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Entrevista a Rita Maestre, portavoz del equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Madrid

«Tenemos que gobernar sin convertirnos en robots ni en profesionales»

Fuentes: Rebelión

Se define como activista. Rita Maestre es actualmente portavoz del Gobierno municipal de Madrid y del grupo Ahora Madrid, además de miembro del Consejo Ciudadano Estatal de Podemos. La concejal considera que la oposición les cuestiona la legitimidad misma para gobernar, pese a los 520.000 votos obtenidos en mayo de 2015. «¿Qué haces tú ahí? […]

Se define como activista. Rita Maestre es actualmente portavoz del Gobierno municipal de Madrid y del grupo Ahora Madrid, además de miembro del Consejo Ciudadano Estatal de Podemos. La concejal considera que la oposición les cuestiona la legitimidad misma para gobernar, pese a los 520.000 votos obtenidos en mayo de 2015. «¿Qué haces tú ahí? No deberías estar», sería la médula del discurso. «Pero nos hemos de mantener sin convertirnos en políticos profesionales, ni en robots que tienen piel de elefante», asevera Maestre, quien ha participado en la semana de actos por la inauguración de la sede de Podemos en Valencia («La Morada»), junto a los concejales de València en Comú, María Oliver; Castelló en Moviment, Ana Peñalver; y Junts per Gata, Jaume Montfort. La portavoz de Ahora Madrid participó en el movimiento estudiantil contra la mercantilización de la universidad pública, el 15-M y el colectivo Juventud Sin Futuro. Considera «fundamental» la voluntad política, ya que hay «mucho margen para cambiar las cosas» a pesar de las grandes limitaciones -legislativas y económicas, entre otras- que pesan sobre el trabajo institucional.

-En mayo de 2016 los votos de Ahora Madrid y el PSOE en el Ayuntamiento de Madrid tumbaron la «Operación Chamartín». Además del consistorio, estaban implicados en el macroproyecto el Ministerio de Fomento, la Comunidad de Madrid y la sociedad Distrito Castellana Norte, participada en un 75% por el BBVA. El proyecto alternativo de Carmena reduce de 17.000 a 4.600 las viviendas previstas, y de 3,2 millones de metros cuadrados a 1,7 millones la superficie edificable. ¿Aquí se percibe la sombra del poder?

Hay muchos poderes, el institucional es uno de ellos: el único democrático, al que se accede por la voluntad popular. Cuando planteamos el fin de la «Operación Chamartín», y una propuesta alternativa al desarrollo de la zona norte de Madrid, nos encontramos con todo el entramado de intereses que ha gobernado, durante mucho tiempo, la ciudad; ahora ellos no quieren compartir el poder con otros actores. Allí tuve la sensación de que habíamos tocado «hueso», por la campaña mediática, política y económica…

-Hay ejemplos de movimientos sociales que reivindiquen mayor rapidez en las municipalizaciones (ir más allá de las funerarias) y mayor participación ciudadana en las auditorías de la deuda. ¿Les pides paciencia?

Hacen muy bien en exigir, criticar y señalar lo que no se está haciendo bien o suficientemente rápido. Creo que tenemos roles distintos. Muchos hemos sido activistas: yo me defino así, aunque ahora esté en otro lugar. Les pediría por tanto una cierta confianza, ya que tenemos la misma voluntad que antes de entrar en la institución. Es decir, recuperar los servicios públicos, limpiar las instituciones de corrupción y poner el ayuntamiento al servicio de la gente. También tenemos limitaciones estructurales, económicas y legislativas. En resumen, me parece muy bien que haya un movimiento social rico y vivo, que exija y construya.

-Periodistas de La Razón, 13 TV o Libre Mercado se han ensañado contigo, y las críticas trascendían el ámbito político para entrar en el personal. Una reciente crónica deportiva en el diario ABC realizaba comentarios machistas sobre tu persona. ¿A qué responden estas ofensas?

