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Sobre lo distintos modelos organizativos de Podemos (o sobre lo pegajoso y renqueante de las tradiciones)

Fuentes: Rebelión

Alzando poco más de un palmo la vista, podemos ver claramente que uno de esos problemas fundamentales de la izquierda que está nublándonos el juicio en estos días tan cruciales, que (como suele pasar) tiende a irsenos de las manos, es algo que en realidad deberíamos atribuir a una traba propia de lo humano: La […]

Alzando poco más de un palmo la vista, podemos ver claramente que uno de esos problemas fundamentales de la izquierda que está nublándonos el juicio en estos días tan cruciales, que (como suele pasar) tiende a irsenos de las manos, es algo que en realidad deberíamos atribuir a una traba propia de lo humano: La finitud de su tiempo y la necesidad de motivación y de sentido que den fuerza a las duras empresas a las que se enfrenta. En este limite fundamental, se marca la línea de sus aspiraciones y la lógica de sus objetivos, ya que toda historia genera a la vez una tradición que delimita la forma en que puede representarse la realidad, marcar su estrategia. Siendo así, lo que vengo a decir es que uno de los principales problemas con respecto al debate de los distintos modelos organizativos de PODEMOS es precisamente que en sus disquisiciones conglomera un profundo sustrato cultural tanto por su tradición como por sus prácticas.

Bien es cierto que sin los cuales la izquierda no sería nada, pero hemos de tener en cuenta que hay que procurar siempre evadirse de lo que uno mismo es en la medida de lo posible a la hora de juzgar la situación, procurando no caer en el nihilismo, claro está, que tanto define y que en cada sombra amenaza nuestro tiempo. Es preciso darse que cuenta que, estas identidades, diferentes dentro de cada una de las tribus que componen la izquierda, son a la vez su peor enemigo; ya que los acontecimientos presentes no cuadran con ninguna realidad política anterior y que además, puestos en materia, la historia y las costumbres siempre están del lado de los otros, de los malos que devoran este mundo. Así pues, intentar enfrentarse a ellos aupados por la inercia de un movimiento cultural que fuese capaz de vencer a tantos criminales es una empresa funesta y abocada al fracaso; la historia no lucha contra sí misma, sino que busca su repetición constante; no evoluciona ni tiene horizonte, reforzarnos sobre el honor del nombre que representamos o la glorificación de nuestros ancestros solo nos puede llevar a perder esta oportunidad.

Esta problemática está muy presente aunque no nos demos cuenta, o al menos así ocurre a mi ver con la escalada de posiciones en el debate sobre cuál es el modelo organizativo que debe conformar la estructura de PODEMOS: En ente escenario encontraríamos a grandes mentes que sin embargo, a mi perspectiva, no han logrado del todo deshacerse de aquello que fueron antes de llegar aquí, este momento crucial en el cual se está jugando el destino de lo que podría ser un golpe fundamental contra aquella narrativa de fracaso que nos atenaza y que tan arraigada está en los corazones comprometidos de este país. Seamos conscientes; durante demasiado tiempo en España la izquierda ha sido forzada a concebir una política de barricada, acostumbrada a la derrota institucional aprendió a manejarse con gracia por los suburbios y las complejas oscuridades de la sociedad, las grietas del sistema y los espacios de resistencia, hasta caer, inevitablemente, en una sensación de miedo y vértigo ante una perspectiva real de gobierno como ocurre en este caso.

Aunque debo confesar en primer lugar que no me he leído más que dos borradores con una mediana profundidad y que del resto sé lo que de otros entiendo en sus comentarios, si puedo decir que he visto suficiente como para definir cuales son las lineas que están marcando esta batalla dialéctica y cuales son los humores que parecen encauzar las distintas lineas de debate al haber seguido, estos si, con mayor atención. Partiendo de este punto podíamos analizar con una nueva perspectiva cual es la visión del mundo que rezuman los distintos modelos organizativos propuestos para PODEMOS; distintas visiones de la realidad identifican distintas problemáticas y a su vez tienden a proponer distintas soluciones.

