El influyente diario The New York Times criticó hoy el aumento sin precedentes del cultivo de maíz en Estados Unidos para producir etanol y apenas sustituir una pequeña fracción del petróleo que consume el país. En un editorial titulado Las consecuencias del maíz, el rotativo comenta el desmedido interés de los granjeros por incrementar las […]
El influyente diario The New York Times criticó hoy el aumento sin precedentes del cultivo de maíz en Estados Unidos para producir etanol y apenas sustituir una pequeña fracción del petróleo que consume el país.
En un editorial titulado Las consecuencias del maíz, el rotativo comenta el desmedido interés de los granjeros por incrementar las tierras dedicadas a la gramínea, en su afán de obtener ganancias rápidas.
El súbito vuelco hacia la producción de ese cereal se deriva de la política del presidente George W. Bush a favor de los biocombustibles, aún a riesgo de romper el balance agrícola de la nación, con una súbita baja de las áreas de soya o algodón, entre otras.
The New York Times revela que este año los agricultores norteamericanos sembrarán de maíz 90.5 millones de acres (36.6 millones de hectáreas), es decir, 12 millones de acres (4.8 millones de hectáreas) más que el año pasado, la mayor área destinada a ese cultivo desde 1944.
La tierras destinadas a la soya disminuirán en más del 10 por ciento y lo mismo ocurrirá con el trigo y el algodón, agrega el diario.
Por mucho que nos guste la producción de etanol, sobre todo el celulósico o de otras fuentes diferentes al maíz, sería un trágico error echar por la borda dos décadas de protección ambiental a cambio de ganancias de corto plazo, afirma The New York Times.
La producción de etanol a partir de ese cereal reemplazará una pequeña fracción del petróleo que utilizamos y si eso se realiza al precio de una nueva locura en busca de tierras cultivables, será mayor la pérdida en conservación que la ganancia en independencia energética.
TEXTO COMPLETO DEL EDITORIAL (Traducido por Cubadebate)
Editorial
Las consecuencias del maíz
5 de abril de 2007
The New York Times
Por ahora la mayoría de los granjeros saben lo que plantarán esta primavera. De un lado al otro del país la respuesta es igual: maíz, maíz, maíz. Los números están sorprendiendo. Los granjeros plantarán cerca de 90.5 millones de acres* de maíz este año -12 millones más que el año pasado y la mayor cifra desde 1944. Los acres de soya están por debajo algo más del 10 por ciento, y hay disminuciones similares del trigo y del algodón. La razón de este cambio enorme es, por supuesto, el auge del etanol y las acometidas a favor del maíz que esto ha generado.
Si fuera apenas una cuestión de cambiar el equilibrio en áreas ya plantadas -más maíz, menos trigo-, el punto de equilibrio económico se podría encontrar bastante rápido. El verdadero problema está en la periferia. Este auge del maíz pone más presión sobre la reserva de tierra que el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (United States Department of Agriculture’s, USDA) había destinado al Programa de Conservación de la Reserva (Conservation Reserve Program).
Desde mediados de los años ochenta, los granjeros han utilizado cerca de 37 millones de acres de tierras de labranza destinadas a este Programa. Ésta es la tierra que debía haberse mantenido en su estado natural, una decisión que los estadounidenses pagan a través de impuestos agrícolas. Buena parte de esta tierra es inadecuada para las cosechas – demasiado montañosas, demasiado húmedas, con un valor importante como hábitat de la fauna-, pero cuando los precios del maíz están tan altos, la noción de lo que es tierra apropiada para este cultivo cambia repentinamente.
Ya varios grupos agrícolas han comenzando a pedirle al Departamento de Agricultura a que haga disponible parte de estas tierras de la reserva para que los agricultores la pueden utilizar para la producción de maíz. El USDA ha detenido temporalmente nuevas inscripciones al programa, y aunque no haga disponible mas tierras este año, la presión para hacerlo aumentará inevitablemente.
A pesar de que nos guste mucho la idea de la producción del etanol – y especialmente del potencial del etanol celulósico, de fuentes que no sean el maíz -, sería un error trágico echar por la borda dos décadas de conservación de la tierra para favorecer a los granjeros basado en un beneficio a corto plazo. El etanol producido del maíz sustituirá solamente una pequeña fracción del petróleo que utilizamos. Si lo hace al precio de un nuevo afán para adquirir tierras, entonces perderemos mucho más en la conservación que lo que habremos ganado en autonomía energética.
*1 Acre equivale a 0.40469 hectáreas.