Cifras de visitantes, puestos de trabajo, impacto en el turismo….Los balances presentados por las Administraciones y medios convencionales, siempre triunfales y grandilocuentes, ocultan los aspectos trágicos de la realidad del AVE. Tres trabajadores han muerto en accidentes laborales durante el pasado mes de diciembre en las obras del AVE Madrid-Castilla La Mancha-Comunidad Valenciana-Región de Murcia. […]
Cifras de visitantes, puestos de trabajo, impacto en el turismo….Los balances presentados por las Administraciones y medios convencionales, siempre triunfales y grandilocuentes, ocultan los aspectos trágicos de la realidad del AVE. Tres trabajadores han muerto en accidentes laborales durante el pasado mes de diciembre en las obras del AVE Madrid-Castilla La Mancha-Comunidad Valenciana-Región de Murcia. Es la otra cara del «caballo ganador».
El primer accidente mortal se produjo el 21 de diciembre, cuando un trabajador subcontratado por la empresa «Proyectos Viales Valencianos» fue arrollado por un camión mientras realizaba trabajos de señalización en un arcén, según ha denunciado la Confederación General del Trabajo (CGT). Dos días antes falleció otro trabajador en la construcción de la misma línea de alta velocidad.
El balance oscurece la propaganda oficial. En poco más de un mes se han producido en empresas que subcontratan con ADIF siete accidentes laborales: tres con resultado de muerte; otros tres de gravedad y uno pendiente de calificar.
En un comunicado de prensa, la CGT ha señalado las causas principales de esta acusada siniestralidad laboral: «incertidumbre laboral; contrataciones temporales y falsos contratos indefinidos por obra; horarios de trabajo interminables, que provocan cuadros de ansiedad, estrés y trastornos alimenticios; endurecimiento continuo de los ritmos de producción y falta de formación, incluso en prevención de riesgos laborales».
La frecuencia de los accidentes afecta asimismo a otras líneas de alta velocidad en construcción, como la de Euskadi. En las obras del tramo Legutiano-Eskoriatza falleció el pasado 9 de diciembre un trabajador subcontratado de 52 años, procedente de Ucrania, cuando manejaba material explosivo de voladuras. Sumaba la tercera víctima desde 2008 en esta línea del AVE.
El coste humano de la denominada «infraestructura de altas prestaciones» está siendo altísimo. Juan Ramón Ferrandis, coordinador de la Plataforma de Defensa del Ferrocarril de CGT, recuerda que en la construcción del AVE Madrid-Zaragoza murieron 70 trabajadores. «Las contratas se las quedan grandes constructoras, que después subcontratan los trabajos hasta en cinco ocasiones», asegura.
Ferrandis ha constatado a pie de obra cómo trabajadores, con salarios muy bajos, firman cursos de formación que en la práctica no han realizado. «Las empresas no imparten cursillos a los que están obligados pero después, en los papeles, aparecen obreros que han recibido la formación; incluso sin conocer el castellano», asegura Ferrandis. Tampoco tienen la misma experiencia que trabajadores más veteranos en el manejo de los equipos de seguridad.
En la misma línea, Luis García, delegado sindical de Renfe por CGT y especializado en Riesgos Laborales, critica la «ausencia en el Estado Español de una cultura de la prevención, que queda relegada a un segundo plano»; «al final de la cadena de contratas y subcontratas, ejecutan los trabajos autónomos o pequeñas empresas donde la precariedad y la falta de formación es enorme».
Según la nota de prensa de la CGT, «los empresarios han de saber que sólo ellos son los responsables de la seguridad de los trabajadores ante la ley, y que deben poner todos los medios a su alcance para garantizar el trabajo en las mejores condiciones posibles».
A los factores señalados se agregan otros como la precipitación y las urgencias para llegar con puntualidad a las inauguraciones político-mediáticas, que no contribuyen precisamente a una mayor seguridad laboral.
El gran negocio del AVE
No resulta fácil desvincular la construcción del AVE y su rédito empresarial, de la precariedad laboral que acompaña a su puesta en marcha. De hecho, la ejecución de la red de alta velocidad representa un gran negocio para las grandes compañías del sector de la construcción y la energía, como Ferrovial, ACS o Acciona, grandes beneficiarias de la iniciativa. Prueba del volumen de negocio es que sólo en la construcción del trazado del AVE-Madrid Valencia, el estado ha invertido cerca de 8 mil millones de euros.
Para la ejecución de los diferentes tramos, se han constituido diferentes Uniones Temporales de Empresas (UTE) y se ha aplicado un sistema de contrataciones y subcontrataciones en el que participan también pequeñas y medianas empresas. Pero, más allá del trazado, las posibilidades de beneficio se amplían hacia otras cuestiones, como el mantenimiento de la línea férrea, de la que se encargarán asimismo las constructoras (en 200.000 euros al año está evaluado el coste del mantenimiento del kilómetro de vía de AVE al año).
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