Las parejas homosexuales de Mallorca pueden acoger de forma temporal a niños que han sido separados legalmente de sus padres. Los servicios sociales de la isla no discriminan a nadie y permiten que cualquier tipo de familia pueda cursar la solicitud para adoptar a un menor durante los meses que éste vaya a permanecer alejado […]
Las parejas homosexuales de Mallorca pueden acoger de forma temporal a niños que han sido separados legalmente de sus padres. Los servicios sociales de la isla no discriminan a nadie y permiten que cualquier tipo de familia pueda cursar la solicitud para adoptar a un menor durante los meses que éste vaya a permanecer alejado de su hogar, dentro de un programa que desarrolla el Instituto de Servicios Sociales de Mallorca.
El programa funciona desde 2001 y su objetivo es evitar que los niños que no pueden vivir con sus padres vayan a centros de acogida.Así, una familia voluntaria se responsabiliza de los menores durante el tiempo que permanecen alejados de su hogar.
El Instituto de Servicios Sociales pertenece al Consell Insular de Mallorca, institución presidida por la líder de Unió Mallorquina (UM), Maria Antonia Munar. Su creación es consecuencia del pacto firmado por el PP con UM, que permitió a Jaume Matas obtener la mayoría absoluta en el Parlamento balear.
Los servicios sociales buscan a personas que sean capaces de educar correctamente a los niños, mientras permanecen separados de sus padres. El modelo familiar y la orientación sexual de los padres adoptivos es lo de menos. Por eso, se aceptan familias monoparentales, matrimonios, parejas de hecho heteroxesuales y parejas homosexuales.
«La condición sexual no es determinante, lo que importa es que los solicitantes sean capaces de ejercer la paternidad y de dar cariño a la criatura», asegura el director de Protección al Menor y Atención a la Familia del Instituto, Antonio Calvo. De momento, ninguna pareja homosexual ha pedido hacerse cargo de uno de estos niños, pero, en caso de que se recibiera una solicitud, «no habría ningún problema», sostiene Calvo.
El programa de acogimiento temporal está pensado para que ningún niño menor de tres años que ha sido separado de su hogar tenga que vivir en un centro de acogida. En la mayoría de casos, son niños que han sufrido abandono, maltratos o abusos sexuales por parte de sus progenitores.
Los servicios sociales se hacen cargo de estos menores y los entregan a una familia de acogimiento temporal. Los niños viven con sus nuevos padres hasta que puedan regresar a su hogar o hasta que las instituciones encuentran a una persona que pueda hacerse cargo de ellos de forma definitiva.
Los acogimientos temporales no pueden ser nunca superiores a los dos años. Los psicólogos y trabajadores sociales preparan a los padres canguro y, desde el principio, les comunican que no deben encariñarse en exceso porque la adopción no es definitiva.Por lo general, los acogimientos nunca superan los siete meses.
Las personas que se apuntan al programa de familias canguro son entrevistadas por el equipo de especialistas del Instituto de Servicios Sociales, que evalúan si reúnen el perfil adecuado para hacerse cargo de un niño. Se analizan los criterios educativos, los valores y las aptitudes de los padres en potencia. Si los especialistas dictaminan que los solicitantes son válidos, los padres canguro reciben un curso de formación en el que reciben las instrucciones básicas para desempeñar su labor.
El Gobierno balear no permite en la actualidad que las parejas homosexuales adopten niños de forma definitiva. Según indicó a este diario la vicepresidenta del Ejecutivo de las Islas, Rosa Estaràs, las instituciones no se pueden «arriesgar» a permitir que los homosexuales adopten mientras no haya «unanimidad entre los especialistas sobre la conveniencia de este tipo de acogimientos».
Sin embargo, el Ejecutivo balear es partidario de las adopciones temporales por parte de parejas homosexuales como un método para saber cómo crece un niño en un entorno familiar compuesto por dos padres o dos madres. El Gobierno de las Islas está a la espera de conocer más opiniones y de evaluar las experiencias que se produzcan en otros países. La vicepresidenta afirmó que no descarta que en el futuro las adopciones definitivas por parte de familias homosexuales puedan ser una realidad, pero sostuvo que, de momento, no deben producirse, porque no se sabe «cómo afectarían al desarrollo del niño».