A Lenin Para los campesinos de mi patriaquiero la voz de Lenin.Para los proletarios de mi patriaquiero la luz de Lenin.Para los perseguidos de mi patriaquiero la paz de Lenin. Para la juventud de mi patriaquiero la esperanza de Lenin.Para los asesinos de mi patria,para los carceleros de mi patria,quiero el odio de Lenin,quiero el […]
A Lenin
Para los campesinos de mi patria
quiero la voz de Lenin.
Para los proletarios de mi patria
quiero la luz de Lenin.
Para los perseguidos de mi patria
quiero la paz de Lenin.
Para la juventud de mi patria
quiero la esperanza de Lenin.
Para los asesinos de mi patria,
para los carceleros de mi patria,
quiero el odio de Lenin,
quiero el puño de Lenin,
quiero la pólvora de Lenin.
(Roque Dalton)
Publicaba El País ayer, 2 de abril de 2010, un artículo de opinión titulado Cruje el muro de caña, firmado por el salvadoreño Joaquín Villalobos, de profesión consultor para la resolución de conflictos. La columna en sí no es reseñable, constituye una sucesión más de tópicos y verdades a medias sobre la realidad política de la República de Cuba. Sólo es uno de los últimos proyectiles disparados por la artillería neoliberal contra la Revolución Cubana, en el marco de la ofensiva desatada tras la muerte por huelga de hambre del preso común Orlando Zapata Tamayo, convertido en mártir de la causa anticastrista por los medios de comunicación, meros reproductores de la ideología convencional.
Lo interesante de la pieza periodística no es su contenido, sino su autor. Joaquín Villalobos (San Salvador, 1951) integró en 1975 la troika de comandantes guerrilleros del Ejército Revolucionario del Pueblo que dictó y ejecutó la condena a muerte contra el poeta Roque Dalton. Junto con Alejandro Rivas Mira y Vladimir Rogel Umaña, Villalobos fue responsable directo del asesinato del intelectual revolucionario, enviado al paredón bajo la infundada y disparatada acusación de ser agente doble al servicio de la CIA usamericana y de la Seguridad del Estado cubana. Incluso circulan diferentes versiones que señalan a Villalobos como el autor material del fusilamiento de Dalton, difundidas por los hijos de la víctima.
Hete aquí pues, a un periódico de inmerecidos laureles progresistas y a un antiguo fanático del marxismo-leninismo más intransigente y cerril, conjurados frente a la revolución socialista vigente en Cuba desde 1959. Curiosa mezcolanza ésta, la del diario que fuera en sus inicios portavoz oficioso de la élite liberal del posfranquismo para luego convertirse en el aparato de propaganda favorito del PSOE de Felipe, con el otrora guerrillero reconvertido en experto asesor en contrainsurgencia para los gobiernos derechistas de Sudamérica.
La campaña anticubana va camino de convertirse en una romería de conversos, el festival anticomunista por excelencia para ex comunistas arrepentidos de sus pecadillos de juventud. Los esforzados cruzados de la democracia made in Washington no escatiman esfuerzos a la hora de reclutar caras conocidas para su magna empresa. Plumas prestigiosas no demasiado desprestigiadas, cantautores cansados de la canción protesta pero no del imponente modo de vida al que les condujo la misma, cineastas encantados de haberse conocido, cualquier hombre o cualquier mujer con determinada proyección pública, ingresan al totum revolutum de los enemigos de Cuba. El haber sido, en algún momento de su pasado, miembro, simpatizante o compañero de viaje de alguno de los infinitos PCs y similares que por el mundo han existido desde lo de Marx y Engels, aumenta el caché de los susodichos, los cuales quedan embriagados ante el aromático frufrú que siempre provocan las concentraciones espontáneas de fajos de dólares USA.
Parece evidente que el imperialismo está interesado en aumentar y compactar las filas anticastristas, con el siempre confesado objetivo de desmoronar definitivamente el proyecto socialista cubano. Es en ese contexto en el que hay que situar la reciente aparición del terrorista internacional Luis Posada Carriles en la manifestación proDamas de Blanco celebrada en Miami. Observen el doble rasero: Un asesino de masas, paseándose en olor de multitudes por las calles de Little Havana, aclamado por el grueso del exilio, parapetado tras la camisa blanca de su esperanza criminal, en el mismo jodido planeta en el que a Obama y a sus muchachos de la UE se les seca la boca de tanto condenar el terrorismo.
En estas circunstancias, el diario global en español (o sea, El País) no hace más que seguir la tónica imperial al echar mano de su colaborador Villalobos, solicitándole un relamido artículo contra Cuba. ¿Qué más da otro asesino atizando el fuego de la reacción? ¿Qué importa la memoria de Roque Dalton, en esta era de la desmemoria generalizada? ¿Qué suponen para nuestro balance contable las víctimas de Posada, esos sucios cubanos que llevan tanto tiempo amargándonos el american way of live?
Posdata: Busquen ustedes, si es que existe, el discreto encanto de la progresía. Llevo intentándolo largo rato con ardor guerrero, y encadeno un fracaso estrepitoso tras otro. Después de décadas de rollo macabeo, todo quedó en sexo, drogas y rock and roll.
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Blog del autor: http://socialismoeslibertad.
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