) pensarían que les sale muy barata la idea del partido que espera de nuevo su turno para alcanzar el gobierno. Teniendo en cuenta que el IBI recauda unos 8.000 millones en toda España, la hipocresía fiscal del PSOE en este caso tampoco sería gran cosa recaudatoria.
Lo cierto es que el PSOE es el partido que más ha erosionado la progresividad fiscal en este país. Como se vio en otro artículo, ha sido el partido que ha elevado los tipos IRPF a las rentas más bajas y ha bajado los tipos IRPF a las rentas más altas, sobre todo las del ahorro, con la teoría de que eso atrae o retiene el ahorro y la inversión. Fue el partido que eliminó el IVA al lujo y el que ha decidido todas las subidas en el IVA general. Ha contribuido a las deducciones del Impuesto de Sociedades. Eliminó el Impuesto de Patrimonio, como se ha dicho, aunque luego lo recuperara. En este aspecto fiscal, la derecha del bipartidismo tiene menos pecados, atribuyéndosele las agresiones en el Impuesto de Sucesiones y Donaciones o la eliminación del Impuesto de Actividades Económicas.
Los dos partidos durante décadas han competido por el título de quien rebajaba más los impuestos fomentando el error popular de pensar que ellos eran los beneficiarios de los impuestos bajos, mientras los que veían como disminuía su contribución y aumentaba su patrimonio se frotaban las manos. Esos ricos saben bien como esconder el dinero, como evitar que los poderes lo busquen con suficiente esmero y como disminuir la carga de los hechos imponibles que no escamotean.
El PSOE ahora quiere que los bienes de la Iglesia contribuyan. Nunca movió un dedo en este sentido cuando tenía mayorías, hasta mayorías absolutas, incluso mayorías absolutas en época de crisis. En la oposición lanza una campaña efectista pero no efectiva para ganar simpatías medio progres. El procedimiento consiste en una moción hipócrita desde los Ayuntamientos para instar al Gobierno a que denuncie los Acuerdos con el Vaticano y derogue la exención del IBI.
Es curioso que el partido que trasladó a la Ley 38/1988 la exención en el IBI de los Acuerdos con el Vaticano en 22 años en el Gobierno del Estado nunca tocara los Acuerdos ni esa ley y en la oposición se ponga el disfraz. Es curioso que quien creara la asignación del 0,52% del IRPF a la Iglesia en 1987 (Disposición Adicional Quinta de la Ley de Presupuestos de ese año) en la oposición pida que la Iglesia pague el IBI. Es curioso que el partido que en 2006 mejoró la financiación a la Iglesia aumentando la posibilidad de aportación del IRPF a la Iglesia de 0,52 á 0,7% (unos 250 millones al año) ahora quiera que la Iglesia pague el IBI. Es curioso que el partido que en 2005-2006 se enfrentara a la Unión Europea porque la Comisión exigía que determinadas actividades de la Iglesia pagaran IVA ahora esté empeñado en que pague el IBI.
Cuando está en el Gobierno el PSOE procura amansar ese poder fáctico con regalos fiscales. Cuando está en la oposición, sin levantar mucho la voz, intenta ganarse las simpatías de quienes quieren avanzar en laicismo. Cuando está en el Gobierno, le importa un carajo la progresividad fiscal. Cuando está en la oposición sin hacer mucho ruido para no espantar a los ricos entona la canción farisea de los impuestos progresivos.
¡Qué lejos queda de este PSOE aquel artículo 26 de la Constitución de 1931!:
Artículo 26
Todas las confesiones religiosas serán consideradas como Asociaciones sometidas a una ley especial.
El Estado, las regiones, las provincias y los Municipios, no mantendrán, favorecerán, ni auxiliarán económicamente a las Iglesias, Asociaciones e Instituciones religiosas.
Una ley especial regulará la total extinción, en un plazo máximo de dos años, del presupuesto del Clero.
Quedan disueltas aquellas Órdenes religiosas que estatutariamente impongan, además de los tres votos canónicos, otro especial de obediencia a autoridad distinta de la legítima del Estado. Sus bienes serán nacionalizados y afectados a fines benéficos y docentes.
Las demás Órdenes religiosas se someterán a una ley especial votada por estas Cortes Constituyentes y ajustada a las siguientes bases
1. Disolución de las que, por sus actividades, constituyan un peligro para la seguridad del Estado.
2. Inscripción de las que deban subsistir, en un Registro especial dependiente del Ministerio de justicia.
3. Incapacidad de adquirir y conservar, por sí o por persona interpuesta, más bienes que los que, previa justificación, se destinen a su vivienda o al cumplimiento directo de sus fines privativos.
4. Prohibición de ejercer la industria, el comercio o la enseñanza.
5. Sumisión a todas las leyes tributarias del país.
6. Obligación de rendir anualmente cuentas al Estado de la inversión de sus bienes en relación con los fines de la Asociación.
Los bienes de las órdenes religiosas podrán ser nacionalizados.
Samuel García Arencibia, autor del blog Utópico terminando el prólogo
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
rCR