Creo que la dureza de la oposición con la que nos encontramos tiene la voluntad de que te canses, y te vayas a tu casa. La voluntad de hacer daño y, por tanto, de hacerte más débil, que te pienses si eras más feliz antes y si todo esto te compensa o no. Nosotros tenemos el reto de mantenernos y no renunciar a un lugar en el que nos ha puesto la gente, porque nos han votado más de 500.000 madrileños. Por tanto contamos con toda la legitimidad para gobernar, que es lo que se cuestiona. En realidad la pregunta es ¿qué haces tú ahí? Tú no deberías estar. Pero nos hemos de mantener sin convertirnos en políticos profesionales, ni en robots que tienen piel de elefante y que no les importan la crítica ni los ataques. A veces veo a compañeros de otros grupos, sobre todo del PP, que llevan muchos años y también muchos años sufriendo políticamente las críticas, y me da la sensación de que les da lo mismo. Probablemente esto sea mejor para ser más feliz, porque te afecta menos personalmente; aunque es muy malo porque te impermeabilizas a la crítica negativa, pero también a la constructiva.

-Entre 2013 y 2015 el Ayuntamiento de Madrid se gastó más de 20 millones de euros en publicidad institucional en los medios de comunicación. En la prensa escrita, tanto en cifras absolutas como en relación con la audiencia, el más favorecido fue el diario La Razón (el segundo en relación con el número de lectores fue el ABC). Las radios más beneficiadas fueron Onda Cero y la COPE en números absolutos y, si se cruza con la audiencia, destaca en primer lugar esRadio, la emisora de Jiménez Losantos. Medios como infoLibre y eldiario.es han informado de este reparto, del que también da cuenta el Portal de Transparencia del Ayuntamiento ¿Van a introducirse cambios?

A partir de enero de 2017 distribuiremos la publicidad institucional en función de las audiencias de cada medio, para no utilizar de manera partidista el dinero de todos. Se trata de repartir la publicidad institucional para lo que está: que la información del Ayuntamiento de Madrid llegue a cuanta más gente mejor. Y para ello hay que abrir el «abanico», y reducir la dependencia que a menudo se da entre los medios de comunicación y las instituciones. No es que se lo vaya a dar yo ahora a los más cercanos, pero hasta ahora se primaba casi exclusivamente la afinidad ideológica a medios de comunicación muy conservadores, sin que tuvieran una audiencia que lo respaldara. El diario La Razón es un buen ejemplo de ello, pero hay también radios desconocidas que se llevaban dinero público sin saber muy el porqué.

-¿Ha llegado la presión al terreno judicial?

Muchos de los concejales tenemos algún tipo de querella, que interpone la oposición o colectivos y asociaciones afines. Aunque, ciertamente, después que se haya desbaratado todo el entramado de Ausbanc y Manos Limpias, que eran parte importante de las querellas, éstas se han ido reduciendo. Era gente que cobraba dinero público para hacer oposición política en el ámbito del poder judicial. Las querellas, a mi juicio, no van a llegar a nada, ya que detrás hay realmente una voluntad de judicializar la política, para sacarla de los espacios democráticos.

-¿Hay funcionarios y técnicos, particularmente de alto nivel e ideológicamente conservadores, que ponen dificultades a los cambios?

Ésta es una cuestión muy importante. No se trata de la ideología de los funcionarios, que pueden tener la que consideren pertinente, por supuesto. Lo que sí tiene la Administración, como cualquier organización de gran tamaño, son inercias y dinámicas propias que no se cuestionan. Como siempre se ha hecho de un modo, pues continúa haciéndose así. Por ejemplo en las contrataciones. Las lógicas que se han impuesto durante muchos años dan prioridad al precio, en lugar de a la calidad de los servicios. Esto se ha hecho para reducir la deuda del ayuntamiento. Otra de las lógicas que ha primado en Madrid es la de los «contratos integrales», de la época de Ana Botella, según la cual un servicio que prestaban 15 empresas lo pasa a prestar una; se trata de contratos enormes, a los que sólo pueden acceder las grandes empresas. Esto parece una lógica difícil de cambiar, pero con voluntad política e imaginación jurídica se puede hacer. 

-Todo el mundo coincide en que lo fundamental es la fuerza política, pero después se alegan trabas técnicas, legislativas y reglamentarias…

La voluntad política es fundamental, y hay mucho margen para cambiar las cosas aun dentro de las limitaciones económicas y legislativas que tenemos. Pero la capacidad técnica es muy importante, el valor añadido que cada concejal le pone a su trabajo; su experiencia vital, profesional o como activista; y también la capacidad de rodearse de buenos equipos técnicos y de funcionarios.

-¿Cómo caracterizarías a la política Esperanza Aguirre?

