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Análisis de la izquierda independentista vasca sobre las elecciones municipales y forales

«Un marco democrático que supere el conflicto político es más necesario que nunca»

Fuentes: Rebelión

  La izquierda independentista sale reforzada De aproximadamente 1 150 000 votantes y 4000 concejales, la izquierda independentista a obtenido cerca de 190.000 votos y más de 700 electos, con una subida superior a 30.000 votos. De unos 500 municipios, la Izquierda Independentista y Socialista Vasca, ha sido la fuerza más votada en casi 60, […]

 

La izquierda independentista sale reforzada

De aproximadamente 1 150 000 votantes y 4000 concejales, la izquierda independentista a obtenido cerca de 190.000 votos y más de 700 electos, con una subida superior a 30.000 votos. De unos 500 municipios, la Izquierda Independentista y Socialista Vasca, ha sido la fuerza más votada en casi 60, la segunda fuerza más votada en más de 90, y tercera fuerza política en otros 45. En número de concejales la izquierda independentista vasca es la segunda fuerza.

Después de cuatro años fuera de las instituciones, la izquierda independentista sale reforzada. Ha obtenido más votos que hace 4 años e incluso en algunos municipios más que Euskal Herritarrok (plataforma electoral de la izquierda independentista en la elecciones de 1999).

Estos resultados se dan en una situación absolutamente antidemocrática donde la izquierda independentista ha estado durante toda la precampaña y campaña sometida a todo tipo de ataques judiciales, policiales y mediáticos que han buscado su constante criminalización. Ha vuelto a sufrir la ilegalización de buena parte de sus candidaturas lo que a supuesto a su vez un obstáculo frontal el proceso de dialogo y negociación.

Elecciones y proceso

Estas elecciones se dan en un contexto político donde un proceso que tiene posibilidades de ponerse en marcha, ha sido y es obstaculizado constantemente por la negativa del PSOE y del PNV de llegar a un acuerdo democrático. Un contexto donde la izquierda independentista ha hecho una propuesta política que ha sido rechazada por el PNV y el PSOE, que por su parte no han planteado ninguna propuesta alternativa. Un contexto en el cual las elecciones hubieran sido una buena oportunidad para reforzar ese proceso pero que el PNV y el PSOE han usado para intentar fortalecerse y debilitar a la izquierda independentista. Estas elecciones están así íntimamente ligadas al proceso político. Los resultados de la contienda electoral se pueden explicar, en parte, en función de la actitud que hayan tenido los partidos respecto al proceso.

Izquierda independentista

Para la izquierda independentista estas elecciones eran una clara oportunidad de reforzar democráticamente el proceso. Porque permitirían crear después de 4 años unas instituciones representativas de la realidad social y política vasca y abrir así la posibilidad de avanzar en el proceso en términos de igualdad, condición necesaria para que un proceso democrático prospere.

Por ello la izquierda independentista se comprometió desde el primer momento a hacer todo lo que estaba en sus manos para tener representatividad en las elecciones. Procedió a registrar un partido político (ASB) y creo en los pueblos más 250 candidaturas populares que fueron avaladas por más de 83 500 firmas cuando la ley solo pedía 30 000.

Este compromiso con las instituciones lo tomaba en coherencia total con su compromiso con el proceso. La izquierda independentista presentaba en marzo una propuesta de un nuevo marco democrático. Dicho marco tenía como punto de partida de la realidad político institucional actual y se basaba en la voluntad popular. Proponía la creación de un nuevo marco político que superaba las dos razones causantes del conflicto: el reconocimiento de la nación vasca y el derecho que tiene a decidir. Una propuesta en principio aceptable por todas las partes y que superaría el conflicto político y armado. La izquierda independentista concretaba su compromiso con el proceso dando pasos reales. Las elecciones suponían así una oportunidad para reforzar un proceso que necesitaba de garantías democráticas para llegar a buen puerto.

