«Si me muero, que me muera con la cabeza muy alta» (Viento del pueblo. Miguel Hernández) (1) La represión En la primera parte de este testimonio militar recordaba la estrategia de terror llevada a cabo por el general Franco. Hice referencia al crimen de lesa humanidad perpetrado en Málaga por parte de la flota sublevada, […]
con la cabeza muy alta»
(Viento del pueblo. Miguel Hernández) (1)
La represión
En la primera parte de este testimonio militar recordaba la estrategia de terror llevada a cabo por el general Franco. Hice referencia al crimen de lesa humanidad perpetrado en Málaga por parte de la flota sublevada, y de la aviación alemana.
El relato estremecido de aquel crimen lo oí, siendo niño, de los labios temblorosos de mi tía Encarnación. Ella, junto a mi tío José y sus tres primeros hijos, fueron supervivientes de aquel horror.
Gentes de mar -humildes pescadores- despertaron en mí la pasión por el mar y me animaron a que ingresara en la Marina.
Lo conseguí, tras una dura oposición. Fue en un inolvidable 21 de junio de 1960. Ocurrió tras unas largas pruebas escritas y orales, que se habían prolongado durante varios días. Presuponían un elevado dominio del temario científico, muy exigente para chicos de tan temprana edad. Fue al pie de las hermosas escaleras de mármol, junto al bello Museo Naval, en donde el capitán de corbeta Mendicuti Cervera, secretario del tribunal de oposiciones, dio lectura a la lista de admitidos. Yo estaba en aquella la lista. Tenía 16 años.
Regresemos de nuevo al relato, un cuarto de siglo antes.
La intervención de los servicios secretos de la Alemania nazi fue decisiva para el desencadenamiento del golpe militar del 18 de julio de 1936. Golpe militar que fracasó parcialmente y provocó la Guerra de España. Aplastada la democracia en el Sur de Europa continuaron las operaciones militares del III Reich. Su avance imperial fue devastador. Llegó la derrota de Stalingrado. Después la retirada de la maltrecha División Azul. Ese fue el principio del fin. Por fin llego la capitulación. También el juicio de Nuremberg. La Alemania nazi fue juzgada y condenada por crímenes de lesa humanidad. (2)
Tras el golpe del 18 de julio de 1936 la represión y la barbarie se cebaron sobre la población civil en toda la geografía nacional.
La estrategia de terror aplicada por el general Franco en la Guerra de España consistió en el bombardeo y aniquilación de población civil. También en la utilización de la violación de mujeres indefensas como criminal arma de guerra.
La incitación del general Queipo de Llano, en sus emisiones radiadas, a tales actos de barbarie, es una prueba irrefutable del criminal machismo imperante en las filas franquistas. Esto y otras atrocidades motivaron la evacuación de la población civil de Málaga por la carretera costera hacia Almería. (3)
Miles y miles de familias, con niños y ancianos, iniciaron un éxodo masivo hacia el martirio y la muerte. Huían por la carretera de la costa. Masacrados por las cobardes y criminales voces de ¡fuego! que desde los cruceros pesados lanzaban una lluvia de obuses. También por las bombas de la aviación alemana. Constituyó un crimen de proporciones similares a la destrucción de Guernica por la Legión Condor alemana. Esta pretendida «hazaña» de aquella escuadra de la muerte -«huían como ratas»-, se conoce como la masacre de la carretera de Málaga a Almería. (4)
Después vino la larga noche de la dictadura franquista y su feroz represión, con más de 120.000 personas «desaparecidas». Sin computar los numerosos juicios sumarísimos y penas de muerte llevadas a efecto. Unas mediante pelotón de ejecución, otras mediante garrote vil. (5)
Las protestas internacionales contra estos asesinatos alcanzaron un máximo histórico con la tortura y ejecución del dirigente del partido comunista de España (PCE), en la clandestinidad, Julián Grimau.
Fue detenido el 7 de noviembre de 1962. Interrogado y torturado en la Dirección General de Seguridad (DGS) situada en la Puerta del Sol de Madrid. Condenado en una farsa de consejo de guerra -condena aún no anulada- y fusilado el 20 de abril de 1963. El entonces ministro de información y turismo, Manuel Fraga Iribarne, dirigió una intensa campaña de intoxicación desinformativa. Intentaba dar cobertura al asesinato que el franquismo iba a perpetrar un cuarto de siglo después de finalizada la Guerra de España. (6)
Su intento de acallar las protestas internacionales fracasó. En aquellas fechas yo era alumno de tercer curso en la Escuela Naval Militar, en Marín (Pontevedra). Tenía 19 años.
Poco tiempo después, en 1968, ya siendo estudiante en la Universidad de París -becado por el gobierno francés- viví junto a unos jardines que llevaban su nombre. La placa decía así: «Plaza de Julián Grimau, republicano español caído por su ideal». Allí nació mi hija María. Tenía 25 años.
