En realidad este es un asunto que, como musulmán, no me concierne. Pero dadas las reiteradas preguntas de la prensa, me he sentido obligado a pertrechar una respuesta, más como ciudadano que como dirigente islámico: Me preguntan por el desorbitado gasto de la visita. No sé de que se sorprenden. Este gasto es consecuente con […]
En realidad este es un asunto que, como musulmán, no me concierne. Pero dadas las reiteradas preguntas de la prensa, me he sentido obligado a pertrechar una respuesta, más como ciudadano que como dirigente islámico:
Me preguntan por el desorbitado gasto de la visita. No sé de que se sorprenden. Este gasto es consecuente con un determinado modelo de religiosidad vinculada al poder, a unas estructuras y jerarquías que ostentan un magisterio dogmático e intentan imponer su control mental sobre las masas. Un modelo de religiosidad institucionalizada requiere de toda esta parafernalia, y toda esta parafernalia requiere de este gasto.
Me preguntan sobre el hecho de que las instituciones españolas estén sufragando la visita. No se de que se extrañan. El estado español, así como municipios y comunidades autónomas, vienen dando a la Iglesia Católica ingentes cantidades de dinero desde hace muchos años.
Algunos han calculado en 5.000 millones de euros lo que el Estado español da a la Iglesia Católica cada año, según lo pactado en el Convenio con el Vaticano. La financiación de la Iglesia Católica española se rige según un acuerdo establecido con un Estado extranjero. Siendo así, parece normal que el jefe de dicho Estado haga acto de presencia y se de un baño de masas de vez en cuando, para marcar su territorio (esto es conocido, en términos teológicos, como «visita apostólica»).
Además, las instituciones públicas participan habitualmente en actos religiosos católicos, juran sus cargos sobre la Biblia (pero no se incluye la posibilidad de hacerlo sobre cualquier otro libro sagrado), celebran misas católicas en actos oficiales (la Generalitat de Catalunya celebra misa en su propia sede, el día de Sant Jordi), la presencia de símbolos católicos en las administraciones es masiva, el calendario de fiestas solo tiene en cuenta las celebraciones católicas, etc., etc., etc.
Comparado con esta situación, los cerca de 5 millones de euros que va a costar la visita son una nimiedad. Aunque lo grave, en este caso, es que la actual visita se presenta estrictamente como un acto confesional católico.
Así que mejor dejarse de hipocresías y asumir los hechos tal y como son: España esta muy lejos de ser un país laico. Esta es una realidad lamentable, que sufren especialmente las minorías religiosas. La igualdad de todos los ciudadanos con independencia de su religión, proclamada por nuestra Constitución, es papel mojado. Vivimos en un Estado confesional encubierto. Algo a lo que han contribuido todos los gobiernos de la democracia, especialmente el actual.
Siendo así, las declaraciones de Benedicto XVI antes de la visita, afirmando que en España existe un «laicismo agresivo», deben interpretarse como un modo de presionar al gobierno, con el fin de preservar sus privilegios.
Y ahora me toca a mi el turno de preguntar: ¿qué demonios tiene todo esto que ver con el evangelio y el mensaje de Jesús?
Abdennur Prado es el Presidente Junta Islámica Catalana
Blog del autor: http://abdennurprado.
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