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Reflexiones tras el encuentro del movimiento estudiantil europeo en Bolonia (6 y 7 de Mayo)

Un proceso de Bolonia de los movimientos sociales

Fuentes: Rebelión

Hace ya once años que el proceso de Bolonia se inicia con la primera declaración ministerial en favor de la creación de un espacio europeo de educación superior. En estos tiempos se ha configurado un modelo neo liberal sobre la universidad europea que buscaba construir una nueva economía del conocimiento competitiva frente a la estadounidense […]

Hace ya once años que el proceso de Bolonia se inicia con la primera declaración ministerial en favor de la creación de un espacio europeo de educación superior. En estos tiempos se ha configurado un modelo neo liberal sobre la universidad europea que buscaba construir una nueva economía del conocimiento competitiva frente a la estadounidense y la japonesa. Un modelo que agrupa ya a 45 estados europeos, los cuales poseen características heterogéneas.

El EEES se crea como un modelo de gestión de las necesidades de conocimiento en las economías del capitalismo cognitivo. En este modelo es clara la diferencia de necesidades de estados como Alemania frente a otros como Georgia, las diferencias entre la ciudad del Vaticano y Albania. Esta realidad ha configurado un modelo de implantación paralelo a la Unión Europea, la cual no posee competencias en educación, en el cual la metodología no ha sido para nada homogénea.

La flexibilidad del proceso de Bolonia permite que países con economías muy distintas puedan sentirse parte de una estructura muy amplia. La laxitud extrema de las declaraciones ministeriales que a partir de la de Bolonia de 1999 se realizaron bianualmente se confronta con un modelo completamente normativo en los estados nacionales.

Lo importante del proceso de Bolonia no es si su aplicación es europea o estatal si no que parte de una lógica común. Al igual que las políticas de la OMC o del FMI los estados europeos han creado un espacio en el que existen unas líneas rojas que se deben cumplir. El neo liberalismo ha creado estas líneas con el fin de jerarquizar la actividad universitaria a la necesidades de una mercado liberalizado y con una nueva estructuración de la mano de obra.

Vemos en el proceso de Bolonia como existen unas líneas rectoras de orientación neo liberal:

– La subordinación de las instituciones públicas al interés privado: La ruptura que el neoliberalismo realiza con el consenso europeo del Estado del bienestar no sé produce solamente con las privatizaciones. Las nuevas tendencias políticas respecto a las instituciones públicas hacen de estas meros instrumentos para la acumulación capitalista. Para ello se minusvaloran las funciones de redistribución, consecución del ascenso social y de creación de imaginarios comunes. La crítica generalizada a las mismas se encuentra en los elementos del gasto y de la rentabilidad, la deuda se convierte en la herramienta por la cual las viejas estructuras del Estado del Bienestar no son válidas. Las críticas neoliberales a la universidad pública se centran en el coste real de un estudio superior, sin tener en cuenta datos como los que aporta el Instituto Valenciano de Estudios Económicos el cual observa como de cada euro aportado a la universidad pública se genera un beneficio social de un 35%.

– Construcción de un espacio privado: Las universidades dejan de ser públicas pues pese a que su titularidad continuará en manos estatales la configuración del espacio se privatiza. Los nuevos planes de estudios y las líneas de investigación de los departamentos depende directamente de la capacidad de conseguir financiación externa. Además se crean mecanismos de control en los cuales tanto los indicadores como las instituciones están dirigidas por los sectores empresariales.

– Jerarquización del tiempo estudiantil: En las nuevas lógicas mercantiles se equipara el tiempo de estudio al tiempo de trabajo. La visión privilegiada de los mercados sobre la crisis económica permitió adelantarse unos años a la misma y utilizar al sector educativo, en todos sus niveles, para crear nuevas fronteras de producción donde la economía capitalista pueda seguir creciendo. Los estudiantes de este modo nos trasformamos en productores de un conocimiento, de unas sinergias, fundamental para el porvenir de la acumulación de las élites económicas.

– Explotación: Los nuevos modelos remarcan la necesidad de la universidad de acogerse a los mecanismos de la nueva gestión pública y de contabilizar el tiempo del estudiante. El objetivo rompe con la lógica de creación de conocimiento y con la de capacitación laboral. Las nuevas universidades buscan la rentabilidad de sus estudiantes y jerarquizan sus actividades mediante mecanismos de alienación muy similares a los de la explotación laboral. Las teorías sobre las tasas universitarias hacen que estas deban representar más fielmente el precio de un estudio universitario obligando a los estudiantes a la asunción de becas prestamos o empleos precarios aumentando las plusvalías de los mercados financieros y la precariedad en el empleo.

