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El espectáculo de títeres "Catalina y los Bosques de Hormigón" es editado como libro por el colectivo ovetense Cambalache

Títeres contra el ladrillo

Fuentes: Diagonal

Hace tiempo que en España resulta dificil empezar una conversación que no desemboque en hablar de lo cara que está la vivienda. No es por lo tanto tan raro que la maldita especulación haya terminado por inspirar un espectáculo de títeres tan políticamente incorrecto como el ideado por la compañía astur-argentina «La Vereda Teatro», que […]

Hace tiempo que en España resulta dificil empezar una conversación que no desemboque en hablar de lo cara que está la vivienda. No es por lo tanto tan raro que la maldita especulación haya terminado por inspirar un espectáculo de títeres tan políticamente incorrecto como el ideado por la compañía astur-argentina «La Vereda Teatro», que ahora edita como libro el colectivo ovetense CAMBALACHE y que será presentado el próximo jueves 4 de octubre en la sede de esta asociación (C/Martínez Vigil – Oviedo). Para los más jóvenes resultará un poco raro esto de mezclar marionetas con política, pero para aquellos que somos un poco más mayores y que tuvimos la suerte de ser «contaminados» en nuestra infancia por los mensajes tan políticamente radioactivos de LA BOLA DE CRISTAL, la cosa no nos resultan tan extraña. El programa de Lolo Rico, que no por casualidad prologa el libro, es una de las influencias más rastreables de esta historia en verso sobre una valerosa niña, CATALINA, que sabe de economía bastante más que SOLBES y que ni corta ni perezosa decide plantar cara a un camaleonico especulador urbanístico con disfraz de juez o político, según las necesidades del momento lo requieran. Una utopía social y ecologista pedagógica a la par que divertida y entusiasta. Si quiere que sus hijos sean en el futuro gente respetable y «biempensante» mi recomendación es que los aleje lo máximo posible de esta niña insumisa y respondona. Es un mal ejemplo. Hablamos con los «padres de la criatura» David Acera y Ana Laura Barros.
¿Cómo surge la idea de Catalina?
Ana.- Desde casi un año atrás teniamos la idea, David y yo, de hacer un teatro más comprometido para niñas y niños. En un principio barajabamos diversos temas y sabiamos claramente que sería un espectáculo de títeres y actores. Allí surge Catalina, el títere que construí en un taller con el maestro Paco del Aguila, durante 8 días. Cuando la tuvimos entre nosotros ,la idea se nos clarificó, ella iba a ser la protagonista y el tema de la especulación urbanística la trama de la historia. Las cosas no suceden por casualidad, nuestro conocimiento de primera mano de varios conflictos vecinales por politicas urbanisticas devastadoras en Asturias y en el estado español nos llevaron casi sin darnos cuenta a escribir Catalina y los bosques de hormigón. Asi también creamos La Vereda Teatro, una compañía con ansias de acercar un teatro diferente, audaz, comprometido con la mayoria social.

Aunque es un espectáculo infantil tal vez los adultos lo comprendamos mejor…
David.- No creo en un Teatro «infantil» separado por una brecha del Teatro para «adultos». En este sentido me gusta más hablar de Teatro familiar o para todos los públicos (aunque este último concepto da lugar a equívocos al confundirse con las conocidas clasificaciones morales). En el caso que nos ocupa no se trata de comprender la obra mejor o peor, cada niño y niña que vea el espectáculo, en función de su edad, experiencias y capacidades, ira encontrando más y más significados a cada escena. Utilizando un símil culinario, sería como si los niños y niñas se encontraran frente a un suculento pastel, cada uno comería en función de su apetito pero todos disfrutarían de su sabor. En no pocas ocasiones existe la creencia de que trabajar para niñas y niños consiste en hacerlo para estúpidos: todo tiene que estar muy gritado y ser comprendido en su integridad de una manera inmediata por parte del público. Yo tengo una opinión contraria a estos planteamientos creo que sólo lo que no conocemos es lo que nos hace querer aprender más. En este sentido, si bien es cierto que puede haber aspectos más complicados de entender, al ser el teatro un espectáculo que se disfruta colectivamente los niños y niñas podrán saciar su curiosidad con sus padres, profesores… u otros compañeros con los que estén viendo nuestra obra.

