«El Parlamento Vasco defiende el derecho de la sociedad vasca a decidir su propio futuro y apuesta por abordar un diálogo integrador y sin exclusiones que permita alcanzar un acuerdo sobre los aspectos básicos para la normalización política». Salvo PSE-EE y PP, todos los grupos han ratificado de nuevo el derecho de autodeterminación que, seguro, […]
«El Parlamento Vasco defiende el derecho de la sociedad vasca a decidir su propio futuro y apuesta por abordar un diálogo integrador y sin exclusiones que permita alcanzar un acuerdo sobre los aspectos básicos para la normalización política». Salvo PSE-EE y PP, todos los grupos han ratificado de nuevo el derecho de autodeterminación que, seguro, será refrendado el día 11 en la calle por gran parte de la ciudadanía vasca.
Precisamente, que el camino del diálogo y la negociación es el único válido para superar los problemas en los países con conflictos políticos fue una conclusión clara del Congreso «Mujeres generando paces», organizado por Emakunde. Las ponencias marco, más teóricas, y los paneles del Congreso con la presencia de mujeres comprometidas prometían Construcción de la paz desde la teoría feminista; Las mujeres en los procesos de paz en el mundo: pensamiento y prácticas; Construir la Paz desde el terror: intervención; Haciendo las paces: voces de mujeres en las negociaciones de paz; Consolidar la paz: mujeres hacía el cambio social; Claves para la construcción de la paz en Euskadi y las ponentes y los debates que se generaron no defraudaron. Durante dos días intensos, 23 y 24 de octubre, mujeres de diversos países con conflictos Israel, Palestina, Colombia, Irlanda, Liberia, Argentina, Serbia, Kosovo… y mujeres vascas han podido reflexionar conjuntamente sobre el papel de las mujeres en los procesos de paz.
No menos importante ha sido la Declaración internacional de mujeres a favor del proceso de paz vasco, donde se ha vuelto a reiterar que el camino de la palabra, el entendimiento mutuo y la negociación es el único válido para superar los problemas políticos y construir una paz verdadera y duradera, así como la necesidad de que las mujeres tomen parte de manera directa y activa en el proceso y de que éste incorpore sus experiencias, intereses y expectativas.
Hoy, que nos encontramos ante la terrible noticia de que el Ejército israelí no ha dudado en disparar, y matar, a mujeres palestinas que hacían de escudos humanos para que palestinos encerrados en una mezquita en Gaza lograran escapar, se hacen más vivas las palabras que Debby Lerman, mujer israelí integrante de Mujeres de Negro, pronunció en el Congreso: «Nuestro Gobierno ha emprendido una campaña de destruc- ción de Palestina. Hemos arrasado con todos sus recursos; casas, plantaciones de olivo, hospitales… Hemos construido un muro que divide y encierra a los palestinos, una herramienta muy útil para comenzar la limpieza étnica. El Gobierno ha cogido a nuestros hijos y los ha convertido en criminales de guerra. Al mismo tiempo que destruimos Palestina nos destruimos a nosotros mismos. Salvar a Palestina es, por tanto, salvar a Israel y la única manera de lograrlo es poner fin a la ocupación». Ellas lo tienen claro y pelean contra viento y marea por la reconciliación. Su Gobierno, sin embargo, va por el camino contrario.
Desde otro aspecto diferente, pero importante a tener en cuenta para no caer en lecturas autocomplacientes o generalizadoras de las actitudes de mujeres y hombres, han resultado interesantes las declaraciones de Carmen Magallón, Directora del Seminario de Investigación para la Paz de Zaragoza. Magallón, tras recono- cer que las mujeres han tenido un protagonismo importante en la construcción de la paz en diversos conflictos, manifestaba que «Las mujeres no somos esencialmente pacíficas, no queremos la paz por el simple hecho de nacer en un cuerpo de mujer. La dicotomía mujer pacífica/hombre violento no favorece a la construcción de una cultura de paz…».
Justamente por el intento de vencer esa dicotomía saludamos con satisfacción la primera manifestación convocada por hombres en el Estado español contra la violencia hacia las mujeres, que se realizó por las calles de Sevilla, tras una pancarta que decía «Hombres contra la violencia machista. El silencio nos hace cómplices».
Convocada por el foro Hombres por la igualdad, que creen que la mayoría de los hombres no puede consentir que se les confunda con quienes toleran esa violencia, la marcha fue aplaudida por mujeres que o bien la observaban desde las aceras o se unían al término de la manifestación. Los manifestantes corearon consignas como «Con la violencia ni un gramo de paciencia», «No a la violencia contra las mujeres», «No estamos locos, que sabemos lo que queremos» y «No te calles, únete». A ver si cunde el ejemplo.