Hace tres años comenzó el movimiento 15M. Filmamos lo que pasó y, un año más tarde, sacamos el documental «El despertar de las plazas» que se puede ver libremente en internet en licencia libre. A raíz de las proyecciones del documental, he participado en decenas de debates y me ha sorprendido escuchar, a menudo, comentarios […]
Hace tres años comenzó el movimiento 15M. Filmamos lo que pasó y, un año más tarde, sacamos el documental «El despertar de las plazas» que se puede ver libremente en internet en licencia libre. A raíz de las proyecciones del documental, he participado en decenas de debates y me ha sorprendido escuchar, a menudo, comentarios de este estilo: «¿qué ha sido del 15M?», «Tanta movilización y al final salieron elegidos el PP y CiU «,»tanto que nos ilusionó, y quedó en nada»… Y a pesar de esta percepción de mucha gente, tantas cosas han cambiado… y es que necesitamos saber leer la realidad y celebrar nuestros triunfos.
El surgimiento del 15M no dio lugar a una organización de la que ahora podamos contar los miembros. El 15M fue un «movimiento» social. Es decir, que sirvió de catalizador para «mover» colectivos, asociaciones, personas no-movilizadas, iniciativas,… y en este sentido continúa hoy, como un peldaño más de la espiral de reactivación social. Cambió radicalmente el clima político del país. Las consecuencias más visibles han sido el éxito de la PAH, que ya existía previamente, y que se ha convertido en el MST español. Asimismo, un partido como la CUP, también preexistente, ha entrado en el Parlamento catalán y ha cambiado la temperatura incluso dentro de la cámara. También hemos visto movilizaciones anti-recortes y el fortalecimiento de mil luchas.
Pero este cambio de clima también está alterando los intangibles. España se conformó a través del franquismo. Una República, incluso demasiado tímida políticamente, resultó inadmisible para el poder económico. La derecha propició un golpe de estado y la posterior dictadura fascista no dudó en cometer uno de los mayores genocidios de la historia: unas 150.000 ejecuciones sumarias! Si lo comparamos con la dictadura de Pinochet que asesinó a 3.500 personas o la de Argentina con 30.000, entenderemos la magnitud de lo que pasó aquí.
Los cronistas del régimen argumentan que la República también asesinó. Pero lo que sucedió es que, para resistir el golpe de estado, se repartieron armas al pueblo y el desbarajuste comportó 50.000 ejecuciones sumarias en el bando republicano, pero que no respondían a órdenes del gobierno sino a acciones unilaterales de grupúsculos autónomos, mientras que las 150.000 ejecuciones fascistas, tres veces más, formaban parte de un plan metódico para no hacer prisioneros. La dictadura, ya habiendo vencido, siguió asesinando para erradicar todo atisbo de izquierdas.
Y con este legado histórico, España se ha convertido en un país de zombies: Totalmente desarticulado a nivel social y políticamente corrupto y al servicio del capital. La transición fue un intento de esconder los muertos bajo una alfombra y continuar como si nada. Pero esto es imposible con el miedo y tantos muertos en los márgenes.
35 años más tarde, el movimiento 15M, surgido con la crisis y contra la falsedad de una democracia vendida al capital financiero, y ha logrado cambiar el clima político en el país zombi y, desde entonces, han ido cayendo tabúes y mitos. Gracias al 15M, los debates de las minorías movilizadas se han extendido a grandes capas de la sociedad, y ha acabado poniendo en cuestión toda la institucionalidad de la transición: la democracia, la clase política, la banca, la monarquía, la policía, el bipartidismo, la despolitización de la sociedad, el ultranacionalismo español… y esto está siendo un tsunami social.
En el caso que conozco, en Cataluña, el hundimiento de la transición está generando un ruido ensordecedor. El independentismo popular representa la protesta ante esta estructura de España capturada por una visión ultranacionalista, casposa y descaradamente a favor del capital , surgida sobre todo del golpe de estado fascista y el posterior exterminio.
¡Gracias 15M!
Jordi Oriola Folch, realizador audiovisual
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