– Os habéis atrevido nada más y nada menos que a escribir la obra en verso…
Ana.- creo que fue una apuesta por demostrar que las cosas se pueden decir de muchas maneras, sin aburrir, sin discursos llenos de moralina.
El verso nos permite jugar con la idea del absurdo, jugar con la rima, que es un lenguaje muy cercano a las niñas y niños.
Los personajes de Catalina y los bosques de hormigón ya no podrían hablar de otra manera.

– El tono «naif» del espectáculo es muy didáctico, uno echa de menos que no le cuenten así las cosas en los medios de comunicación…
Ana.- Seria muy bueno que nos contasen las cosas de otra manera, claro está, sobre todo si nos dijeran la verdad, eso no hay duda. Pero tengamos cuidado al definir al teatro como didáctico. Esto sobre todo suele pasar con el teatro infantil, ya que muchas veces se utiliza como medio para que niñas y niños aprendan determinadas contenidos, eduación vial, a cepillarse los dientes, etc.
El teatro es didáctico por si mismo. Nos enseña qué es el teatro y si nos hace reflexionar , si nos emociona, su objetivo esta cumplido.
David.- Los medios de comunicación, más bien las empresas de comunicación, no hablan el lenguaje de Catalina y los bosques de hormigón porque Catalina está comprometida con los problemas de la gente de a pie, de la mayoría. Esos problemas, en no pocas ocasiones (como el caso que comentamos en la obra), están provocados por los dueños de esas empresas de comunicación o los que insertan publicidad en ellos para hacerlos rentables. Por eso es necesario que entre todos y todas generemos espacios de información, de ocio y de cultura que obedezcan únicamente a las necesidades de la gente, que no sean meros instrumentos de propaganda, voceros de un estado de cosas claramente injusto y beneficioso únicamente para una minoria. Eso pretendemos conla Vereda Teatro.

La influencia de LA BOLA DE CRISTAL de Lolo Rico está muy clara…
David.- En mi caso eso es más que evidente. Creo que la Bola de Cristal ha marcado, para bien, la niñez o la adolescencia de varias generaciones de españoles. Para nosotros es un orgullo que el libro de Catalina esté prologado por la propia Lolo Rico, una mujer con un compromiso creativo insobornable, siempre defendiendo con su trabajo los intereses de la mayoría social y a la que tengo el gusto de conocer y llamar amiga desde hace bastantes años. La Bola de Cristal fue un programa puntero en muchos aspectos formales pero también ideológicos y dentro de él destacaban los excelentes guiones de los electroduendes, escritos por Santiago Alba Rico. Releí parte de estos guiones publicados por la Editorial Virus durante el tiempo que duró el proceso de creación de Catalina y los bosques de hormigón y, estoy convencido, que esto se nota en el resultado final. Viendo el gris panorama cultural actual y la Televisión que nos toca sufrir en estos días, parece imposible que un programa tan crítico, tan corrosivo para el sistema como lo fue la bola se emitiera alguna vez. Uno quiere pensar que en nuestro país todavía quede espacio para las expresiones culturales críticas, para el tipo de teatro que Ana Laura y yo hacemos. Ver veremos como nos va con la gira de Catalina que recién empieza.
Me considero, en muchos aspectos, un «hijo de la bola» y es una paternidad/maternidad de la que me siento muy orgulloso.

¿Tenéis pensado seguir en esta línea de esta línea de teatro político para niños?
David.- En primer lugar me gustaría aclarar que nuestro teatro es político en la misma medida que lo son la inmensa mayoría de los productos culturales destinados para los más pequeños. Desde las tiras cómicas de Tintin (valen todos pero «Tintín en el país de los soviets» es absolutamente «genial») hasta las más modernas series de animación («recomiendo» una visión de la serie de dibujos animados «Bratz», que a mi me ha dejado espeialmente traumatizado). La diferencia estriba en que, mientras muchos de los espectáculos y series destinadas a los niños y niñas únicamente sirven para reforzar los principios y valores que hacen posible la pervivencia de un sistema claramente injusto, nosotros pretendemos hablar de otras cosas, otros principios que entendemos beneficiosos para la mayoría. Así mientras algunos se empeñan en reforzar el individualismo o la competitividad, nosotros hablamos, y hablaremos, de solidaridad y de objetivos comunes. Eso es para mi hacer política, que no politiquería, y aspiro a seguir haciéndola. Todos los creadores, sean conscientes o no de ello, hacen política con su trabajo, el problema es ser honestos y decir claramente para qué y para quién trabajas.