En mi opinión es el ejemplo de una persona y política profesional que, tras muchos años en el poder, ha dejado de afectarle la crítica, constructiva o destructiva. Tiene una piel de elefante muy grande, y parece que las cuestiones no le afecten personalmente nunca. Hay una frase muy recurrente cuando a veces hablas con compañeros de otros partidos: «Oye, no te enfades, esto es política y no hay nada personal». Ellos lo entienden así, y yo estoy totalmente en contra. Me parece que es innecesario meterse con la familia de la gente e insultar. Yo no lo hago en mi condición de portavoz de Ahora Madrid. Ellos tienen una lógica de acosar y señalar personalmente a los concejales, así como a las personas que trabajan cerca del ayuntamiento.

-En los llamados ayuntamientos del cambio se apunta como gran dogal el Plan de Pago a Proveedores y la Ley Montoro de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera. ¿Tienen su impacto en la ciudad de Madrid?

El Ayuntamiento de Madrid tiene superávit. Ingresamos más de lo que gastamos y, sin embargo, una parte importante del dinero tenemos que dedicarlo a pagar deuda. Son recursos de los madrileños, que en lugar de destinarse a poner más escuelas infantiles, se dedica a pagar las deudas a los bancos.

-Por otro lado, ¿hay suficiente músculo en los movimientos sociales y en el «espíritu del 15-M» como para apelar a él, y de ese modo echarle un pulso al mismo tiempo al PP, al PSOE, a Ciudadanos, al grupo Prisa, a casi todos los medios de comunicación, a Felipe González y al IBEX-35?

No se trata tanto de declararles la guerra como de mostrar que existen otros poderes, además de los estructurales y puntales del Régimen del 78. Porque también el 15-M es un poder, o un contrapoder, al igual que los movimientos sociales, los ayuntamientos del cambio y la ciudadanía organizada. En el Congreso de los Diputados, los parlamentos autonómicos, los municipios donde gobernamos, asociaciones de vecinos, AMPAS… hay un gran potencial que ha de articularse, para plantear la batalla desde dentro de la institución y desde fuera.

-Con Tania Sánchez y José Manuel López, entre otros, formas parte de una candidatura que competirá para la renovación del Consejo Ciudadano de Podemos en la Comunidad de Madrid con el diputado autonómico Ramón Espinar. ¿Cuáles son las diferencias ideológicas y de programa?

Esto lo tiene que decidir la gente que participe. Yo apuesto por un Podemos que en la Comunidad de Madrid sea democrático y plural, que sepa gestionar la diferencia dentro de la organización; y en el que después de un ciclo electoral y un modelo de partido -que es el de Vista Alegre-, donde el poder se halla muy centralizado, sea el momento de construir una organización mucho más descentralizada y con mayor poder en los territorios. Además hay una apuesta política, que a mi juicio es la razón por la que nace Podemos, que es la voluntad de ganar, a la que nunca hemos de renunciar. No hemos de conformarnos con ser una parte grande, aunque minoritaria, del «tablero» político, que sólo exija desde fuera… Sino por ser más, y en pocos años construir una mayoría que, en el caso de la Comunidad de Madrid, saque de las instituciones al partido de la «Púnica».

-¿Por qué la coalición entre Podemos e Izquierda Unida perdió 1,2 millones de votos en las elecciones generales de junio, respecto a las anteriores de diciembre, en que se presentaron por separado?

Creo que es algo que hemos de evaluar, y no lo hemos hecho lo suficiente, porque había que empezar con las negociaciones para ver si conseguíamos formar un gobierno del cambio. Probablemente tuvo que ver con la repetición de las elecciones: mucha gente no tuvo incentivo para ir a votar y se quedó en casa. Hemos de aprender de ese error.

-Por último, ¿Aplican el gobierno central y el de la Comunidad de Madrid un «cordón sanitario» frente al ayuntamiento que dirige Manuela Carmena?

Yo diría que lo han intentado en algunas ocasiones, pero no se trata tanto de machacarnos como de no tenernos en cuenta o considerarnos un actor secundario. Sin embargo, la estrategia no les sale. Hay que tener en cuenta además la Ley de Capitalidad y Régimen Especial de Madrid. Y no se trata tanto de un asunto de gestión como político. En el ámbito de la gestión, trabajamos con los ministerios y con la Comunidad de Madrid. Estaban más enfrentados, de hecho, por sus rencillas personales, Esperanza Aguirre y Ruiz-Gallardón cuando una era presidenta de la Comunidad y el otro alcalde.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.