En Catalunya tenemos un problema y no hay que ser muy listo para llegar a esta conclusión. No vamos a entrar aquí a analizar las causas ni tomaremos posición política por ninguna de las partes; en nuestra organización tenemos diferentes puntos de vista ante la reivindicación de parte del pueblo catalán para ejercer su derecho […]
En Catalunya tenemos un problema y no hay que ser muy listo para llegar a esta conclusión. No vamos a entrar aquí a analizar las causas ni tomaremos posición política por ninguna de las partes; en nuestra organización tenemos diferentes puntos de vista ante la reivindicación de parte del pueblo catalán para ejercer su derecho a la autodeterminación.
Pero si hay algo que define la trayectoria de la CNT, tanto a nivel estatal como catalán, es nuestro rechazo a la represión.
El Estado español ha demostrado una vez más que por mucho que la palabra «democracia» salga de su boca es de todo menos una democracia. Después de filtraciones inadmisibles de la sentencia a varios medios, evidenciando la falsedad de la separación de poderes, finalmente hoy nos llega una sentencia que, más allá de las afinidades o adversidades que se puedan tener con la clase política catalana y particularmente con las personas condenadas, nos afecta como organización que apuesta por la acción directa y la movilización social en la calle.
Tal y como está redactada la sentencia, cualquier acción pública, por muy no-violenta que sea, puede ser tipificada como delito de sedición: un piquete, una sentada, una paralización de desahucio… Esto es un ataque frontal a nuestros derechos fundamentales y no debemos ser ingenuos: tarde o temprano se usará contra nosotros. Es por eso que mostramos nuestra repulsa a esta sentencia y nos juntamos al clamor de gran parte de la sociedad catalana en contra de la misma.
Hemos visto últimamente barbaridades judiciales como la condena a los jóvenes de Altsasua y todas nos hemos solidarizado porque entendemos que es un ataque a los derechos fundamentales de las personas. También hemos vivido las acusaciones de terrorismo en las operaciones «Piñata» y «Pandora» contra compañeras que han sido enchironadas, incomunicadas… Vivimos el caso «Scala» y estamos hartas de ver cómo el Estado utiliza todas las herramientas de las que dispone para aniquilar cualquier iniciativa antagonista a su poder.
Somos pueblo, somos vecinos y vecinas, tenemos derecho a decidir nuestro futuro y nuestras vidas. No es una cuestión de banderas ni de patrias; es una cuestión de derechos individuales y colectivos. No solidarizarse hoy con nuestros vecinos y vecinas que están sufriendo la ley antiterrorista es mezquino y nada libertario, no condenar unas sentencias desproporcionadas es situarse junto a los represores. Sabemos que nuestra acción está en la calle exigiendo justicia y haciendo sentir nuestra voz, ofreciendo nuestra experiencia y aprender de la gente que nos acompaña, compartiendo y haciéndonos pueblo. Favoreciendo la creación de una semilla de resistencia y de dignidad. Las calles tienen que ser nuestras.
Por toda la gente que ha sufrido y sufrirá la represión en nuestra casa y en todo el mundo, hemos de saber ser dignos como organización antiautoritaria y de clase trabajadora. Por eso estamos siempre a favor de las personas reprimidas por el estado. Porque el Estado, sea cual sea, es nuestro enemigo.
Nosotros sabemos cuál es nuestro lugar: en las carreteras, en los puestos de trabajo, en las universidades. Por la defensa de nuestros derechos.
Secretariado Permanente del Comité Regional de CNT Catalunya-Balears