Las dinámicas de creación del EEES no han hecho si no aumentar el conflicto en las universidades europeas, que de manera generalizada han formado movimientos estudiantiles que se confrontan con este modelo. Hemos sido testigos en los últimos diez años de estallidos de la lucha estudiantil en casi todos los estados del centro europeo. La lucha contra estos elementos siempre se ha caracterizado por una rápida abstracción al modelo europeo y al rechazo de las líneas que el neo liberalismo marca.

De este modo la coordinación de las luchas se ha convertido en una necesidad del movimiento estudiantil europeo. Pero no sólo se ha configurado como necesidad material si no también como deseo de intercambio, como una ola que se dirigía constantemente, ciclo tras ciclo, a la comparación y aprendizaje de las formas y discursos que en el resto de estados se estaban reproduciendo. De este modo se han sucedido los encuentros, contra cumbres, las listas de correo, los espacios virtuales de intercambio…el movimiento se ha construido, se sigue construyendo, a nivel trasnacional.

Al igual que los neoliberales han creado un modelo laxo nosotras nos servimos de nuestros conocimientos de la realidad para tomar las condiciones objetivas del estado y generar espacios de conflicto con lo impuesto por los poderosos. Pero nosotras también poseemos unas líneas de acción y pensamiento que provienen de nuestras experiencias autónomas de lucha y que en el encuentro de Bolonia han sido claramente dibujadas:

– Instituciones de lo común: Queremos generar instituciones políticas y económicas que se guíen por términos de rentabilidad común. Herramientas que reviertan en la sociedad y no en el mercado privado de capitales. Para nosotras la sociedad debe vivir para si misma y no para acrecentar las riquezas de una minoría. Es por ello que abogamos por controles colectivos y democráticos de la universidad, por mecanismo de defensa de los servicios públicos y por instituciones que garanticen la adquisición de la riqueza para todas las personas

– Espacios públicos: Para nosotras la sociedad debe desarrollarse sobre espacios públicos, que no necesariamente estatales. El espacio público parte de los deseos sociales de las personas, creamos modelos donde compartir, donde construir colectivamente. Queremos universidades sin vallas de entrada, ni físicas ni simbólicas; una educación abierta a teorías criticas y en la que el conflicto sea experiencia de la diversidad y el intercambio.

– Cooperación: Las dinámicas que nos guían parten de la idea de que no existe conocimiento privado, es un concepto social. Para nosotras las ideas de una sociedad se construyen de forma colectiva y los hitos individual son dependientes de la construcción social previa. Por ello rechazamos los modelos competitivos de sociedad, los mecanismos de cooperación nos refuerzan colectivamente y nos permiten una mejor comprensión del entorno que nos rodea. Queremos universidades democráticas y radicales en las cuales las patentes sean una forma de reparto de la riqueza y no una forma de parcelar económicamente la producción social.

– Autogestión: En nuestra apuesta de un modelo cooperativo queremos dotarnos de herramientas de autogestión. Modelos en los que sean las sociedades sin intermediarios los que tomen las decisiones que les afectan. Apostamos por democratizar todas las instancias de la vida social. Apostamos por cooperativas en las que sea la comunidad educativa la que gestione los servicios de la universidad.

Estas son nuestras líneas rojas de trabajo y son las líneas que rectoras que nos han marcado todos esto años. Para nosotras estas son las bases de todo el movimiento europeo, un movimiento que después sabe estructurar las luchas a nivel local y nacional para poder revertir los ataques neoliberales.

Creemos que la política es conflicto público y por ello nos decantamos por construir nuestra teoría día a día en la movilización, de una manera horizontal y compartida. Por ello nos decantamos por encuentros de denuncia y construcción al mismo tiempo. Para nosotras es tiempo de movimiento europeo, es tiempo de movimiento local. Estamos ante una agresión constante a las victorias sociales de doscientos años de lucha social y política y nosotras vamos a resistir, vamos a construir nuevas formas de lucha y nuevas conquistas.

Estos años han demostrado que para nosotras en ningún momento ha desaparecido el espectro que recorre Europa desde 1848, para nosotras hoy ese espectro toma forma de centro social, de bloqueos, de huelga metropolitana, de Onda Anómala, de Bolonia Fucking Up Group… Nuestra lucha nace del deseo y de la necesidad, nace de las calles, desde abajo y señala a los poderosos y su sistema de explotación.

Ignacio Martín (Militante del Colectivo Mente Armada – UC3M) Ramón Espinar (Militante del Colectivo Contrapoder -Facultad de Políticas y Sociología UCM)

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de los autores mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.