Comisionista y mujeriego son solo algunos de los epítetos que se han vertido sobre la figura del ya retirado Juan Carlos I. Un reinado que tiene luces y, también, no pocas sombras. Algunas de ellas tan alargadas que alcanzan a varios miembros de la familia. ¿Qué hay de verdad en todo ello? Y, sobre todo, […]
Comisionista y mujeriego son solo algunos de los epítetos que se han vertido sobre la figura del ya retirado Juan Carlos I. Un reinado que tiene luces y, también, no pocas sombras. Algunas de ellas tan alargadas que alcanzan a varios miembros de la familia. ¿Qué hay de verdad en todo ello? Y, sobre todo, ¿por qué sigue siendo un tabú escribir sobre estos temas?
Delitos y faltas
Una de las personas más próximas al ex monarca Juan Carlos I fue Manuel Prado y Colón de Carvajal (1931-2009). Era su sombra en el mundo de los negocios. Nacido en Ecuador y supuesto descendiente del mismísimo descubridor de América, ocupó de joven un cargo intermedio en el sindicato franquista del metal. Llamaba al rey «el patrón», mientras que él recibió un apodo no tan políticamente correcto, el de «manco de Levante», debido a su discapacidad física. La buenas artes como conseguidor de Manuel Prado (algunos hablan directamente de testaferro del Rey) le llevó a creerse intocable. Esto no impediría que fuese condenado por el caso Torras (filial del grupo kuwaití KIO en España) a dos años de cárcel, de los que sólo cumplió un par de meses por motivos de salud.
«También actúa como una especie de secretario personal de Juan Carlos para asuntos económicos, redactando cartas con membrete de la Casa Real para pedir dinero a entidades financieras o gobiernos extranjeros, según los casos, con distintos fines. Pedía dinero, por ejemplo, para salvar la democracia ayudando a financiar las campañas electorales de la UCD (caso de cuando solicitó dinero a Arabia Saudita, en 1977) para que pudieran utilizar las bases españolas en sus operaciones militares (caso de Kuwait en la guerra del Golfo)».[1]
Los negocios que llevó adelante con el empresario Javier de la Rosa acabarían, pues, pasándole factura. Su hermano, Diego Prado y Colón de Carvajal, también se vio salpicado por presuntas irregularidades cometidas en el ya desaparecido Banco de Descuento. Junto a otros directivos habían comprado acciones sin anotarlas en los balances de la entidad. Unos títulos que estaba adquiriendo José María Ruíz Mateos para quedarse con el banco. Y por si esto era poco, ETA secuestró a Diego en abril de 1983 pensándose que era Manuel. Por cierto, el empresario jerezano intentó usar la vía judicial para esclarecer todas las acusaciones vertidas contra De la Rosa, Manuel Prado y el propio Rey. Además de utilizar dicha treta judicial para ganar protagonismo y notoriedad. Vean la interesante red de complicidades que se derivaron de esta denuncia (que acabó en querella):
«El 10 de enero [de 1996], el juez Bueren resolvió el sobreseimiento y archivo del caso, dictaminando que no había lugar a tener por parte querellante a Ruíz Mateos en tanto no depositara una fianza de cien millones de pesetas. Al día siguiente, Carlos Bueren dejaba la Audiencia Nacional y se iba a trabajar al bufete de Aurelio Menéndez y Rodrigo Uría, casado con Mónica Prado y Colón de Carvajal, sobrina de Manuel Prado, al puesto que acababa de dejar vacante Jaime Alfonsín al ser nombrado secretario del príncipe Felipe».[2]
Con De la Rosa, decíamos, Manuel Prado colaboró en distintos negocios. Entre ellos, la semilla de lo que acabaría siendo Port Aventura, cuyo origen está en el consorcio Grand Tibidabo (unión de Tibidabo y el CNL o Consorcio Nacional del Leasing, de la venta de cuya sede en la Diagonal de Barcelona obtuvo una buena comisión Jordi Pujol Ferrusola). Manuel Prado formaría parte del consejo de administración de Grand Tibidabo.
