Habría que ser conscientes no solo de las dificultades que conlleva organizar y montar una huelga general con todo en contra, sino también de otros factores que podemos comentar a continuación: Primero el ataque de los medios de comunicación, todos ellos en manos de grandes empresas, bancos y del gobierno, por lo que el mensaje […]
Habría que ser conscientes no solo de las dificultades que conlleva organizar y montar una huelga general con todo en contra, sino también de otros factores que podemos comentar a continuación: Primero el ataque de los medios de comunicación, todos ellos en manos de grandes empresas, bancos y del gobierno, por lo que el mensaje que la población de forma mayoritaria percibe es negativo, excepto en la red y esta además contando con dos factores negativos, como son la presencia muy activa de medios virtuales de extrema derecha y liberales en la misma y además tener en cuenta la tremenda brecha digital existente, que hace que millones de personas no puedan acceder a nuestra contra-información.
En segundo lugar la ausencia de la izquierda en muchos barrios populares así como de estructuras organizadas de carácter social, organizativo popular o sindical. La izquierda digamos «consciente», está alejada de la gente excepto en algunos casos y encima ha abandonado la pedagogía popular. Ya no hay estructuras fijas de educación popular, excepto en casos muy concretos y no generalizados. En tercer lugar, el miedo. El miedo al amo. El miedo al despido, con una reforma laboral ya en marcha y por tanto perfectamente aplicable el día 29 y sobre todo el 30. El miedo a los de arriba y el miedo al futuro de mentes colonizadas por la televisión basura y el fascismo cotidiano de los poderosos, de los ricos, de las autoritarias derechas del Estado español.
En cuarto lugar nuestra propia división. Nuestro ajustes de cuentas internos. Las divisiones sindicales. El derecho de algunos visionarios o mesías a decir que es correctamente de izquierdas o no. Los guardianes de la ortodoxia. También los que pactan a a cualquier precio. Los burócratas. Sindicalistas que ya han perdido la capacidad de jugarse el tipo en un piquete o que sencillamente a fuerza de negociarlo todo han perdido la capacidad de saber organizar una huelga general, en condiciones duras y adversas. Los desconfiados de todo. Los nuevos burócratas de la no burocracia. Las manías de buscar la diferencia de forma infantil y ridícula, cuando enfrente tenemos a un enemigo común, cruel y estafador, gansteril y fascista que no nos distingue y para el que todos somos sus enemigos de clase.
Aquí y ahora, el bloque critico somos todos. Todos estamos contra la contra-reforma laboral, contra la fiscalidad injusta y favorable a ricos y bancos que justifica recortes sociales a los de abajo, con objeto de enrriquecerse aún más los de arriba y consolidar su poder.
Tras el 29 el éxito será que salga bien la huelga. Nos fortalezca, nos una, nos conozcamos mejor y seamos capaces de organizarnos mejor. También que logremos que nadie juegue a nuestra costa ni con nuestro sacrificio. Esta huelga es de todos los hartos y estafados, indignados, parados, despedidos y explotados. El capitalismo financiarizado que nos domina ha roto el pacto social. Está dispuesto a liquidar el Estado del bienestar. Esa es su agenda real. Los capitalistas, que sí son el enemigo real, y los que detentan el poder no van a ceder. A ellos les sobra ya el Estado tal como lo conocemos. Así pues en fase de derribo del Estado del bienestar sobran miles de empleados públicos que trabajan en servicios de tipo social y de atención ciudadana. Recordad, el Estado liberal solo necesita policías,soldados, jueces y recaudadores, amén de algún ujier o fedatario.
Así pues, tras el 29, lo que hay que analizar es a qué nos enfrentamos y dejarnos de espejismos. Olvidarnos de lo que fue. Construir lo que será.
Por tanto entiendo que necesitamos una amplia convergencia social y política que se enfrente a esta situación de emergencia y logre impulsar una revolución ciudadana, como la que ahora propone en Francia Melenchón, el socialista de izquierdas candidato de la izquierda francesa en el Front de Gauche.
Una revolución ciudadana que rescate la soberanía popular y que logre impulsar la justicia y el reparto. El reparto y una vida digna para todas las personas.
Olvidémonos del Pacto Social de la postguerra y de los 60/80 del siglo pasado, eso ya ha finiquitado y es la burguesía, el nuevo y criminal poder financiero, la derecha los que no lo quieren, los que conscientemente en una clara y desigual lucha de clases, nos han impuesto ya esta situación, para la que han contado con cómplices, sí, demasiados. Pero no es la hora de las vendettas, es la hora de saber dónde está cada cual y eso el día 30 de marzo estará más claro.
Carlos Martinez, politólogo, de las Mesas Ciudadanas de Convergencia y Acción
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
rCR