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¿Tocará ser «reaccionario…»?

Fuentes: Rebelión

Una breve nota de prensa activa en mi mente el resorte de una idea durante años macerada en silencio. Esquerra Republicana de Catalunya es un partido burgués, neoliberal y rendicionista que gobierna Catalunya en coalición con PSC e IC-IU-Verds; y que en los últimos años ha usurpado -en una acertada campaña de oportunista marketing electoral- […]

Una breve nota de prensa activa en mi mente el resorte de una idea durante años macerada en silencio.

Esquerra Republicana de Catalunya es un partido burgués, neoliberal y rendicionista que gobierna Catalunya en coalición con PSC e IC-IU-Verds; y que en los últimos años ha usurpado -en una acertada campaña de oportunista marketing electoral- la bandera de la «izquierda independentista catalana» a sus legítimos y coherentes defensores (que los hay, y muchos).

Pues resulta que ERC, ante las protestas de los estudiantes en todos los Països Catalans contra el Plan Bolonia, va y suelta que «la alternativa al plan Bolonia «no es más que la autarquía y el retorno a un modelo de universidad franquista, que Catalunya pagó con represión, muertes y fusilamientos y que decapitó a su élite intelectual».» 1

Hace pocos días vi en no-sé-ya-cual programa de la televisión pública catalana a un jóven lacayo encorbatado (cuyo nombre y cargo ignoro) cargando en el mismo sentido: diciendo que estos estudiantes rebeldes están en contra del Progreso, no quieren «avanzar».

Bien: quizá sea necesaria una revisión de nuestro vocabulario.

Asociamos «Reacción» a la postura política basada en el conservadurismo ultramontano y la defensa histérica de las «viejas y buenas costumbres». Pero ello depende de que el contexto histórico sea revolucionario. Usamos un lenguaje político todavía en exceso viciado por la Revolución Francesa.

Es decir: «Reacción» es, en sí misma, una palabra que depende (como todas) de su contexto; los opositores a las revoluciones -por poner ejemplos emblemáticos- francesa, rusa o cubana eran, en efecto «reaccionarios»; pero quien actualmente se opone y se enfrenta a la imposición global-imperialista del neoliberalismo está en realidad reaccionando, puesto que opina y actúa en respuesta a un estímulo agresivo previamente instaurado.

He aquí la trampa: cuando los idólatras del Mercado que dominan el mundo -herederos directos y fieles discípulos de la «Reacción» histórica- se hacen también con el control del lenguaje, convierten en dogmas teológicos sus propias definiciones de conceptos como «Libertad», «Democracia», «Progreso»…

…y, entonces, quien está en contra de las torcidas interpretaciones que ellos imponen de tales términos pasa a ser un «Totalitario», un «Fanático», un «Intolerante», un «Terrorista»… y, ¿por qué no?: un «Reaccionario».

Es éste un cajón de sastre en el que todo cabe. ¿Contrario a la destrucción de la naturaleza? ¡Reaccionario! ; ¿Contrario a la destrucción del Estado en pos del control global por parte de las corporaciones? ¡Reaccionario! ; ¿Contrario a la aniquilación de las tradiciones ancestrales de los pueblos? ¡Reaccionario! ; ¿Defensor del trueque como modelo de intercambio de bienes? ¡Reaccionario! ; ¿Contrario a la depravación mercantilista de la infancia y la juventud? ¡Reaccionario! ; ¿Defensor de la libre autodeterminación de los pueblos? ¡Reaccionario! ; ¿Contrario a la desaparición de los oficios tradicionales -como zapatero, herrero, carpintero, campesino…- aniquilados por la sociedad de consumo? ¡Reaccionario! ; ¿Contrario a la reducción del humano -en cuerpo y alma- a simple mercancía? ¡Reaccionario! (Suma y sigue…).

Estaba esperando a que cualquiera de los miles de voceros oficiales del «Progreso» nos recordara que, en el Estado Español, con la «Democracia» llegaron las privatizaciones de todos los sectores estratégicos en industria y servicios (telefonía, ferrocarril, combustibles, automoción, etc); …y que, por tanto, quien se oponga a las privatizaciones se delatará automáticamente como «franquista». De entrada, con respecto a la educación, ERC ya lo ha hecho.

En otra ocasión ya advertí que la auténtica derecha gusta actualmente de disfrazarse, lisonjera, con los más llamativos y transgresores atributos de la postmodernidad 2 ; la derecha clásica -anacrónica, rancia, salvapatrias, caricaturescamente tradicionalista y teocrática- es ya tan sólo un anecdótico fenómeno folclórico o, como mucho, un aliado -involuntariamente táctico, instrumentalizado- del verdadero monstruo. A quien le cueste visualizarlo, que piense en un Pinochet o un Videla (patéticas marionetas engreídas en su papel) abriendo paso a la imposición del Libre Mercado en Latinoamérica.

Total: que nos llamen «reaccionarios», si eso les place; desde una postura revolucionaria, frente a la mierda infame que nos venden… toca reaccionar.

1http://www.rebelion.org/noticia.php?id=76685

2http://www.rebelion.org/noticia.php?id=75824