Granujas de medio pelo
Jordi Pujol i Soley, ex presidente de la Generalitat, conocía muy bien a Manuel Prado y Colón de Carvajal. Eso al menos se deriva de algunos fragmentos de las memorias inéditas del empresario ecuatoriano. Titulada Una lealtad real su publicación acabó aplazada. Y así sigue. Lo curioso es saber que quien estaba al frente de la editorial que iba a lanzarla, Almuzara, era el ex ministro de Trabajo Manuel Pimentel (PP), quien por cierto reconoció hace pocos meses que era padre del hijo de Alicia Sánchez Camacho. Pues bien, así de cercano se mostraba Colón de Carvajal con Jordi Pujol, a tenor de lo filtrado en algún medio de comunicación:
«Según las memorias prohibidas, Prado llegó a ser íntimo de Pujol (y de su empresario de confianza, Carles Vilarrubí). El president es de hecho quien le enlazó con De la Rosa -para Grand Tibidabo- y cuenta en el libro que solía cenar a solas en el Palau de la Generalitat, donde el propio Pujol le sacaba las espinas del pescado o le «descuartizaba los filetes de solomillo» al ser él manco y no poder hacerlo solo. Había tanta confianza que Pujol llegó a pedirle que «moviera las posibles relaciones en EEUU» para «ayudar a abrirse camino» a un hijo que iba a iniciar un máster en este país: «Sí, a esto se le llama literalmente enchufe. Pero el que esté libre de pecado que tire la primer piedra», escribió Prado».[3]
Una de sus primeras incursiones Colón de Carvajal en el mundo de los negocios fue en el sector del petróleo, alentado por la escasez que sufría España a finales de los setenta. El ex presidente Adolfo Suárez (cuyo nombre ha acabado bautizando el Aeropuerto de Madrid) confió en el amigo del monarca para que siguiera haciendo de intermediario con el rey Fahd de Arabia Saudí y agilizar, así, el suministro de crudo.
«A cambio de estos servicios de mediación, el [entonces] príncipe cobraba una comisión, que a todo el mundo le parecía muy normal».[4]
Uno más, pues, de los supuestos donativos que habrían ido a parar a manos del Borbón. Y si no, recordemos las acusaciones vertidas por el ex presidente de la multinacional francesa Elf Aquitaine, Loik Le Floch-Prigent, quien explicó también en el libro Affaire Elf, affaire d’Etat (2001) cómo se desarrolló la compra de la petrolera española Ertoil por parte de la empresa gala. Siempre con De la Rosa supervisando y con el empresario vasco Daniel de Busturia de intermediario, «quien afirmó que una parte de las comisiones que se pagaban iba al rey de España».[5] De Busturia fue condenado por este caso -aunque no llegó a pisar la cárcel- y ha acabado de presidente del laboratorio de análisis clínicos Unilabs (del que por cierto era consejero Juan José Güemes, quien tuvo que dimitir de sus responsabilidades en Unilabs tras saberse que la empresa se hizo con la gestión de los laboratorios de seis hospitales públicos de la Comunidad de Madrid cuando Güemes era consejero de Sanidad)
Toma el dinero y corre
Pero, volviendo a Manuel Prado y Colón de Carvajal, conviene recordar que presidió la compañía Iberia, cargo en el que estuvo entre 1976 y 1978. Fue él quien estrenó la conexión Madrid-Riad y durante cuya presidencia se fichó a un personaje destinado a cambiar el destino de la historia:
«Se buscó a un miembro de una familia saudí destacada, como es costumbre en ese país…Se eligió a un joven muy religioso y estricto con las leyes del Corán, de una familia muy rica, como director general de ventas, que pasó a ser empleado de Iberia y cuyo nombre era Osama Bin Laden. […] Apenas aparecía por la oficina. No se metía en nada. Mi predecesor me comentó que una de las pocas veces que intervino fue para exigir a Iberia que pagase el Zankat que suponía el 2,5 por ciento de los beneficios que había obtenido. Se trata de una especie de impuesto religioso que tienen que pagar todas las empresas saudíes. Menos mal que se le pudo convencer de que Iberia no lo tenía que pagar porque las compañías sauditas que operaban en España tampoco pagaban ningún impuesto religioso para sufragar a una religión que no era la suya. Al final se terminó convenciendo y dejó las cosas como estaban». [6]
Tras dejar el cargo en Iberia Manuel Prado pasó a formar parte del ICI (Instituto de Cooperación Iberoamericana). Ello no impidió que también se incorporara a la empresa Alkantara Iberia Exports, creada para estimular los negocios entre ambos países. ¿Saben a quién tenía como interlocutor el amigo del Rey en representación de Arabia Saudí? Ni más ni menos que a Adnan Kashogui, metido en el negocio de la venta de armas y asiduo de las noches marbellíes en la época estelar de la jet set. Ambos acabarían haciendo negocios en este sector, gracias al crédito de más de veinte mil millones de pesetas que otorgó el Gobierno de Adolfo Suárez en 1982 (destinado a la adquisición de material bélico):