Algunos años después, en los estertores de la dictadura, formé parte de la organización clandestina Unión Militar Democrática (UMD), siendo teniente de navío del cuerpo de ingenieros de la Armada. Tenía 32 años. Ya habían nacido todas mis hijas y mi hijo: María, Manuel, Natalia, Marta, Paula y Mar.
La dictadura que agonizaba se «despidió» con la condena a muerte y ejecución de varios jóvenes anti-franquistas. También con la detención, procesamiento y condena a numerosos años de prisión -que conllevo su expulsión del Ejército- a dirigentes de la Unión Militar Democrática (UMD). (7)
El poder militar franquista había estudiado previamente la posibilidad de asesinar a estos compañeros mediante un comando de «operaciones especiales» que debería dejar falsas pruebas, inculpando a ETA. Finalmente la operación fue abortada y se procedió a detenerlos, encarcelarlos, someterlos a un consejo de guerra y condenarlos a largos años de prisión.
Ambos hechos de la dictadura generaron fuertes protestas nacionales e internacionales.
La falsa amnistía
Con la amnistía de 1977 llego el perdón a los presos de la organización armada ETA.
Sin embargo los compañeros de la Unión Militar Democrática, fueron excarcelados pero no amnistiados. Su amnistía se produjo en 1986. Su rehabilitación tardía, y condecoración, llego con la ministra de defensa Carmen Chacón el 16 de Febrero del 2010, es decir 35 años después de la muerte del «generalísimo» Franco.
La falsa amnistía de 1977 motivo mi decisión de escribir un breve artículo en Diario 16 titulado «Señores Diputados». Criticaba la no inclusión de mis compañeros de la UMD. Por ello fui requerido de oficio por un juez militar en el Cuartel General de la Armada. Ese mismo día, y a la misma hora, la madre de mis seis hijos, Rosa, entraba en el quirófano de un hospital militar.
Mientras ella era sometida a una delicada intervención quirúrgica -bajo anestesia general- yo era sometido a un interrogatorio esperpéntico -bajo vigilancia- en el citado juzgado militar. Después fui arrestado y se estampó en mi «hoja de hechos» una nota desfavorable. En aquellos tristes días mis seis hijos tenían edades comprendidas entre 1 y 7 años.
El golpe del 23F
No habían transcurrido aun cuatro años, cuando el 23 de febrero de 1981, a las 18:22 horas, se producía el asalto al Congreso de los Diputados. También la toma de Valencia ordenada por su capitán general, que decretó el estado de sitio. El bando del general Milans del Boch fue retransmitido por varias cadenas de radio. Los tanques tomaron las calles de Valencia. Otros hechos quedaron ocultos y no fueron posteriormente investigados.
Aquella tarde/noche fui requerido urgentemente para que me presentase en mi destino. Un centro tecnológico militar, dependiente del Cuartel General de la Armada. Temiendo lo peor abrace a mis hijos – con edades comprendidas entre 5 y 11 años- y bese a mi esposa con el funesto presagio de que nunca más los volvería a ver.
En el recinto militar de aquel centro tecnológico se encontraban también unas instalaciones, camufladas bajo la denominación de «escuelas especiales», que eran en realidad los servicios de inteligencia de la Armada, compuestos mayoritariamente por franquistas. Algunos de ellos se habían incorporado, procedentes del CESED, en el momento de transformarse en el CESID. Actualmente Centro Nacional de Inteligencia (CNI). Se estimaba que algunos de ellos no reunían el perfil profesional «adecuado» para la «nueva situación democrática».
Al llegar a mi destino se me ordenó permanecer en una sala hasta nueva orden. Fui increpado por algunos de los oficiales presentes por atreverme a condenar el asalto y secuestro que se estaba desarrollando en el Congreso de los Diputados. Es decir la sede de los representantes de la soberanía del pueblo español, del cual -según la Constitución de 1978- emanaban todos los poderes del Estado. Al menos uno de los oficiales estaba vinculado a los servicios secretos de la Armada. El resto permaneció en silencio y no intervino en la discusión. Seguramente pensaban que «la mayor hazaña era obedecer», por lo tanto esperaban órdenes a través de la «cadena de mando».
Las marcas dejadas en el techo del Congreso, bajo el fuego de aquella banda armada con tricornio -indignos miembros de la Guardia Civil- son un símbolo de advertencia del poder militar y judicial del franquismo. Este pervive residualmente enquistado -como es notorio- en nuestras Fuerzas Armadas y en la Judicatura. También en otras áreas de la Administración, en amenazante simbiosis con la monarquía.