Es de destacar, siguiendo esta linea, que en el modelo propuesto por Echenique PODEMOS se presentaría más como una organización de resistencia que como un partido político de gobierno: El modelo configuraría una organización sólida en sus bases, construida para resistir todos los embates posibles que sufriera desde el poder, con organismos autónomos que podrían tomar su independencia en caso de que otro circulo hubiese caído, cada uno con su legitimidad independiente. En el mismo además el papel de los portavoces correspondería más al de lideres desligados a la vez que prescindibles que conglomerarían las ya entendidas de antemano distintas corrientes ideológicas del partido, como si el objetivo fuera ponerlos a debatir en un seminario constante que enriqueciera la organización por sus frutos, pero que no tendrían un papel mediático concreto. De hecho, este modelo parece estar configurado más para la acción política concreta, de calle, entendiendo a las instituciones si acaso como herramientas para las labores que los círculos pudiesen organizar, como si en los mismos se tratase de configurar un alter-estado dentro de la organización desde la cual se intentase controlar las instituciones. Es sin duda un modelo militante, hecho para resistir en el que se representa la política como una suerte de situación bélica en la que los muchos pueden ser traidores y que solo puede garantizar sus principios por la acción constante de una base muy activa de militantes que estuvieran poniendo constantemente en movimiento la organización. Siendo así, PODEMOS parecería más una fuerza rupturista que pretendiese crear un poder fáctico alternativo, (quizás en la perspectiva de una revolución a la vieja usanza,) más que como un organismo institucional. El modelo de Echenique, en fin, se asemejaría más un perfeccionamiento de lo que se lleva intentando crear en España al menos desde que el 15M tuvo intención de conformar una estructura propia autónoma que le diese poder sin depender de las estructuras del estado. Este modelo, finalmente, sería la consecuencia lógica y la cúspide intelectual de lo que ha sido la política para la izquierda en España, pero tenemos que tener en cuenta que solo ha sido así Hasta Ahora.

Está claro que desde el imaginario marcial al que han sido arrastrada la izquierda el modelo propuesto por Iglesias desprende un autoritarismo preocupante que requiere de una confianza que ningún militante con dos dedos de frente volvería a tener nunca en su vida con respecto a la clase política. Además, igualaría los poderes políticos dentro de la organización de los militantes con todos aquellos que sin la formación ni la experiencia adecuada quisieran sencillamente dar su voto en cualquier momento. Es, en definitiva, un modelo que para un guerrillero curtido está lleno de peligros y en los cuales no recibiría ninguna compensación extra por todo aquel trabajo que pudiese realizar en pos del partido. El modelo de Iglesias a su vez no se sostendría tanto por la militancia, como por las propias estructuras del estado, es decir: sobre el típico y normal (¿burgués?) funcionariado institucional. Conllevaría (o eso les he leído argumentar) una desmovilización de la sociedad (que tanto está costando construir). La cuestión está en preguntarse que si fuese así, lo sería o no en la misma medida en la cual un cuerpo profesional de bomberos desmoviliza a una comunidad de vecinos a la hora de apagar un incendio. Habría que preguntarse también qué es lo que preferimos y por qué, ya que en este sentido es el cual considero que la izquierda lleva demasiado tiempo haciendo de tripas corazón, convirtiendo en virtudes su tremenda debilidad, cantando himnos a demasiadas situaciones que en realidad eran una triste solución de supervivencia una vez había sido recluida a la periferia y las cloacas. A la izquierda, en fin, cumplir con su buena moral teniendo incidencia real sobre la sociedad a la vez que se recibe un sueldo de las arcas públicas es algo que sencillamente no se le pasa ni por la imaginación a la hora de valorar sus posibilidades.

Esta cuestión es fundamental, ya que los modelos de Echenique e Iglesias entienden dos realidades de lo que es la política y el papel de la misma en un concepto del Estado ontológicamente diferentes: El modelo de Iglesias no está pensado para que PODEMOS se mantuviese por la ardua labor de los militantes, su objetivo no es construir una gran organización informal y combativa sino gobernar un país. Tiene, por tanto, visión de estado y su objetivo es formar un núcleo fuerte con capacidad de maniobra ya bien dentro de la política exterior como en las artimañas que se ingenien las pocas mentes lúcidas que forman parte de la Casta. Siendo así, configura un organismo limitado de profesionales y gente con alta formación que dedicasen su tiempo laborar a esta tarea organizativa, manteniendo su promesa democrática y abriendo un poderoso marco de legitimidad al dejar las decisiones políticas fundamentales abiertas a la participación de la gente a través de los medios digitales; La gente podría dedicarse a otras cosas sin dejar de tener pues incidencia directa sobre lo que ocurre en los organismos de gobierno.

