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Ubuntu es ser yo a través de los demás

Fuentes: Rebelión

Nos morimos por el individualismo, la indiferencia, la soledad, el peso de los días. Eso es la cultura o más bien la anticultura del occidente capitalista que lleva a la competencia, la división, la violencia y la corrupción. Es un modelo que permea toda la sociedad. Por eso las clases medias se olvidan de la clase pobre de dónde provienen. Y muchos pobres sueñan con ser ricos… Hemos perdido el sentido de la dignidad por el individualismo perverso que se aprende en la familia, la educación escolar, las Iglesias, la profesión, la TV, el celular. Y nos morimos en vida. Vivimos como zombis, sin saber quiénes somos, de dónde venimos, adónde vamos.
Estamos en el descalabro mundial de las desigualdades, el saqueo, las imposiciones económicas y políticas, las guerras, la destrucción de la vida humana y del planeta. Por eso las nuevas generaciones desconfían de un sistema capitalista que no les da ni seguridad, ni esperanza, ni empleo. Buscan y emprenden otros caminos. Por eso el papa Francisco interpela a los jóvenes: “¡Hagan lío en la Iglesia y la sociedad! … No pierdan nunca la valentía de soñar y de vivir en grande… Sean sembradores de fraternidad y serán cosechadores de futuro, porque el mundo sólo tendrá futuro en la fraternidad».
Las culturas indígenas son en este momento alternativas de sociedad. Ya la CONAIE (Confederación de las Nacionalidades Indígenas del Ecuador) lo proclamó en 1994, cuando presentó su primer proyecto de sociedad nacional basado en la cosmovisión del Bien Vivir y Convivir. La gran diferencia con el occidente capitalista es el sentido de comunidad sobre las personas y a su servicio. La Revolución Francesa, que marca el comienzo de los tiempos modernos para Europa y Estados Unidos, se basó en el individualismo de su lema: “Libertad, igualdad y fraternidad”. De allí nacieron los derechos individualistas del hombre y del ciudadano, que inspiran la actual declaración occidental de “los derechos de las personas” de la ONU (Organización de las Naciones Unidas). El camino a los derechos humanos son los deberes esenciales que proclaman los Indígenas: “No mentir, no ser ocioso y no robar”. En caso contrario se destruye la comunidad. El individualismo. el racismo y el complejo de superioridad del hombre blanco no impiden ir a lo esencial de nuestras raíces: la comunidad es prioritaria y al servicio de todos.
De los pueblos pobres de África donde hemos nacido hace unos 350.000 años, nos viene más o menos el mismo mensaje. Se trata del principio llamado “Ubuntu” que puede traducirse como: “Soy quien soy a través de los otros”. La relación comunitaria es esencial para desarrollarnos como seres verdaderamente humanos. De no ser así volvemos a nuestras raíces de animal violento y sanguinario, al punto que podemos decir de muchos: “El hombre es un lobo para el hombre”.
Recién leí un lindo artículo sobre este principio africano: “Ubuntu: el alma solidaria de África”. ¡Que calificación tan bonita! Contaba la historia de un europeo que quiso regalar un canasto lleno de alimentos a un grupo de niños africanos: Lo había puesto a cierta distancia para aquel que llegara primero adónde él. Sorpresivamente, los niños se dieron la mano y llegaron juntos adónde el canasto. Eso fue la vergüenza y la lección para el hombre blanco: “Comemos todos juntos, porque todos ganamos la carrera y juntos disfrutamos los alimentos del canasto”.
Desenterremos nuestras raíces africanas, indígenas y humanas. Nos damos cuenta ahora hasta dónde llega la podredumbre del actual gobierno neoliberal y de aquel que lo precedió cuyos parientes están enjuiciados con él. Ya ha pasado el tiempo de los gobernantes salvadores de la patria, tal cómo se escribió hace unos años: “Álvaro, ¡sálvanos!” Las últimas elecciones nos demuestran que, organizados y valientes, podemos decir a nuestros gobernantes, legisladores, jueces y demás corruptela capitalista: “¡Ya basta!” Se trata ahora de profundizar en esta capacidad colectiva de orientar y decidir nuestro destino: Las organizaciones populares, sociales, sindicales son los mandantes de los partidos y movimientos políticos. Esa es la gran lección de las últimas elecciones. Juntos hacemos mejor las cosas. Hemos retomado el camino del alma humana: la Comunidad es primera, nos hacemos humanos a través de los demás, somos los artesanos del Bien Vivir y Convivir nacional que necesitamos.
¡Ahora lo sabemos! El desafío es seguir poniéndolo en práctica juntos. Hemos comenzado, hay que continuar… con acciones cotidianas, tal como lo dice la poetisa chilena Gabriela Mistral: «Donde haya un árbol que plantar, plántalo tú. Donde haya un error que enmendar, enmiéndalo tú. Donde haya un esfuerzo que todos esquivan, hazlo tú. Sé tú el que aparta la piedra del camino». De esta manera nos estamos constituyendo mejores seres humanos y por lo mismo mejor ciudadanos, porque “el poder está en nuestras manos” … Así lo quiso Dios, que nos ha hecho a ‘su imagen y semejanza’.
¡Que los jóvenes, apoyados por nosotros los adultos, se sientan capacitados para esta tarea!: Renovar radicalmente la sociedad, porque es su tarea ineludible inscrita en su ADN. La joven sueca Greta Thunberg, activista climática, es un ejemplo vivo de esto. Acaba de ser galardonada como Doctora ‘Honoris Causa’ por la facultad de Teología de la capital de Finlandia, Helsinki, que resalta «su trabajo inflexible y coherente por el futuro de nuestro planeta» en defensa de la casa común.

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