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El Delegado del Gobierno en Andalucía Juan José López Garzón querría ser juez, pero sólo es parte

Un «Garzón» sin terroristas

Fuentes: Rebelión

Durante el desalojo de Casas Viejas, Garzón, como no tenía terroristas, se los inventó. Acusando a un colectivo, con el que se puede o no estar de acuerdo, pero que siempre ha optado por la no violencia, de tener vinculaciones con ETA, el Delegado criminalizaba también a todos los movimientos sociales que plantean sus reivindicaciones […]

Durante el desalojo de Casas Viejas, Garzón, como no tenía terroristas, se los inventó. Acusando a un colectivo, con el que se puede o no estar de acuerdo, pero que siempre ha optado por la no violencia, de tener vinculaciones con ETA, el Delegado criminalizaba también a todos los movimientos sociales que plantean sus reivindicaciones de forma legítima.

A las acusaciones de malos tratos por parte de la policía, en lugar de con una investigación independiente, se responde con querellas por injurias. Una querella que ya se había anunciado pero que no se presentó, curiosamente, hasta el mismo día en que Casas Viejas denunció tres detenciones ilegales y una agresión ante los juzgados. Es decir, como respuesta a estas y lanzando un claro mensaje a todo el que se atreva a denunciar públicamente un abuso policial: como denuncies, te denunciamos.

El tiempo y las pruebas demostrarán la veracidad de estas acusaciones pero lo más relevante es la actitud del Delegado en todo este asunto. Tras acusar a Casas Viejas de vinculación con ETA «tira la piedra y esconde la mano». La reunión solicitada por casi cien colectivos para que aclarase si existe alguna prueba, e incluso si existe tal investigación, no tiene respuesta. Aún hoy nada se sabe del contenido de los documentos en vasco, de los ordenadores requisados o del supuesto asesoramiento de ETA para construir el túnel (que ellos llaman «zulo») o su utilización para «otros fines».

Garzón sabe que no hay nada que vincule a Casas Viejas con ETA y sabe que se equivocó gravemente al utilizar el terrorismo con objetivos tan espurios. Por ello no responde a estas preguntas y en su lugar denuncia, personalmente, las supuestas injurias. Dice defender al cuerpo de policía pero realmente se defiende a sí mismo, eso sí, con los recursos y el poder político que ostenta merced a su cargo.

También defiende a un sector de la policía muy politizado y representado por el SUP. Un sindicato que tras el anuncio de ETA de no atentar contra cargos políticos, y cuando otro sindicato policial valoró como positiva -en su justa medida- la noticia, titulaba en su boletín interno: La UFP, a favor de que ETA no mate políticos y sí policías. Si el SUP insinúa esto de otro sindicato policial, ¿Qué pueden esperar unos «mugrientos» ocupas?

El tiempo pondrá a cada uno en su sitio y, cuando se demuestre que el Delegado utilizó el terrorismo sin ninguna prueba para injuriar y calumniar a un movimiento pacífico, su sitio no será otro que su casa (supongo que la tiene en propiedad) tras presentar la correspondiente e inmediata dimisión.

*José García es periodista y activista de Casas Viejas.