«La idea era vender a Egipto un montón de camiones todo terreno fabricados por Enasa, un puñado de aviones de transporte C-212, algunos carros de combate M-41 E modificados, vehículos blindados de Enasa, camiones Pegaso y dos patrulleras Cormorán, a cambio de una verdadera fortuna. Sin embargo, el Banco Central de El Cairo dejó de pagar los créditos y la operación se vino abajo no sin dejar unos fabulosos beneficios a Prado y Kashogui, que sí cobraron sus comisiones».[7]
Años más tarde, en 2007, Juan Carlos visitó al príncipe Salman (hermano del rey Fahd), quien se encontraba veraneando en Málaga. El monarca español se trasladó en avión desde el Palacio de Marivent (Palma de Mallorca) a la ciudad andaluza y se dedicó a agasajar a su colega, abandonando sus obligaciones como Jefe de Estado:
«En el aeropuerto le esperaba un séquito saudí, porque el rey iba a comer con el príncipe Salman […] y luego se fueron a ver un rato las carreras de Fórmula Uno. El día en que se quemaba Tenerife, sólo interrumpió sus vacaciones para visitar a este indeseable, movilizando helicópteros, limusinas, escoltas y personal».[8]
El hijo de Manuel Prado, Borja Prado Eulate, parece que tomó nota de todos estos negocios y decidió emprender algunos por su cuenta mediante BTA Internacional. Con esta empresa trabajó para quien fuera presidente del Banesto -y condenado por estafa- Mario Conde. Por otro lado, a través de la constructora Spengler SA, Prado Eulate consiguió contratos para la reforma de La Moncloa, La Zarzuela y las oficinas del Banesto. En la actualidad, el hijo de quien fuera amigo del alma de Juan Carlos I está al frente de la multinacional Endesa. Lejos queda su paso como consultor de la Union de Banques Suisses (UBS) en España o los días de vino y rosas en la finca El Toñanejo (próxima a la gaditana localidad de Medina Sidonia y propiedad de su madre, Paloma Eulate) junto al ya extinto matrimonio formado por Jaime de Marichalar y la infanta Elena.
La maldición del Borbón de jade
Han pasado varios años desde que Jaime de Marichalar y la Infanta Elena se intercambiaban regalos o se dedicaban elogios y carantoñas. Si ir más lejos, la hermana del actual Rey de España mandó grabar -en el reloj de oro y acero de 1.200.000 pesetas que regaló a su prometido- la siguiente dedicatoria: «Para Jaime, de tu osita Elena». A finales del 2007 llegaría el sorprendente «cese temporal de convivencia matrimonial» y, dos años después, el divorcio.
El formar parte de la familia más Real de España supuso para este pamplonés un buen negocio. Si bien abandonó el cargo de consejero de la aseguradora Axa (antes Winterthur) a raíz del cese, siguió manteniendo otros como los de Loewe, el Grupo LVMH, Art+Auction (junto a Bianca Jagger o el príncipe Jean de Luxemburgo), Waste Recycling Group (propiedad de la constructora FCC) y Christian Dior.
«Este órgano de administración [Dior] se ha reunido cuatro veces en el anterior ejercicio [2012], con lo que Jaime de Marichalar ha ingresado unos 6.500 euros por cada una de estas reuniones».[9]
A todas ellas habría que sumar la Sociedad General Inmobiliaria (SGI), propiedad del millonario de origen rumano Robert de Balkany (que se divorció para casarse con María Gabriela de Saboya, la que fuera primera novia de Juan Carlos I). SGI tiene en su cartera inmobiliaria el centro comercial Plaza Norte en Madrid. El aristócrata rumano preside, además, la inmobiliaria Pórtico de Mar, empresa propietaria del edificio Portal de Mar en Barcelona, donde se ubica el Museu d’Història de Barcelona y, hasta hace poco, algunas dependencias de la Generalitat:
«Donde se ubican los servicios centrales de la consejería de Benestar Social y Família desde que se creó, en 1992. Sólo el alquiler cuesta a los contribuyentes catalanes cinco millones de euros anuales o, dicho de otra manera, 13.700 euros diarios». [10]
Por todos estos cargos Jaime de Marichalar obtendría unos ingresos de cerca de 800.000 euros anuales. Un sueldo considerable que, con toda seguridad, supera a los de su emprendedor y no siempre afortunado hermano, Álvaro de Marichalar:
«En 2009 montó una tercera empresa tecnológica dedicada a la compra de teléfonos móviles usados que luego eran arreglados para su venta en el Tercer Mundo, un negocio «imposible» teniendo en cuenta que ahora hay marcas chinas vendiendo smartphones en África por sesenta dólares».[11]
La Infanta Elena, por su parte, se vio salpicada por una maniobra empresarial surgida tan solo dos semanas después del cese de la convivencia. Aparecía como socia de Global Cinoscéfalos, sociedad administrada por el secretario de la infantas Carlos García Revenga (quien también estuvo durante años en la directiva del Instituto Nóos de la infanta Cristina). El capital inicial era de 3.600 euros. Tras conocerse la noticia, la Zarzuela dio marcha atrás y presionó para que se diera de baja esta iniciativa empresarial.