Nuevos acontecimientos militares se desarrollaron posteriormente al 23F. Algunos muy graves, que no llegaron a trascender a la opinión pública, ocultos por el velo del secreto. Varios oficiales españoles del Ejército y de la Armada fueron enviados a centros militares argentinos. Entre ellos la ESMA. Centro de tortura y exterminio, bajo la sanguinaria dictadura del general Videla. El famoso asesino temeroso de Dios. Los fines de aquellos «cursillos» no estaban ni están nada claros. Tampoco suficientemente explicados o investigados. (8)
Estos acontecimientos muestran de manera esclarecedora el sentido de aquella falsa amnistía de 1977. Su objetivo inconfesable fue -y sigue siendo- la de cubrir con un manto de silencio los crímenes del franquismo, constituyendo de hecho una ilegítima «ley de punto final».
Las Fuerzas Armadas 77 años después
Hoy en día, muchos militares de carrera -en activo, en la reserva o retirados- no se identifican con el Ejército golpista del 18 de julio de 1936, que desencadenó, a las órdenes del III Reich alemán, la Guerra de España.
El pretexto injustificable del franquismo para desencadenar aquel holocausto fue siempre su exaltado anticomunismo.
Sin embargo, el partido comunista de España (PCE) era entonces un diminuto partido, prácticamente extra parlamentario. Al producirse el golpe militar, su disciplina contribuyó decisivamente al fracaso parcial del golpe. Su combate en defensa de la Libertad a las órdenes del gobierno legitimo de España, hicieron que sus filas creciesen rápidamente. Muchos de sus miembros en el exilio se unieron a la Resistencia en Francia hasta la Liberación. Años más tarde fue el principal baluarte de la resistencia a la Dictadura.
Después llegó la «guerra fría» y los intereses en juego facilitaron la transmutación del genocida «Caudillo» -aliado fiel de Adolf Hitler, que había proclamado su modelo de estado como fascista y totalitario- en «el vigía de Occidente». No fue gratis. España quedo hipotecada mediante unas bases militares extranjeras, pertrechadas con armamento atómico, que -junto al actual «escudo» antimisiles- suponen un gravísimo riesgo para el futuro de nuestro pueblo.
Las Fuerzas Armadas actuales, sobre todo en los escalones subalternos de la cadena de mando, simpatizan con los militares constitucionalistas que -cumpliendo con su deber- defendieron la Libertad. Lo hicieron a las órdenes del Gobierno de la República de España. Fueron valerosamente auxiliados por mujeres y hombres armados, en defensa del Gobierno constitucional. Gobierno que encarnaba legítimamente la voluntad del pueblo español.
Termino estas líneas hoy -a mis 69 años- honrando la memoria de aquellos heroicos combatientes de la España democrática, es decir de la España republicana. También de dos compañeros militares, dignos herederos de aquellas Fuerzas Armadas, respetuosas de los valores constitucionales:
En lugar destacado, el comandante de Ingenieros Bernardo Vidal. Excelente amigo y compañero en la UMD. Uno de los mejores en aquel movimiento patriótico de militares demócratas. Es de destacar que fue compañero del cadete Juan Carlos de Borbón y Borbón, en la Academia General Militar de Zaragoza. Ambos de trayectorias profesionales bien diferentes. (9)
También entrañable en el recuerdo, el coronel de Infantería de Marina José Felpeto Cartelle. Compañero en la Escuela Naval Militar de Marin y después en la UMD. Fue uno de mis amigos gallegos -era de Mugardos- en aquella excepcional brigada de guardiamarinas. Su divisa, conmovedoramente sencilla, era: «hay que echarle coraje a la vida». Él lo hizo.
Artículo relacionado:
Testimonio militar http://www.rebelion.org/noticia.php?id=170625&titular=testimonio-militar-
Referencias:
(1) Vientos del pueblo me llevan. Miguel Hernández
http://www.poesi.as/mh36020.htm
(2) http://es.wikipedia.org/wiki/Crimen_de_lesa_humanidad
(3) http://www.eldiario.es/andalucia/Homenaje-mujeres-represaliadas-Quiepo-Llanos_0_136136480.html
(4) http://www.andalucia.cc/adn/0998nar.htm
(6) http://www.publico.es/449200/grimau-la-primera-victima-de-fraga
(7) http://blog.vivelibro.com/2013/05/los-militares-olvidados-por-la.html
http://www.miliciaydemocracia.org/?p=35
http://www.miliciaydemocracia.org/?page_id=110
(8) http://www.embajadaenargentina.es/pages/viewfull.asp?CodArt=280
(9) http://www.rebelion.org/noticia.php?id=163805
http://elpais.com/elpais/2011/06/02/opinion/1307003939_850215.html
http://www.miliciaydemocracia.org/?p=1583
http://www.miliciaydemocracia.org/wp-content/uploads/2013/03/Carta-de-SM-el-Rey.pdf
Manuel Ruiz Robles es capitán de navío de la Armada (retirado), ingeniero de la Ecole Supériure d’Electricité (Supélec), DEA Physique de l’Energie de l’Université de Paris, Licenciado en Ciencias por la UAM, membre bienfaiteur de l’ACER (Amigos de los Combatientes en la España Republicana), adherent du Musée de la Résistance Nationale. Fue miembro de la Unión Militar Democrática (UMD).
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