Los buenos resultados obtenidos por la izquierda independentista vasca demuestran que este pueblo quiere un proceso de soluciones políticas y democráticas, sin exclusiones y en condiciones de igualdad.

PNV y PSOE

El PNV y el PSOE son a parte de la izquierda independentista vasca los actores principales del proceso de negociación y dialogo que se ha llevado a cabo durante los últimos 4 años. A diferencia del PP y de cara a la ciudadanía han mantenido un discurso favorable a una solución dialogada y acordada al conflicto político y armado en este país. Los demás partidos políticos así como las fuerzas sindicales y sociales del país abogaban también por un proceso de soluciones.

Sin embargo, cuando ETA declara el alto el fuego permanente en marzo 2006 el PSOE como se ha demostrado después, pretende cambiar las coordenadas y desviar el proceso de carácter político a un mero proceso de pacificación. Aprovechando la coyuntura favorable de alto el fuego se limita a gestionar el tiempo político diluyendo las oportunidades, rompiendo los compromisos adquiridos, tratando de debilitar la izquierda independentista, obstruyendo su iniciativa política y, empieza a calcular y a pensar en la elecciones Generales del 2008. Su falta de ambición histórica lo lleva así ha hacer del proceso un tema de gestión coyuntural, cortoplacista y electoralista y lo que es más grave sin contenido político.

Paralelamente a la nefasta gestión que hace de las cuestiones tanto vasca como catalana (reforma del Estatut) el PSOE obtiene muy buenos resultados económicos y cierta popularidad cuando llega al poder. Retira las tropas de Irak, aprueba el matrimonio homosexual y la regularización masiva de inmigrantes. En Europa, España aparece como un estado que prospera a nivel económico, que avanza en democracia y que tiene el talante para resolver el último conflicto armado en Europa. Seducido por una Unión Europea que le aplaude, el PSOE sigue sin tomar decisiones claras ni iniciativas que den resultados efectivos y favorables en el proceso de negociación y dialogo. Pensando que la elecciones municipales le sirven de trampolín para las Generales trata de hacer campaña atacando a la Izquierda Independentista para obtener dos resultados: una Izquierda Independentista débil de cara al proceso y, aparentar cierta «firmeza» frente al electorado español, pensando que optar por la «estrategia antiterrorista» puede ser un buen camino para ganar votos o al menos quitárselos al PP. Craso error.

A nivel estatal El PSOE no ha obtenido los resultados esperados que le permitirían salir reforzado para afrontar las Elecciones Generales del año que viene. En La Comunidad Autónoma Vasca el PSE (Partido Socialista de Euskadi) se ha beneficiado de la bajada del PNV y en Navarra no ha salido reforzado tal y como esperaba para pretender a un cambio de Gobierno. El PSN (Partido Socialista de Nafarroa) ha tenido una actitud de cerrazón y negación frente al proceso, sin en ningún momento tender a crear un entorno positivo para reforzar este último, al contrario ha buscado pretextos para seguir con el estatus quo y el esquema de confrontación. La estrategia del doble juego no ha funcionado y se ha reflejado en las urnas.

El PSOE sabe perfectamente que puede acabar resolviendo el conflicto vasco pero para ello necesita actuar con altura de miras y ambición histórica comprometiéndose con el proceso, abordando sus causas políticas, indagando en el modo de superar la partición territorial, buscando el modo de reconocer de la nación vasca y tramitando los cauces para darle la posibilidad de decidir su futuro libre y democráticamente.

En cuanto al PNV, a pesar de ser primera fuerza en la Comunidad Autónoma Vasca, ha obtenido muy malos resultados, con algo más de 300.000 votos, perdiendo más de 100.000. Una realidad que tiene mucho que ver con su política neoliberal, su gestión fraudulenta de las instituciones y sobre todo con el cambio estratégico adoptado de cara el proceso. Todo ello, promovido por el presidente del PNV, Josu Jon Imaz, que ha convertido su partido en un verdadero rehén del PSOE, al servicio de Zapatero en Madrid, olvidando su compromiso en la defensa del derecho a decidir de la ciudadanía vasca y apostando por convertirse en partido bisagra en Madrid.

