Desde el homenaje a Gabriel Celaya, convocado en Madrid el 17 de septiembre de 2011, es decir, desde un concepto combativo y antidominante de la cultura (como parte de la lucha ideológica); desde la literatura y el arte concebidos como instrumento para encontrarse en el «nosotros» (sin pretensión alguna de encubrir la falta de calidad); […]
Desde el homenaje a Gabriel Celaya, convocado en Madrid el 17 de septiembre de 2011, es decir, desde un concepto combativo y antidominante de la cultura (como parte de la lucha ideológica); desde la literatura y el arte concebidos como instrumento para encontrarse en el «nosotros» (sin pretensión alguna de encubrir la falta de calidad); desde una nueva ilusión transformadora; desde el grito, cada vez más necesario, de «a la calle que ya es hora», desde LA NECESIDAD DE UNA RESPUESTA CÍVICA Y GENERAL CONTRA LA DEMOCRACIA AMPUTADA Y CONTRA LA CONVERSIÓN DE TODO EN MERCANCÍA, INCLUIDA LA CIUDADANÍA Y LA PROPIA POLÍTICA…
Hombres y mujeres preocupados por la cultura llamamos a la rebeldía y a la acción frente a los recortes de la gran coalición del bipartidismo y su claudicación ante los llamados «mercados». Frente al aumento de la explotación. Y frente a esa cultura postmoderna de la resignación y la neutralidad.
No han muerto ni las ideologías ni la lucha de clases, otra cosa son los retrocesos de la izquierda en la batalla política y cultural. Hace poco le preguntaban al multimillonario norteamericano Warren Buffet si seguía existiendo la lucha de clases; su contestación no permite dudas: «Existe y la vamos ganando nosotros». Y la prueba más palpable es que se ha descubierto que él paga porcentualmente menos impuestos que su secretaria.
La respuesta a la situación actual no es concebir una modernidad al margen de la lucha de clases, ni encubrir nuestros retrocesos en la lucha ideológica asumiendo, por un supuesto realismo, los valores del adversario.
Llamamos, por lo tanto, a la lucha transformadora, a la combatividad alternativa, a la indignación ciudadana y de clase, a la defensa de un discurso anticapitalista, republicano y federal. Sabemos que la democracia o es republicana o no es democracia plena. Por eso este llamamiento parte de la necesidad de la ciudadanía plena, crítica y combativa.
La cultura es un arma cargada de futuro. La poesía es un arma cargada de Celaya. O como dijo Celso Emilio Ferreiro; «Al presente me atengo, la poesía es un arma, disparemos».
POR LA CONVOCATORIA DE UNA ACCIÓN CÍVICA GENERAL.
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