«Lo que preocupa a nuestros conservadores no es solo la existencia de un gobierno comunista, sino de países que sean independientes de sus designios». (Howard Zinn, 2004). El absurdo plan que estos días está haciendo sufrir tanto a la familia cubana y de lo cual no podemos ser indiferentes, obliga a más de una reflexión. […]
«Lo que preocupa a nuestros conservadores no es solo la existencia de un gobierno comunista, sino de países que sean independientes de sus designios».
(Howard Zinn, 2004).
El absurdo plan que estos días está haciendo sufrir tanto a la familia cubana y de lo cual no podemos ser indiferentes, obliga a más de una reflexión. La gran mayoría de los que somos exiliados económicos o políticos sabemos cuan importante es el apoyo que brindamos a nuestras familias en toda América Latina, pero que el corte de este soporte financiero, estrangule a un determinado gobierno es totalmente improbable y risible. Nadie en su sano juicio podría pensar que México, Perú, etc., caerían, si es que les cortaran los millonarios envíos o impidieran a los residentes visitar sus países de origen. El que planificó, o los que planificaron todo este problema que tiene tan desesperados a nuestros hermanos cubanos, tienen otros planes y esto solo es una cortina de humo que está tapando planes más siniestros: apoderarse del país, apresurando la caída del gobierno de Fidel Castro a como dé lugar.
Tienen nombres y apellidos y no se ocultan para declararlo. Se puede partir con el legislador Lincoln Díaz-Balart, Otto Reich y Dan Fisk, los «grandes autores» de un siniestro programa de estado que determina que los cubanos que viven en los EE.UU. pueden, desde el 30 de junio de este año, visitar solo cada tres años a sus familiares en la Isla.
Después que estos tres señores se reunieron en febrero, apareció la llamada «Comisión de Ayuda para una Cuba Libre» con el único propósito de «quebrar el socialismo en Cuba», idea que sin pensarla dos veces fue puesta en marcha por el inefable George Bush quien pensó que con esto ganaría más votos cubanos y continuaría en el poder.
El problema de Bush consiste en el total desconocimiento del mapa sociodemográfico de los cubanos que residen en los EE.UU. Los refugiados políticos constituían el núcleo más dinámico de la colonia cubana en los años 1960-1980. Al final de la década de 1980, lo político perdió fuerza para los nuevos refugiados y la consigna ideológica fue prácticamente olvidada para ser reemplazada por el estímulo económico como el motivo principal de la residencia en Norteamérica.
Cualquier especialista en economía política le puede explicar al señor Bush, que al convertirse el factor económico en el motivo principal del desplazamiento de la mano de obra vía refugio, crea condiciones para el reforzamiento de los vínculos familiares entre los que partieron y los que quedaron. Romper este vínculo provocaría el descontento, pero Díaz-Balart se cuidó muy bien de explicarle esto a Bush.
Las marchas de la Caravana de la Familia que invadieron hace una semana las calles de Miami protestando por las restricciones financieras ordenadas por Bush, es el inicio del voto de protesta que afectará al candidato Bush.
Lincoln Díaz-Balart tiene sus razones, al parecer está tan desesperado por ocupar el puesto de Fidel Castro que no ha titubeado en declarar públicamente su deseo de terminar con el Presidente cubano. «En Cuba se impone el magnicidio», dijo en el Canal 41 de Miami y nadie en este país, donde se dice impera el estado de derecho, respondió ni le criticó. Amén en la ONU, la OEA, etc.
En todas las épocas, el asesinato político fue considerado como un acto de desesperación que producía cambios en el país de origen a corto plazo y traía desgracias que se perpetuaban infinitamente. Desde este punto de vista, la proposición de Díaz-Balart de «imponer» el asesinato de Castro, es una de las muestras del estado psíquico de la democracia en EE.UU. en su imparable marcha hacia la autodestrucción.
Lo trágico del asunto es que no lo propone un Rumsfeld o Wolfowitz, harto conocidos por su afán de sangre ajena, sino un ex fiscal del estado de Florida y un legislador, es decir, el guardián de la democracia y sus leyes. Cómo habrá estudiado leyes este «guardián», si en la entrevista del canal 41 declaró alegremente que cuando fue fiscal no encontró «ninguna ley que me prohibiera opinar de esta forma».