Navarra

En Navarra, a pesar de la ilegalización y su exclusión del Parlamento la izquierda independentista ha obtenido unos 30.000 votos. Al no estar representada la totalidad de la realidad política navarra en esta institución clave en el tema territorial, el proceso se ve afectado por un obstáculo añadido.

UPN (la versión navarra del PP) sigue siendo la fuerza más votada pero ha perdido la mayoría absoluta de la cual gozaba con la ayuda de CDN. NaBai, o Nafarroa Bai (Si a Nafarroa), coalición de alianza entre PNV, EA y Aralar ha conocido, en parte debido a la ilegalización de la Izquierda Independentista, una notable subida hasta tal punto de llegar a ser la fuerza política que posibilite un cambio en Nafarroa después de 20 años de Gobierno ultraderechista. Esta coalición ha aglutinado al voto útil de rechazo a la política anti-vasca antidemocrática y contraria a la resolución del conflicto de UPN-PP y CDN, pero también ha sido un instrumento usado por el PNV para reforzarse en la zona y pretender arrinconar a la Izquierda Independentista. NaBai pretende ser una opción que, sin proponer un cambio real que favorezca el proceso democrático de resolución del conflicto, aporte un cambio de partido en las instituciones de Navarra.

Sin embargo, la resolución del conflicto político pasa ineludiblemente por la necesidad de posibilitar a la ciudadanía los cauces democráticos necesarios para alcanzar un nuevo marco. La Izquierda Independentista, que, propone unir, si así lo decidieran sus ciudadanos, las cuatro provincias y dotarlas del derecho a decidir, aparece como la única alternativa real para resolver el tema territorial. Y esa es una de las razones por la cual ha sido excluida de esa institución.

Conclusiones

A pesar de todos los obstáculos la izquierda independentista ha superado todas las expectativas, los intentos de excluirla han fracasado porque el pueblo le ha dado legitimidad política para demostrar que sigue ahí y que habrá que contar con ella.

La estrategia de ilegalización adoptada por el estado español con la ayuda del PNV, es el resultado de su negativa a llegar a un acuerdo que posibilite la superación real del conflicto.

Sin embargo la ciudadanía a dejado claro en las urnas dos cosas: una, las ansias que tiene a que se ponga en marcha un proceso de características políticas y democráticas; dos, que dicho proceso se debe de desarrollar necesariamente sin exclusiones y en condiciones de igualdad.

Estos resultados electorales sitúan al PSOE y a Zapatero en una tesitura muy delicada de cara al proceso vasco. Parece evidente que la actitud poco clara y contradictoria mantenida hasta ahora por el PSOE en materias tan sensibles como Euskal Herria y Catalunya, no le aportan réditos electorales y favorecen al PP. Otra cosa es saber si el PSOE está realmente dispuesto a optar por una política audaz que le permita hacer una política clara en defensa del proceso resolución del conflicto y de la paz, algo que seguro que la mayoría de la ciudadanía española terminaría por felicitar.

Es tiempo de actuar con responsabilidad por parte de todos los agentes. Nos corresponde a cada una de las partes reflexionar y buscar el modo de entendimiento para que este conflicto se supere de una vez por todas. El proceso de negociación y de diálogo está duramente afectado y la situación actual, después de la ilegalización preelectoral de la Izquierda Independentista, es más que crítica, y el PP va ganando terreno. La Izquierda Independentista sigue comprometida con su pueblo y con un proceso de soluciones políticas y apuesta claramente por el dialogo multipartito y por un acuerdo global que garantice a este pueblo un escenario donde pueda ejercitar el derecho como nación a decidir su futuro, por lo que seguirá trabajando en la defensa de un nuevo marco democrático de relaciones con el Estado español. Corresponde a las demás partes tomar ese compromiso para que las generaciones futuras puedan vivir en una sociedad justa y en paz.