Iñaki, Cristina, Barcelona
Mucho se ha escrito sobre la rama catalana de la Familia Real, aunque ahora residan en Ginebra (Suiza). Un matrimonio, el de Iñaki Urdangarin y Cristina de Borbón que no pasa por su mejor momento. No obstante, el prestigioso número de abogados que los asesora puede ayudar a sobrellevar la desdicha. Así, el bufete de Miquel Roca es el encargado de defender a la hermana de Felipe VI, en cuyo consejo asesor se encuentran personalidades de la talla de Carlos Solchaga, José Manuel Lara y Artur Carulla. Este último es consejero de Repsol desde 2006, silla que ya había ocupado Miquel Roca. Pero no acaban ahí las coincidencias, puesto que también formó parte de la petrolera Antonio Hernández-Gil, quien se encargó de defender a Doña Sofía tras la campaña publicitaria de la agencia de contactos sexuales Ashley Madison. Esta compañía había utilizado una imagen manipulada de la ex Reina junto a la que podía leerse: «Ya no tienes por qué pasar la noche sola».
Sofía, todo sea dicho, siempre ha mostrado un apoyo incondicional al matrimonio Urdangarin, tanto cuando residían en Washington (donde Iñaki ganaba 1,2 millones de euros anuales más otros 300.000 en concepto de bonus) como en Suiza:
«La Infanta Cristina gastará como mínimo 480.000 euros al año en Ginebra. La Caixa pagará los 120.000 euros del colegio de sus cuatro hijos más los 60.000 del alquiler de la casa. El Estado se hace cargo de la seguridad: otros 300.000 euros».[12]
Desde diferentes medios de comunicación se apuntó la posibilidad de que Iñaki Urdangarin, a través de Nóos y Aizoon, no había hecho más que limitarse a reproducir lo que había visto hacer en la Casa Real. Así lo expresaba David Garrido, historiador y especialista en la familia Borbón:
«Al fin y al cabo, Urdangarin, ya lo dijo en una de sus declaraciones, ¿no? Él nada más hacía lo que había visto que hacían».[13]
O, Diego Torres, el ex socio del duque de Palma, quien:
«Indicó que cada movimiento que se producía en Nóos era «supervisado», «tutelado» y «controlado» por la Zarzuela. «La Casa Real estaba al corriente y lo sabía todo», no se cansó de repetir».[14]
Juanca y sus hermanas
Pero no sólo los hijos y los yernos le han dado quebraderos de cabeza al abdicado Rey. Juan Carlos tiene dos hermanas: Pilar y Margarita. Esta última está casada con Carlos Zurita, consejero de Seguros La Estrella, Abertis y el Banco Vitalicio. En su momento dio mucho que hablar por su presunta relación con personajes de lo más turbio:
«Zurita, como consejero del Banco Vitalicio, aseguradora del Banco Central Hispano, era responsable de las facturas de IVA falsas que había firmado el BCH para defraudar a Hacienda […] y Pascual Estevill [vocal de Consejero General del Poder Judicial a petición de CiU y condenado por los delitos de cohecho, prevaricación y extorsión] sólo aceptó exonerar al cuñado del Rey a cambio de un soborno de trescientos millones de pesetas que le pagó personalmente José María Amusátegui, presidente del BCH, en la casa de Macià Alavedra, delante de unas bandejas de comida servidas por el cátering de Vilaplana». [15]
La otra hermana de Juan Carlos es Pilar de Borbón (férrea enemiga en 1979 de la ley del divorcio). Estuvo casada con Luis Gómez-Acebo (ya fallecido) y son padres de, entre otros, Juan (quien flirteó con la hija de Javier de la Rosa, Gabriela de la Rosa) y Simoneta (una mala estudiante que, sin embargo, ha acabado trabajando para el Departamento de Márketing de la prestigiosa marca de joyería Cartier). Simoneta está casada con José Miguel Fernández Sastrón, nieto del fundador de Galerías Preciados, Pepín Fernández.
