La situación de nuestra organización es de extrema gravedad. Las últimas elecciones generales y europeas nos han dejado al borde de la desaparición. Pero la crisis no es sólo electoral, sino que a ello se suma la tremenda fragilidad organizativa (prácticamente no tenemos organización), y la falta de implicación en el tejido social. Da la […]
La situación de nuestra organización es de extrema gravedad.
Las últimas elecciones generales y europeas nos han dejado al borde de la desaparición. Pero la crisis no es sólo electoral, sino que a ello se suma la tremenda fragilidad organizativa (prácticamente no tenemos organización), y la falta de implicación en el tejido social.
Da la sensación que la organización ha entrado en una calculada apuesta por la mudanza ideológica.
En este sentido las piruetas ideológicas pueden llevarnos a caminos intransitables, donde el cansancio y la fatiga hagan el resto, para no solucionar los problemas. No podemos cambiar el discurso de manera confusa, generando desorientación en la militancia.
La obsesión por incorporar la palabra «verde» al nombre de la organización como si fuera un milagroso talismán, apenas oculta el temor ante la soledad política y la precipitada búsqueda de hábitos más «presentables», y así hemos llegado a una situación en la que pocas personas implicadas en la trayectoria histórica de IU se reconocen.
No ha resultado extraño la notoria desmovilización y patente desinterés entre la propia militancia y los votantes a lo largo de la última campaña, recogiendo el peor resultado de nuestra historia.
Es por esta razón por la que el conjunto de la militancia ha exigido la necesidad de esta asamblea extraordinaria.
Es urgente superar la práctica de convertir el debate en los órganos de dirección en escenarios de confrontación entre diferentes sensibilidades, unas posturas irreconciliables que imposibilitan el trabajo.
El establecimiento de meras cuotas de poder destruye el debate político, sustituyéndolo por el cálculo constante de los apoyos y un esfuerzo continuo, pero efímero e inútil, de ampliarlos o mantenerlos.
La única solución real es el relevo desde la unidad más amplia e integradora posible, sin excluir a nadie, una dirección nueva, unitaria, nacida del acuerdo más amplio posible de toda la militancia, por un cambio general que desde la unidad respete la pluralidad interna de IU
Nos enfrentamos a un momento crucial en nuestra organización que debe ser afrontado desde el debate respetuoso de las ideas, las políticas concretas y la forma de organización que queremos llevar a cabo partiendo de la recuperación de las señas de identidad de lo que fue el proyecto originario de IU.
Esta exigencia debe ser para el conjunto de la organización pero, muy especialmente, para nuestras direcciones en todos los ámbitos.
Entendemos que es el momento para clarificar nuestro discurso político de modo que la dirección que resulte de este proceso y el conjunto de la militancia tenga una línea política clara y que se cumpla.
Por ello es preciso reafirmar lo que deben ser nuestras señas de identidad como fuerza política anticapitalista y transformadora:
Una IU republicana. Nuestra propuesta no es el mero cambio de la Jefatura del estado sino la de una democracia avanzada desde el punto de vista de la regeneración política, las reformas económicas y sociales a partir de una superación del marco fijado por la actual constitución.
Defensa de los derechos sociales: a un empleo digno, reparto de l tiempo de trabajo, 35 por ley para todos, cobertura social plena… dado que si estos derechos no se garantizan se hace imposible la participación ciudadana y la esencia misma de la democracia
Defensa del papel central del sector público en la Economía nacional y de la mejora de unos servicios públicos de calidad
Una IU comprometida con la paz y la solidaridad internacional con la lucha antiimperialista de los pueblos.
Defensa de un estado federal, plurinacional y solidario
Honestidad de nuestro cargos públicos y orgánicos. Deben señalarse las incompatibilidades de éstos, la rendición de cuentas, la limitación temporal de cargos públicos, el conocimiento en el conjunto de la organización de los salarios que perciben.
Es el momento de creernos el discurso de que IU no es un partido político al uso. Desde el mismo momento de su fundación nuestro objetivo era crear un amplio movimiento político y social. Sin embargo el devenir de nuestra organización parece haber demostrado lo contrario; sólo parece importarnos contar con una representación institucional, por otra parte muy menguada. Es el momento de asumir como urgente e inaplazable la definición clara de nuestra política de alianzas con otras fuerzas políticas y con amplios movimientos sociales sobre criterios claros que deben salir de nuestro programa político.
Es urgente crear organización; al aumento de importantes zonas blancas, tenemos que sumar una situación económica desastrosa, unos censos irreales que no se actualizan y la falta de información al conjunto de la militancia sobre esta realidad.
Corremos el peligro de ir a una confederación de reinos de taifas incapaz de configurar una seria y creíble alternativa al sistema capitalista. La organicidad y el respeto a la legalidad interna han sido sustituidos por la deslealtad y la arbitrariedad, la sana confrontación política por el insulto, el debate dialéctico por la descalificación personal.
Por otra parte pese a la derrota electoral del PP, continuamos realizando una política de oposición política al PP, en lugar de al nuevo gobierno del PSOE, que realiza una política de gestos, de talante, pero sin resolver los problemas reales de los ciudadanos, manteniendo en lo sustancial las mismas políticas económicas y laborales de centro-derecha.
Ante esta situación, ¿qué hacer? Para nosotros es imprescindible un cambio general de futuro, una renovación ilusionante para la militancia en la Asamblea Federal Extraordinaria, creando un equipo de dirección fuerte, así como un trabajo efectivo de las organizaciones locales más allá de lo institucional.
Nuestro debate no es sobre personas sino sobre la confrontación democrática de ideas sobre lo que debe ser el proyecto político de IU.
Tenemos que afrontar de manera valiente las renovaciones necesarias en la organización y también en las formas de hacer política, y por encima de todo de volver a construir una política de izquierdas en defensa de la clase trabajadora.
¿Es qué vamos a celebrar una Asamblea Extraordinaria para que todo siga igual? Nuestra respuesta es no.
Asturias, 09 de Diciembre de 2004