La ignorancia y la arrogancia no son características de algunos legisladores, sino de muchos políticos que rodean a Bush. Otro de los promotores principales de la Comisión de Ayuda a una Cuba Libre, es el siniestro Karl Rove -el estratega principal de la política de relaciones exteriores de EE.UU., que ni siquiera ha terminado la Universidad.
Todos estos señores, junto con los legisladores republicanos, Ros-Lehtinen, Mario Díaz-Balart, el demócrata Bob Menéndez; el gobernador de Florida, Jeb Bush y muchos otros conservadores que apoyaron la medida, creen que con 59 millones de dólares y con la intensificación del embargo financiero y económico contra Cuba, el aumento de la propaganda anticastrista, la infiltración de espías, el terrorismo interno y externo, se derrumbará el régimen de Fidel Castro.
Dice Jeb Bush, que si Reagan entró en la historia como un líder que hizo desintegrar la Unión Soviética, Bush será recordado como el destructor de Cuba socialista. Mientras el futuro es incierto, el pasado es claro. «El hermanismo» se equivoca, Reagan no hizo caer a la URSS. Se derrumbó por la voluntad de la cábala Andropoff -un grupo de elite política, militar y en especial del servicio de inteligencia, la mayoría con estudios en EE.UU. Estos son los que decidieron convertir su país en un moderno EE.UU. y ser ellos los nuevos dueños de Rusia. Por algo uno de los primeros intentos de Putin fue erigir un monumento a Andropoff.
Así fue, mientras que el pueblo corrompido pretendía que trabajaba y el Partido Comunista pretendía que le pagaba. De pronto se acabaron las pretensiones y el cinismo disimulado se desnudó, y se convirtió en el Dios del país. Se acabó la enseñanza y la medicina gratuitas, las vacaciones etc. etc. Hoy reina la mafia, el tráfico humano y el Sida avanza implacablemente.
El pueblo cubano ya conoce el resto. Tienen que estar claros que individuos como Díaz-Balart solo quieren reemplazar a Castro, ser una especie de Bremer o Alaui de Iraq en la etapa postCastro. Y hablando de Iraq, es bien curioso que en la Oficina de Control de Fuga de Dinero de EE.UU., haya cuatro agentes para investigar a Al Qaeda, el enemigo más grande de EE.UU., mientras que para Cuba llegan a diez.
Pero regresando al tema, lo cubanos, ahora más que nunca deben estar vigilantes y más escrutinosos, tanto de lo externo como de lo interno si es que quieren sobrevivir. Por algo el Comando F-4, declaró hace unos días, también al canal 41, que la ofensiva militar contra Cuba buscará contactos con miembros del servicio secreto y militares descontentos.
Lo curioso de este grupo guerrillero es que en su artículo 2 de la Declaración de la Ofensiva Militar, amenaza a las personas que invierten en Cuba con actos terroristas, y se olvidaron incluir en esta lista a las grandes corporaciones internacionales como Repsol YPF (España) que está invirtiendo unos 2 mil millones de dólares en el campo petrolero en el mar de Cuba, o a la canadiense Sherritt International Corporation que por algo invirtió más mil millones de dólares en el sector energético cubano.
No se atreven esos líderes autoproclamados, comandante Rodolfo Frómeta o el coronel Reinaldo Acosta de mencionar a estas corporaciones pero sí son valientes de amenazar al presidente de la Cámara de Industria y Comercio de Santa Cruz (Bolivia), Svonko Mackovich que quiso invertir unos 10 000 dólares en Cuba.
Ni se dan cuenta estos señores «libertadores» que el «filo de machete» ya muy pronto no servirá para nada porque las «Siete Hermanas» petroleras no permitirán que el oro negro cubano, del cual se calcula que en la zona del mar hay unos 10 mil millones de barriles de petróleo, sea explotado por los españoles, chinos, canadienses y brasileños junto con los cubanos, sin su participación. El bloqueo económico de Bush está afectando los intereses geoeconómicos lo que las más grandes corporaciones mundiales del petróleo no tolerarán. Todo es cuestión de un poco de tiempo, difícil, por supuesto, pero no imposible de sobrevivir.
Mientras tanto, los 59 millones de dólares para derrocar a Fidel ya están sueltos y esto significa la aparición inmediata de todo tipo de grupos, entre ellos «Alianza Cívico Militar Latinoamericana», «La Nueva Sociedad Civil Latina», aparición de nuevas organizaciones no gubernamentales (ONG), grupos religiosos etc. que jamás podrán traer cambios sin la voluntad del pueblo, que al final, es el que debe decidir el futuro de Cuba.