Acuerdos y desacuerdos
Quienes también se relacionaron -y mucho- con Mario Conde, el banquero condenado por estafa y apropiación indebida, fueron Ricardo Gómez-Acebo (cuñado de Pilar de Borbón y ex vicepresidente primero de Banesto) y Carlos de Borbón-Dos Sicilias (duque de Calabria y primo del Rey, además de actual consejero de la energética Abengoa, como el socialista José Borrell):
«Era consejero en algunas empresas del grupo, como Page Ibérica, dedicada al diseño de proyectos, ingeniería y actividades diversas, y Europa Management Consulting». [16]
Por cierto, descubrí unos movimientos extraños relacionados con este primo del anterior Rey. El 28 de julio de 2012 el diario Expansión informaba -en un breve- que la inmobiliaria Reyal Urbis había perdido, en el primer semestre del año 2011, tres millones de euros y facturado 50,8 millones (un 7,46 % menos, lo que aumentaba sus números rojos en un 30,9 %). Di en el periódico El Economista, del mismo día, con otro breve (por decirlo de alguna manera, menos breve). En el último párrafo -sin destacarse en el titular- se leía:
«Por otra parte, Carlos de Borbón dos Sicilias y Borbón-Parma ha presentado su renuncia como consejero del grupo inmobiliario por motivos personales».
Pues bien, el 17 de agosto de nuevo aparecía otro breve en Expansión (página 7). Se lo transcribo íntegro:
«Multa por manipulación del mercado. Reyal Urbis. La CNMV ha multado a la inmobiliaria con 80.000 euros y a su presidente, Rafael Santamaría, con 20.000. Según el regulador, se realizaron operaciones de autocartera irregulares que supusieron «prácticas de manipulación del mercado». El primer semestre de 2012, Reyal Urbis registró pérdidas de 212 millones».
Ahora se entiende mejor el porqué de la repentina salida del primo del monarca. Por cierto, Carlos de Borbón-Dos Sicilias es propietario de la finca de caza La Toledana, situada cerca del pueblo de Retuerta del Bullaque. Se encarga de esta extensísima parcela un sobrino segundo de Juan Carlos, Pedro Juan de Borbón-Dos Sicilias y Orléans. Este último fue socio de una empresa de Francisco Garmendia, quien fuera vicepresidente de Repsol o ex consejero de Gas Natural y al que la prensa identificó como «el multimillonario detenido junto a Gao Ping dentro de la operación Emperador que desarticuló a la mafia china que evadía capitales en España».[17] Pero, volviendo a Banesto, la propia hermana del anterior Rey, Pilar, tuvo que hacerse cargo de una deuda que dejó su marido con el Banesto. Ni que decir tiene que consiguió saldarla sin ningún problema. Mario Conde le ofreció un cargo en la fundación de la entidad (por aquel entonces la directora de dicha fundación era Araceli Pereda, mujer del ex ministro de Defensa Julián García Vargas). Así, Pilar de Borbón pagaba la deuda con los honorarios que cobraba por el puesto de trabajo. Aunque no acaban ahí las sorpresas relacionadas con los negocios del núcleo duro de los Borbón:
«El clan Pujol aparecía en el año 2001 en veinte sociedades y dos de ellas estaban relacionadas con la Casa Real y la alta nobleza española. Josep Pujol Ferrusola fue consejero de la empresa Labiernag S.L., presidida por la hermana del rey Juan Carlos, Pilar de Borbón. La sociedad, fundada en Madrid el 1991, pero con otro nombre (Bravo Garayalde y Santos Gestión SL), se creó con un capital inicial de 150 millones [de pesetas] y aumentó espectacularmente hasta alcanzar los 1.256 millones fruto de la inversión en bolsa. Josep Pujol fue consejero de la empresa desde 1993 hasta el abril del año siguiente».[18]
Y, por si faltaban pocos en este festival de apellidos, en plena canícula del mes de agosto del año 2012 la prensa (eso sí, no en los titulares de la noticia y tampoco en la foto que acompañaba el texto) aludía a otro Gómez-Acebo.
