Los días 21, 22, 23 y 24 de diciembre y 2, 3 y 4 de enero se realizó la huelga de conductores de autobuses de TMB para conseguir dos días de descanso semanal. El paro fue un éxito total, tanto en la respuesta de los conductores y usuarios como en la realización de la huelga, […]
Los días 21, 22, 23 y 24 de diciembre y 2, 3 y 4 de enero se realizó la huelga de conductores de autobuses de TMB para conseguir dos días de descanso semanal. El paro fue un éxito total, tanto en la respuesta de los conductores y usuarios como en la realización de la huelga, con un seguimiento de más del 90%. Barcelona se quedó prácticamente sin autobuses. Sin embargo, hay que tener en cuenta que éste sólo ha sido un primer paso y que previsiblemente la lucha continuará, ya que tanto el Ayuntamiento, como la empresa y la burocracia sindical se juegan mucho en todo este proceso y no cederán fácilmente.
Control obrero de unos servicios mínimos abusivos
La empresa fijó para los días de huelga unos servicios mínimos abusivos que llegaban al 50-60%, en dos franjas de tres horas diarias cada una, y con horarios y líneas que priorizaban las necesidades de los grandes centros comerciales de cara a las compras navideñas. Por su parte, el Comité de Descansos se reunió con la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona (FAVB) para que ésta hiciera una propuesta de servicios a priorizar, con el propósito de respetar estos servicios antes que los planteados por la empresa.
Un punto importante de la huelga fue que, a pesar de la intimidación por parte de la empresa y de los jefes de línea y de la fuerte presencia policial, los piquetes consiguieron imponer el control obrero de los servicios mínimos. La empresa quería que cada autobús saliera media hora antes pero los piquetes iban controlando autobús a autobús y sólo dejaban que, a la hora fijada por los servicios mínimos, el primer autobús comenzara a salir de las cocheras. La única cochera donde hubo problemas fue la de Zona Franca, con la salida de algunos esquiroles y la violenta represión de los piquetes por los mossos d’esquadra, con el resultado de un conductor golpeado y detenido por «agredir a los antidisturbios con un paraguas». En esa cochera se concentran los locales de la burocracia sindical y es donde realizaron el mayor trabajo de boicot a la huelga, con propaganda, presión e intimidaciones. Por eso el resto de cocheras, con el Comité de Descansos al frente, se dedicó a apoyar a los piquetes de Zona Franca con un resultado óptimo.
Una huelga ofensiva y unitaria con democracia obrera y una dirección combativa
Hay que decir que esta huelga, afortunadamente, va a contracorriente de la mayoría de las luchas obreras que se están dando en Catalunya en los últimos años. Y ello por varias razones. Primero, porque parte de una reivindicación ofensiva -conseguir dos días de descanso semanales- llamando para ello a las organizaciones sociales, sindicales y políticas a apoyarla activamente, cosa poco frecuente en los últimos tiempos. Pero sobre todo porque la clave de este rico proceso de lucha y organización es que los trabajadores han sabido dotarse de un organismo unitario, el Comité de Descansos, que se transformó en una dirección combativa, desplazando a la burocracia sindical y movilizando y tomando las decisiones de forma unitaria y democrática en asambleas de trabajadores: ha habido cuatro asambleas masivas y cuatro manifestaciones durante los días de huelga. Así, mediante el ejercicio de la democracia obrera, la dirección del Comité de Descansos cuenta con un reconocimiento y confianza por parte de la mayoría de los conductores, que mantienen una importante unidad por la base.
Desde que empezó la huelga la burocracia sindical ha estado desaparecida, lo que no quiere decir que esté liquidada. En la primera asamblea el secretario general de UGT intentó hablar y casi no lo dejaron, llevándose la principal ovación un conductor que quemó su carné de UGT ante toda la asamblea. Desde ese momento no se animan a hablar en las asambleas. En realidad, existe un sentimiento muy acentuado en contra de las direcciones burocráticas, incluso entre los mismos afiliados de CCOO y UGT. La burocracia sindical se encuentra totalmente al margen de los trabajadores que están luchando por los dos días de descanso; y esto así es visto por los conductores.
En este punto no podemos dejar de remarcar que, a pesar de la gran importancia de esta lucha obrera, de estar codirigida por un sector de la propia CGT y del amplio llamamiento que ha hecho el Comité de Descansos a la solidaridad, la CGT no sólo no se ha volcado como sindicato, sino que apenas ha aparecido (ni comunicados de apoyo de comités, ni presencia en los piquetes, ni repartos de panfletos de apoyo…). A diferencia, en cambio, de un amplio colectivo de jóvenes y trabajadores de otras organizaciones, como Corrent Roig, que se volcaron en las acciones de solidaridad, siendo víctimas de la represión policial en algún caso.
La importante batalla de la opinión pública
Por último, el otro punto a favor de la huelga de TMB ha sido que, hasta el momento, el Ayuntamiento y la empresa han perdido la batalla de la opinión pública. Ya sabíamos de la importancia de este punto en una huelga de un servicio público y, efectivamente, los medios de comunicación han intentado una y otra vez colocar a la opinión pública en contra de los conductores y conductoras de TMB. Para ello han utilizado distintas artimañas. La manipulación de la información, exagerando por ejemplo desmesuradamente los daños sufridos por una pasajera. Las mentiras, diciendo por un lado que los conductores ya tienen prácticamente los dos días de descanso y, por otro, que los conductores están pidiendo «descansar los dos días en fin de semana». Y también los insultos y la descalificación: La Vanguardia titulaba un artículo «La costra sindical» para referirse a CGT y ACTUB, a los que calificaba de «minoría violenta». Sin embargo, al tratarse de una reivindicación tan justa y sencilla, la mayoría de la ciudadanía no se ha puesto en contra de los conductores y hemos visto como, principalmente en los barrios obreros, muchas personas mostraban su apoyo a los trabajadores en su lucha por los dos días de descanso semanal. Esto ha sido posible porque ha habido una política consciente desde el Comité de Descansos dirigida a la opinión pública: miles de carteles y octavillas repartidas entre los pasajeros, pintadas, pegatinas y pancartas, reuniones con la FAVB….
Las espadas siguen en alto
La empresa inicialmente se oponía a abrir cualquier negociación pero, visto el éxito de la huelga, finalmente tuvo que ceder. Sin embargo, después de varias reuniones, la empresa sigue en sus trece y no cede ni un ápice, lo que augura una nueva etapa de movilizaciones. Para evaluar la marcha de las negociaciones y los pasos a seguir, el Comité de Descansos convocará una asamblea general para mediados de febrero. Antes, el 9 de febrero, está convocada una manifestación -que cuenta con un amplio apoyo de organizaciones y colectivos políticos, sindicales y sociales– para expresar la solidaridad con la lucha por los dos días de descanso semanal y para denunciar la paliza a un conductor propinada por los Mossos d’Esquadra (ver contraportada).