Este último punto es uno de los fundamentales si queremos entender bien las lineas del debate: Un militante es alguien que, se entiende, dedica buena parte de su tiempo a su Circulo, pero que al fin y al cabo normalmente trabaja en otra cosa y hace de la política su pasatiempo. Sin que esto sea algo despectivo tengamos en cuenta que nuestras limitaciones lo requirieren así: La mayoría de la gente no puede dedicarse a más de un par de cosas en la vida; no se puede ser un buen padre, buen político e ingeniero al mismo tiempo, no se puede ser un buen arquitecto a la vez que se va a todas las asambleas y se dedica la atención adecuada a la persona amada, no se puede, en realidad, más que tener amistades, conocimiento riguroso y placeres dentro de un contorno limitado del mundo, ya bien sea nuestro ámbito de trabajo o nuestras aficiones. Con lo cual, proponer un modelo para PODEMOS que se alimentase de su militancia es condenarlo ya bien a que se muera de hambre o ya bien a que sea muy pequeñito, ya que no se puede pretender que a tanta gente le apetezca espontáneamente dedicarse a la política. Es de tener en cuenta que para la mayoría de las personas que participan en esto militar es una tarea ardua e indeseable que se hace más por necesidad que por gusto, y que no se han metido en esto más que porque en ello han encontrado una plataforma de gente que se ayuda mutuamente en sus problemas. Al menos en mi caso personal es así; dedico gran parte del día a leer, a hablar y debatir sobre política, a pensar sobre política, a sufrir por la política y lo cierto es que en realidad lo hago con la intención de que un día pudiese dedicarme a otra cosa, como por ejemplo a hablar de mi poesía o lo mucho que me gustan las texturas de los albaricoques, cosas que en fin no le importan a nadie y que a su vez hacen a la vida más tranquila y bonita, rompen con el peso histórico y enriquecen los momentos que se están viviendo. Cosas en fin, más humanas.

Y es que, tengámoslo en cuenta, los humanos necesitan cosas humanas para ser felices; el modelo de Iglesias para alguien que quiera estar siempre viviendo en la linea que da más miedo puede parecer que deja fuera de la acción política al pueblo, es decir, que le deja fuera a él (ya que pueblo y gente son términos en gran disputa sobre los cuales se tiende a definir siempre lo que uno mismo es) y que por tanto es susceptible de caer en un autoritarismo traicionero. Considero que en realidad no es así, es fácil ver (y en gran parte de la militancia aquí reside su frustración) que en la mayoría de gente desearía más que les dejaran ser felices a su modo sin tener que estar siempre vigilantes, aguzados, instruidos y preparados con tal de sentirse seguros; aquellas personas que piensan que una mayor democracia es una mayor implicación constante en política de forma directa parece que no llegan a entender que hay una inmensidad de mundos más allá de eso que deben cuidarse y tener su espacio en la existencia. No hace falta estar siempre participando para que las cosas se hagan bien, considero que PODEMOS nos da por primera vez la posibilidad de confiar en algunos políticos en este país (y digo «primera vez» con todas las letras) además de garantizarnos las herramientas para que esta confianza no sea ciega, sino bien fundamentada y vigilada por los organismos de control interno, sin que haga falta una masa de gente implicada para su garantía. Una democracia es más un espacio en el cual las cosas pasan tranquilamente, en que la totalidad de las personas pueden participar políticamente si lo desean independientemente de tener que convertir de la política su hobby o su pasión, un espacio en el cual se puede tener tiempo para contemplar conejos, estudiar física, echar la siesta, follar y beberse un gin-tonic más de la cuenta sin que con ello se esté traicionando compromiso ni moral alguna.

Para ello con PODEMOS tenemos una oportunidad, y para ello llevo militando estos años, para que más pronto que tarde tenga la posibilidad de dejar de militar, de que me dejen en paz de una vez tantos deberes, compromisos, dolores de cabeza y migrañas al no poder más que contemplar constantemente una realidad oscura y preocupante.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.