«La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ha sancionado con 360.000 euros al ex consejero de Zeltia, Carlos Cuervo-Arango, y al actual gerente de Seprox Biotech, Eduardo Gómez-Acebo, por su implicación en un caso de uso de información privilegiada».[19]
Días de (extra)radio
Según supimos por la prensa a principios de 2013, los tres hermanos Borbón eran los receptores de la herencia que les dejó el padre: Juan de Borbón. Entonces conocimos de la existencia de tres cuentas radicadas en Suiza, dos en Lausana y una en Ginebra (localidad donde ahora reside la Infanta Cristina e Iñaki Urdangarin y en la que, por cierto, también estudió la empresaria Corinna zu Sayn-Wittgenstein). Así:
«De este dinero le correspondieron a Juan Carlos 395 millones de pesetas, y para las infantas: Pilar, 187 millones y Margarita, 146 millones. No se tiene constancia de que estas cantidades fuesen declaradas».[20]
Pero, hagamos un viaje en el tiempo para dar con las únicas cantidades de dinero que hasta el momento de la herencia suiza tenía justificadas el anterior Rey. Son las derivadas de la venta del chalet de Puerta del Hierro (regalo de un grupo de monárquicos al Conde de Barcelona durante el Franquismo), en el extrarradio de Madrid. Una transacción que se cerró con el cobro de 901.518,16 euros para cada uno de los hermanos (a través de sendos cheques con el membrete de Ibercaja): Juan Carlos, Pilar y Margarita. Todo ello tampoco exento de polémica:
«Pusieron la mansión en venta a través de un representante oficial de la Casa Real, el conde Fontao, José Manuel Romero, que consiguió que una empresa conocida con el nombre de Comercializadora Peninsular de Viviendas (formada por un estafador y por sus dos hijos, la familia Sánchez) se la comprase por 2,7 millones de euros. Pocos meses después de esta operación, la Comercializadora anunció a su socios, que habían puesto entre 12.000 y 24.000 euros cada uno para construir sus viviendas, que se declaraba en quiebra. Gran parte del dinero recaudado con la estafa había ido a parar al rey Juan Carlos y a sus hermanas».[21]
Otra mujer
Corinna zu Sayn-Wittgenstein es una especialista en relaciones públicas y siempre se la ha señalado como la presunta amante del que fuera Rey Juan Carlos I. La noticia saltó a raíz del accidente que sufrió el monarca en una cacería en Botsuana a principios del 2012. El safari lo organizó el magnate hispanosaudita Mohamed Eyad Kayali (cuya empresa Euroamykasa fue la encargada de construir el Hotel Rey Juan Carlos I y de suministrar el trabajo de ebanistería en el Palau de Congressos de Catalunya, ambas instalaciones en la Diagonal de Barcelona). Es la mano derecha del príncipe saudita y ministro de Defensa Salman bin Abdulaziz al-Saud. Amigo de ambos es el también príncipe Al-Waleed Bin Talal bin Aziz Al-Saud (sobrino del monarca de Arabia Saudí), quien hizo negocios en España con la rama catalana de la Casa Real:
«Según las filtraciones a la prensa de la pieza 25 del caso Palma Arena, el príncipe saudí [Al-Waleed] es socio de Iñaki Urdangarin, cuya sociedad inmobiliaria Aizoon SL de la que es administrador único, participa desde 2007 junto a Kingdom Holding Company en la empresa Mixta África [con sede en Barcelona y presidida hasta junio de 2010 por Josep Piqué], una constructora que edifica en el norte de África».[22]
Pero, por si esto no es suficiente, añadiremos que Al-Waleed se vio implicado en el caso de una presunta violación a una joven modelo madrileña ocurrida en el yate que el multimillonario tenía atracado en el puerto de Ibiza en el verano de 2008. La Audiencia de Palma lo archivó, tras lo cual Juan Carlos I le envió una carta de felicitación donde expresaba su alegría por dicha resolución.
La rosa púrpura de…Asturias
Letizia Ortiz es la reina consorte de España. Una profesional del periodismo que cambió el plató del Telediario de TVE por los salones del Palacio de la Zarzuela. El entorno felipista la bautizó como «la jolines», por el abuso que hacía la asturiana de esta muletilla. Su matrimonio con el actual rey Felipe VI no empezó con buen pie. La ilusión por su futuro estado civil se vio ensombrecida tras conocerse alguno de los episodios que acompañaron la compra del anillo de compromiso. En esta adquisición intervino Diego Torres, el entonces socio de Iñaki Urdangarin en la empresa Nóos.
«-No te lo vas a creer, pero el anillo de pedida de Letizia lo compré yo con la tarjeta de crédito de Nóos -relató a la persona que tenía enfrente y que si no se cayó desmayada de la silla fue porque Dios no quiso. -¡Cóooomo! -exclamó. -Muy sencillo. El príncipe eligió el anillo de pedida por catálogo en Suárez y luego encargó a su cuñado que fuera recogerlo a la sucursal que la joyería tienen en el paseo de Gracia de Barcelona. Iñaki me pidió que le acompañara y yo le dije que lo pagásemos con la tarjeta de Nóos, a él le pareció bien y así lo hicimos. El resguardo de la Visa lo guardé yo».[23]
Si las amistades de Juan Carlos I siempre han dado mucho que hablar, el recién estrenado monarca no le va a la zaga. Conserva muchas de la época de estudiante en el Colegio de Santa María de los Rosales de Aravaca (Madrid), donde ahora estudian sus hijas Eleonor y Sofía. Entre los amigos más cercanos sobresalen Álvaro y Ricky Fuster. Son hijos de Ricardo Fuster, «que fue presidente en España de MacDonnell Douglas y dueño de la empresa de exportación de armamento Caesa».[24] Se comenta que era Álvaro quien facilitaba alguna de sus propiedades para que Felipe se viera con sus ligues: Isabel Sartorius (que ya había flirteado con Ricky) o Eva Sannum.
