Hacer la propia historia con dinero del contribuyente y transmitirla por la televisión pública nada menos que el 1º de Mayo. Crónica cortesana y publicidad gratuita. Apropiación indebida de una conmemoración que pertenece a los trabajadores. Por si fuera poco, la serie ha sido producida en colaboración con la Fundación Pablo Iglesias cuyo presidente es […]
Hacer la propia historia con dinero del contribuyente y transmitirla por la televisión pública nada menos que el 1º de Mayo. Crónica cortesana y publicidad gratuita. Apropiación indebida de una conmemoración que pertenece a los trabajadores. Por si fuera poco, la serie ha sido producida en colaboración con la Fundación Pablo Iglesias cuyo presidente es el otrora «Segundo» de Felipe González, Alfonso Guerra. Dada la intensa vinculación de este personaje con la historia de los últimos años del partido, especialmente con el período de la transición y de los primeros gobiernos socialistas de la Segunda Restauración Borbónica, no parece la suya la mano adecuada para dirigir el cotarro. Sin duda el asunto provoca polémica ya antes del estreno.
Con el rigor histórico que exigiría el tipógrafo fundador del PSOE y de UGT, la serie tendría que denominarse «De Pablo Iglesias a los Gal» y dar especial atención a esa última fase histórica, y al mismo tiempo terminal, del socialismo del «apóstol fundador». Don Alfonso estuvo en el centro mismo de todo el proceso de transformación: congreso extraordinario de «refundación» en 1979, campaña de la OTAN, escándalos de corrupción y lanzamiento de la política económica neoliberal, y finalmente la guerra sucia en Euskadi.
Los «Cien años de ética» no parecen soportar muy bien los veinticinco restantes. ¿Podremos saber que organizaciones y poderes económicos, internacionales y españoles, estuvieron detrás del giro político y la maniobra antidemocrática de 1979? ¿Cómo se fraguó la ruptura de legitimidad que supuso la campaña de la OTAN? ¿Cuál fue la estrategia del partido en el período de transición? ¿Quién inventó al personaje González y al personaje Guerra? ¿Cómo se fraguó en el PSOE el asunto de los GAL? Preguntas demasiado serias para la Fundación Pablo Iglesias y para Televisión Española.
Alfonso Guerra ya nos ha advertido que todo es muy lineal y coherente, además de políticamente correcto. Como las demostraciones sindicales de los antiguos «Día del Trabajo». «El documental es neutral y no tiene ánimo de crear polémicas con otras posturas políticas». Así pues, bendito consenso.
Supone «el conocimiento de un proyecto colectivo que no tiene fragmentación histórica» y «ayuda a conocer mejor la historia de España». La parte más difícil de contar -afirmó Guerra- es la última etapa porque «porque los espectadores la han vivido y tienen formada una opinión». Así pues es más difícil dar gato por liebre.