Este 19 de febrero fue lunes, como lunes fue el 19 de febrero de 1872, fecha en que Céspedes expresó “Empero, nosotros, suceda lo que suceda, para todo tenemos preparados nuestros corazones y no desmayamos en la resolución de vencer o morir en la lucha”.
Siempre hay fechas que merecen recordarse por diversas causas. En especial resultan relevantes aquellas relacionadas con la patria y los grandes hombres que forjaron su independencia como nación. El largo proceso histórico reconoce esos hitos para no perder el rumbo recorrido ni el rumbo ineluctable del porvenir.
El próximo 27 de febrero de 2024 se cumplirá el 150 aniversario de la caída en combate de Carlos Manuel de Céspedes (18/4/1819 – 27/2/1874), líder máximo del inicio de la guerra independentista de Cuba y su primer presidente.
Este 19 de febrero fue lunes, como lunes fue el 19 de febrero de 1872, fecha en que Céspedes escribió una larga carta a su esposa Ana de Quesada, desde un punto remoto de Mayarí, provincia de Oriente.
Quizás parezca mentira, pero es una verdad incontrovertible, que la historia de Cuba ha estado atada, para mal, a las pretensiones ambiciosas de los Estados Unidos desde el siglo XIX hasta hoy.
Resulta esclarecedora la visión de Céspedes que fue capaz de barruntar aquella hipócrita doctrina Monroe de la América para los americanos frente a las potencias europeas. En la mencionada carta a su esposa Céspedes interpreta el asunto cardinal.
Lunes, febrero 19 de 1872: “Con motivo de la actitud que los Estados Unidos tomaron con España, corrieron aquí muchas mentiras y algunos volvieron a creer ciegamente en que esa República nos favorecería, tanta es la simpatía de que ante nosotros goza y tan lógico el que favorezca a un pueblo americano que trata de darse instituciones iguales a las suyas, libertándose del yugo de una monarquía europea y facilitando así cada vez más el que la América sea para los americanos. Yo no he participado mucho de esas lisonjeras esperanzas y he estado temiendo que siga de nuevo la política observada hasta aquí con España en la cuestión de Cuba bajo el pretexto de alguna otra mentida promesa de esa nación que corrompido y débil, sigue hoy la senda, para sostener sus malvadas pretensiones que Maquiavelo trazó a las de su jaez. Ignoramos todavía las últimas noticias; pero demasiado recelo que toda la alharaca que se ha armado, solo sirva para proporcionar a nuestra feroz enemiga en la exageración del sentimiento nacional, nuevos medios para prolongar la guerra, y derramar más y mejor la sangre cubana. Empero, nosotros, suceda lo que suceda, para todo tenemos preparados nuestros corazones y no desmayamos en la resolución de vencer o morir en la lucha”.
Pero resulta muy importante señalar que Céspedes en comunicación a Manuel Mestre, nombrado Comisionado en el exterior, a fines de julio o principios de agosto de 1870, exponía un certero juicio sobre Estados Unidos, que bien puede resumir todo la historia conocida antes y después sobre las pretensiones de los Estados Unidos con respecto a Cuba.
“…Por lo que respecta a los Estados Unidos tal vez esté equivocado; pero en mi concepto su gobierno a lo que aspira es apoderarse de Cuba sin complicaciones peligrosas para su nación y entre tanto que no salga del dominio de España, siquiera sea para constituirse en poder independiente: éste es el secreto de su política y mucho me temo que cuanto haga o proponga, sea para entretenernos y que no acudamos en busca de otros amigos más eficaces o desinteresados”.
Otra carta en que se revela la alta estatura del estadista y la dignidad en el manejo de la política exterior de la Revolución Cubana, es la dirigida el 30 de noviembre 1872 a Ramón Céspedes, Comisionado Diplomático. En la misma, Céspedes plantea lo siguiente:
«Mi estimado amigo y compadre: Por las comunicaciones oficiales se habrá usted enterado de las resoluciones que puesta la mano en mi conciencia me he visto en el caso de adoptar, atendidas las actuales circunstancias. No era posible que por más tiempo soportásemos el desprecio con que nos trata el gobierno de los Estados Unidos, desprecio que iba en aumento mientras más sufrido nos mostrábamos nosotros. Bastante tiempo hemos hecho el papel del pordiosero a quien se niega repetidamente la limosna y en cuyos hocicos se cierra con insolencia la puerta. El caso del Pioneer ha venido a llenar la medida de nuestra paciencia: no por débiles y desgraciados debemos de dejar de tener dignidad. […]»
En conclusión, ayer como hoy los patriotas cubanos verdaderos han sido certeros, con pruebas irrebatibles, de desentrañar cada día las manifiestas intromisiones de los Estados Unidos en la política interna de Cuba y no sólo eso, sino también dañar alevosamente su presente y futuro con agresiones miles y esgrimiendo la estúpida engañifa genocida de que toda su actuación “es para ayudar al pueblo cubano”, como repiten solitariamente en las Naciones Unidas, mientras el mundo entero los condena por su bloqueo..
Wilkie Delgado Correa. Doctor en Ciencias Médicas. Doctor Honoris Causa. Profesor Titular y Consultante. Profesor Emérito de la Universidad de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba. Premio al Mérito Científico por la obra de la vida.
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