También suelen verse con el matrimonio formado por Javier López Madrid (hijo del que fuera presidente de Volvo en España) y Silvia Villar Mir (hija del presidente de la constructora OHL). Juan Ignacio Entrecanales Franco, vicepresidente de Acciona y primo del presidente de otra constructora, Entrecanales, también está entre su círculo de amistades. Su hermana, Inés Entrecanales, es otra habitual. Esta última está casada con Pelayo Primo de Rivera, cuyos antepasados han dejado imborrables recuerdos en la historia del España.
Entre los colegas de sangre azul se encuentran Kyril, Kubrat y Constantino de Bulgaria, hijos de Simeón II (marido de Margarita Gómez-Acebo, cuyo hermano está casado con Pilar de Borbón, la hermana de Juan Carlos I). Después de tantos líos de familia no sé si aún recuerdan a Carlos de Borbón-Dos Sicilias, duque de Calabria. El que salió por patas de Reyal Urbis y que es, a su vez, propietario de la finca de caza La Toledana. Pues bien, su hija Cristina de Borbón-Dos Sicilias es muy amiga de la pareja real. Está casada con Pedro López Quesada, amigo de Iñaki Urdangarin. Otros habituales son Borja Prado Eulate (hijo de Manuel Prado y Colón de Carvajal) y Jaime Martínez-Bordiú Franco (nieto del dictador).
Midnight in Paris
La noche del 16 de agosto de 2012 una joven francesa judía intentaba desesperadamente pasar al apartamento contiguo al suyo desde la terraza. Con tan mala suerte que se precipitó al vacío y falleció. Hasta aquí habría sido una muerte más ocurrida en la exclusiva zona de los Campos Elíseos de París. Sin embargo, la fallecida era Candice Cohen-Ahnine, distanciada de su marido el príncipe saudí Sattam al-Saud tras saber que éste iba a tomar a una prima por segunda esposa. Fruto de aquel primer matrimonio era la pequeña Aya. Cuando Candice viajó a Riad para que Sattam le diese explicaciones, las secuestró a ambas. Finalmente, ella consiguió escapar y regresar a Francia, donde inició una batalla legal para recuperar a su hija mientras no paraba de comentar a los amigos más próximos que vivía atemorizada por las reiteradas amenazas que estaba recibiendo.
Un historia que recuerda mucho a la sufrida por la joven actriz Sandra Mozarowski en septiembre de 1977, tras ser defenestrada con tan solo 18 años y fallecer después de pasar dos semanas en coma en la entonces Residencia Sanitaria Francisco Franco de Madrid. Se especuló con la posibilidad de que estuviera embarazada.
«La versión oficial presentó la muerte de Mozarowski como un «accidente doméstico», pero hoy se sabe que la muchacha fue arrojada por el balcón de su piso de la madrileña calle del Barquillo por las manos de terceros después de atribuírsele un romance con Juan Carlos I, aunque el crimen sigue sin resolver».[25]
Todos dicen I love you
Llegados a este punto y después del repaso que hemos hecho, es probable que a muchos de ustedes les resulte extraño que la mayoría de lo leído anteriormente no se haya publicado en la prensa tradicional o no haya salido en los informativos de televisión. Supongo que a estas altura no hace falta preguntarse el porqué. Si hacemos un barrido por las principales cabeceras españolas (y catalanas) llegaremos a la conclusión de que la práctica totalidad rinden pleitesía a la institución monárquica.
Abc y La Razón son ejemplos paradigmáticos. El Mundo, también; sobre todo, desde la salida del incómodo Pedro J. Ramírez y la llegada del moldeable Casimiro García Abadillo. El País, por su parte, cuenta como director con Antonio Caño, quien coincidió con el Rey Felipe VI en la Universidad de Georgetown en Washington. El periodista fue muy discreto durante el noviazgo del entonces príncipe con la joven Gigi Howard. La pareja iba a comer muchas veces a la casa que la familia Caño tenía en la capital norteamericana.
