Farocki es un director de cine alemán pero también escritor sobre cine y ensayista. Recientemente fue editado en Argentina su libro Desconfiar de las imágenes, en la que hay compilados una serie de textos sobre cine pero también sobre las investigaciones que Farocki realiza para hacer sus películas y videos. Eso es lo más interesante […]
Farocki es un director de cine alemán pero también escritor sobre cine y ensayista. Recientemente fue editado en Argentina su libro Desconfiar de las imágenes, en la que hay compilados una serie de textos sobre cine pero también sobre las investigaciones que Farocki realiza para hacer sus películas y videos.
Eso es lo más interesante en Farocki: no se trata sólo de hacer sino también de investigar. Ni una cosa para la otra, ni una porque la otra. Ambas a la vez, esa es la tarea del cineasta. Saber de qué está hablando.
Expulsado de la universidad de cine dos veces, y un revolucionario desencontrado con los partidos de izquierda de la Alemania Federal, Farocki siempre se caracterizó por ser un cineasta y escritor muy activo y comprometido. Su interés ha sido no sólo por tematizar sus inquietudes sino también trasladarlas al problema de la forma. Parece un poco tonto separar forma y contenido, pero aún hoy en 2013 el cine no tiene saldada esta discusión.
Fuego inextinguible, de 1969, es una de sus primeras películas. Se trata de un cortometraje sobre los usos y efectos del napalm en la Guerra de Vietnam. Farocki cree que si mostrara imágenes de quemados sus objetivos para su película no resultarían: «Primero cerrarán los ojos a las fotos; luego a la memoria; luego cerrarán los ojos a los hechos; luego cerrarán los ojos a las relaciones entre ellos».
La crítica que se le hizo a Farocki en esta película fue estrictamente formal: un hombre fumando sentado frente a una mesa, hablando a cámara, no es cine. Sin embargo toda esa situación dio pie a algo que sólo el cine puede mostrar. El cigarrillo que está fumando lo apaga en su brazo. Y dice: «El cigarrillo quema a 200ºC. El napalm a 1700ºC».
Desde entonces ha dado distintas reflexiones vinculadas con lo que estaba aconteciendo en el mundo. Su filmografía se desarrolla y ejecuta en tiempo presente, sin por eso perder la capacidad crítica.
En 1977, los norteamericanos publicaron unas fotos de Auschwitz tomadas desde un avión. En realidad, justamente ese año se dieron cuenta de que era el campo de concentración nazi. Cuando lo sobrevolaron iban de camino a una planta de producción de caucho sintético y combustible en Polonia, y estas fotos fueron casi un error, podrían incluso no existir. En ellas se llegan a ver prisioneros yendo a la cámara de gas.
Farocki cree que el uso de las imágenes de, por ejemplo, los cuerpos apilados en una fosa común, es reproducir la violencia de los nazis, en el mundo de la representación. Por eso cuando se decidió a hacer una obra sobre estos temas partió de esta fotografía. No sin antes dejar en claro lo que piensa de quienes sí usaron y, aún hoy, hacen uso de estas imágenes que ya forman parte del imaginario social. También en sus textos dejó planteadas sus críticas a los Aliados, que se posicionan como los héroes liberadores. Farocki les reprocha (como tantos otros) que podrían haber bombardeado las vías de trenes que llevaban a Auschwitz.
Lamentablemente Farocki ya no hace películas para cine o tv, sino que se dedica al mundo de las videoinstalaciones, que son obras audiovisuales hechas para ser exhibidas en museos. Su paso al mundo museístico se dio luego de que su brillante Videogramas de una revolución (realizada con Andrei Ujica a partir de material filmado por la gente y la televisión, sobre la caída de Ceausescu) haya sido un fracaso en taquillas. A Farocki le interesa que sus obran sean vistas, pero el público de los museos no es el del cine.
No obstante Farocki sigue dando la lucha de la representación. La última parte de su obra sigue indagando en las imágenes de la guerra. Trabaja sobre los vínculos entre los videojuegos y las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, que desarrollan programas de realidad virtual para que los soldados estén preparados imaginariamente para el Medio Oriente.
En el prólogo de Desconfiar de las imágenes Georges Didi-Huberman escribe: «Elevar el propio pensamiento hasta el nivel del enojo. Elevar el propio enojo hasta el nivel de una tarea». Farocki se trata de eso: una persona enojada con el estado de las cosas que tira piedras. Tira piedras que son películas.
Fuente: http://www.marcha.org.ar/1/index.php/cultura/138-cine-y-tv/4458-tirar-piedras-que-son-peliculas