Y, respecto a La Vanguardia, más de lo mismo. Sobre todo tras el relevo en la dirección de la cabecera de José Antich y el aterrizaje del cortesano Màrius Carol. La redactora Mariángel Alcázar, especialista en la Casa Real, es un caso curioso. Gracias al sumario del asunto Nóos supimos de un correo electrónico enviado por Carlos García Revenga, secretario de las infantas, en el que se daban «recomendaciones» al conde de Godó (el título del mail era: Nota para hablar con Godó) sobre cómo presentar el traslado y la adquisición de vivienda del matrimonio Urdangarin cuando, finalmente, se establecieron -ya como pareja- en Barcelona en el año 2004. Los puntos fueron seguidos a pies juntillas por la dócil periodista:
«Te pido:
a) Que la presentes [la crónica] como una aportación positiva que los Duques de Palma fijen su residencia en Barcelona
b) Que lo presentéis como algo natural de compra inmobiliaria, con los riesgos de endeudarse que tienen las parejas jóvenes hoy».[26]
Los medios también son muy sensibles a las recomendaciones de las grandes multinacionales españolas (muchas de ellas habituales en los viajes del monarca), sobre todo si tenemos en cuenta la crítica situación económica por la que atraviesan. A veces, incluso llegan a coincidir los tres pilares del sistema: Monarquía, medios de comunicación y multinacionales. Tal es el caso de Gumersindo Lafuente, ex periodista de El Mundo que emprendió el proyecto informativo digital Soitu con el apoyo del BBVA. Conviene recordar que el Departamento de Comunicación e Imagen del banco contó con un presupuesto de 360 millones de euros en 2012. Pues bien:
«La sociedad editora de Soitu, Micromedios Digitales S.L., era propiedad de Lafuente y otros profesionales, en un 51 %, y del BBVA, en un 49 %, a través de su sociedad Cidessa 1. En el Consejo de Administración, el BBVA estaba representado, entre otros, por Javier Ayuso Canals, actual jefe de prensa de la Casa Real, y Manuel Castro, director General de Riesgos».[27]
(1) Sverlo, Patricia. Un Rey golpe a golpe. Biografía no autorizada de Juan Carlos de Borbón. Arakatzen, SL. Navarra, 2000. Pág. 236-237.
(2) Sverlo, Patrica. Op. cit. Pág. 319.
(3) Sverlo, Patrica. Op. cit. Pág. 240.
(4) Mongolia. Año II. Número 24. Pág. 57.
(5) El Triangle. Número 1.038 (18 de noviembre de 2011). Pág. 9.
(6) Guindal, Mariano. El declive de los dioses. Los secretos de la transición económica española desvelados por un testigo de excepción. Editorial Planeta. Barcelona, 2011. Pág. 388.
(7) Tijeras, Ramón. Lobbies. Cómo funcionan los grupos de presión españoles. Temas de Hoy. Madrid, 2000. Pág. 68.
(8) Anasagasti, Iñaki. Una monarquía protegida por la censura. Ediciones Akal, SA. Madrid, 2009. Pág. 159.
(9) Tiempo. Número 1.626 (15 de noviembre de 2013). Pág. 82.
(10) El Triangle. Número 1.096 (8 de febrero de 2013). Pág. 31.
(12) El Mundo. Sábado, 24 de agosto de 2013. Pág. 6.
(13) El Temps (10 de enero de 2012). Pág. 30.
(14) El Mundo. Domingo, 17 de febrero de 2013. Pág. 6.
(15) Eyre, Pilar. Secretos y mentiras de la Familia Real. La esfera de los libros. Madrid, 2007. Pp. 295-296.
(16) Ekáizer, Ernesto. Banqueros de rapiña. Crónica secreta de Mario Conde. Plaza & Janés. Barcelona, 1994. Pág. 331.
(17) La Marea. Número 19 (septiembre de 2014). Pág. 41.
(18) Novoa, Josep Manuel. Las mil caras de Pujol. Vida y milagros. Tres Tigres. Barcelona, 2003. Pág. 160.
(19) Expansión. Viernes, 10 de agosto de 2012. Pág. 10.
(20) El Punt Avui. Sábado, 17 de agosto de 2013. Pág. 23.
(21) El Triangle. Número 1.038 (18 de noviembre de 2011). Pág. 9.
(22) El Siglo. Número 970 (30 de abril de 2012). Pág. 19.
(23) Urreiztieta, Estaban y Inda, Eduardo. Urdangarin. Un conseguidor en la corte del rey Juan Carlos. La esfero de los libros. Madrid, 2012. Pág. 378.
(24) El Siglo. Número 970 (30 de abril de 2012). Pág. 20.
(25) Errazkin, Iñaki. Hasta la coronilla. Autopsia de los Borbones. Txalaparta. Tafalla (Nafarroa), 2009. Pág. 231-232.
(26) Mongolia. Año II. Número 18. Pág. 35.
(27) Mercado de Dinero (22 de diciembre de 2012). Pág. 22.
Toda la corrupción (y mucho más) en «Crema catalana» (Icaria Editorial) de Rafa Burgos.
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