Podemos trabajará en la construcción de un frente amplio, para gobernar, pero «no será un bote salvavidas para nadie». Considera que cualquier pacto entre cúpulas para sumar siglas significaría un fraude a la ciudadanía
Juan Carlos Monedero confiesa que le cuesta hablar de Izquierda Unida, porque es una formación política en la que militó durante 25 años. Él es, sin duda alguna, uno de los principales artífices del fenómeno que sorprendió a tanta y tanta gente el pasado 25 de mayo, que hasta ese día muchos menospreciaron o quisieron ignorar y que ahora está en boca de todos: el fenómeno Podemos.
Piensa Monedero, profesor de Ciencia Política, que «hay un sector de Izquierda Unida que se ha hecho régimen» y que sus responsables van a intentar construir otra vez «una sopa de siglas». Hace muchos años que IU agrupa a diferentes organizaciones y ahora, todos los días, quien más quien menos especula con los resultados que podrían obtener esas formaciones si establecieran una nueva alianza. «Izquierda Unida siempre propone procesos de unidad que cuando llegan las elecciones se debilitan», dice.
E intenta evitar equívocos: «En la campaña hemos hablado de la obligación de construir un frente amplio. Y un frente amplio no es una suma de siglas. Traicionaríamos a la militancia si nos juntáramos las cúpulas de diferentes partidos y pactáramos una lista electoral. Eso sería un fraude a la ciudadanía y no lo vamos a hacer».
Cuando habla de IU mide sus palabras, como si quisiera ser particularmente prudente y estar seguro de que no cuenta más de lo que quiere: «Fui asesor de Gaspar Llamazares. Y me fui cuando me cansé de que el 80% de mis energías se consumieran en las peleas internas». Un sector de IU se ha hecho régimen, dice, y otra parte importante «es savia política de la democracia que tenemos que construir. Las dos cosas. Yo me he recorrido España, dando charlas, invitado por IU, y me he encontrado a militantes imprescindibles, de los que hablaba Bertolt Brecht. Gente que ha aguantado la bandera de la dignidad en pueblos, en pequeñas ciudades… Lo he dicho muchas veces. Los lugares en los que no estaba Izquierda Unida eran un páramo. Pero luego IU tiene dificultades para transformar esa militancia en líderes que emocionen, dificultades para solventar algunas contradicciones internas que le llevan a dar soporte en Andalucía al PSOE o a permitir que gobierne el PP en Extremadura. Hay una parte de IU que es régimen, como vimos cuando participó en el Consejo General del Poder Judicial, en el reparto de los cargos… y eso no le gusta a la propia militancia».
Al explicar lo del régimen se refiere obviamente al que nació con la Transición: «Yo creo que los partidos políticos del 78, en términos generales, han agotado su ciclo histórico».
¿La misma mierda?
Pablo Iglesias, Monedero y otros dirigentes de Podemos, han dirigido y dirigen críticas mucho más ácidas contra el PSOE. Equiparan reiteradamente sus políticas con las del PP y también a algunos de sus dirigentes.
Monedero precisa: PSOE y PP «no pueden ser lo mismo porque los votantes y los militantes no son lo mismo», en cambio los acuerdos entre la dirigencia se encuentran «en el 70 por ciento de las leyes que votan en Europa, reforman juntos el artículo 135 y coinciden en no preguntar a la ciudadanía, defienden al unísono la institución monárquica, han estado de acuerdo en rescatar a los bancos… Por eso creo que a quien más ha insultado el Partido Socialista ha sido a sus militantes y votantes. ¿Qué hace Zapatero pidiéndole a Tony Blair que presente sus memorias? Es un insulto a la militancia del Partido Socialista, después de que se le hizo presidente por el ‘No a la guerra’…»
«El Partido Popular y el Partido Socialista no son la misma mierda pero cagan parecido», dice entre risas.
Y a renglón seguido, sin que se le pregunte por el tema, Monedero también quiere dejar constancia de la distancia que le separa de gentes de izquierda de toda la vida: «No pedimos a nadie certificado de pureza ideológica. Yo esto lo aprendí del Frente Cívico de Anguita. Necesitamos construir nuevas mayorías, y estas nuevas mayorías no pasan por mostrar pedigree. Parece como si, quien ha estado desde el minuto uno, tuviera algún tipo de conexión con la verdad histórica, que a los demás les está vedada».
¿Qué es y qué será Podemos?
«Podemos está cambiando con la gente. Empezó siendo un manifiesto, «mover ficha», después fue una metodología, después fue la construcción de los círculos, las primarias, después una discusión popular de un programa y ahora son 1.250.000 votos. En cada momento hemos tenido que ir dando respuesta a lo invariable en Podemos, que es la confianza en la gente. Ahora Podemos es una formación política del S.XXI, decidida a no cometer ninguno de los errores del S.XX, que entiende que en 2014 la democracia no puede ser igual que en el siglo XIX, que tiene que asumir que si la sociedad ha cambiado también tiene que cambiar la forma de hacer política».
«No puede ser un partido clásico. Y lo que tiene que ser Podemos está por teorizar. Hay una parte de ensayo y error en la construcción de Podemos. Ahora mismo en el PSOE hay una lucha que no tiene solución en el marco en el que ha surgido, y es que han de tomar una decisión, los militantes o la ciudadanía, y en la estructura tradicional de partido están condenados a no poder encontrar una solución. Los militantes, que están educados en la idea de que el aparato es de ellos, son incapaces de entender que los instrumentos políticos son de la ciudadanía, y la ciudadanía tiene que entender que si alguien dedica más tiempo a la política es bastante probable que se termine apropiando del aparato político. Por tanto, para solventar esta tensión tienes que inventarte algo, que tiene que ver con fórmulas de participación». Podemos, asegura Monedero, «tiene que ser capaz de presentarse con éxito a las elecciones y tiene que ser capaz de mantener vivo el espíritu asambleario espontáneo y desobediente del 15M».
Una organización para gobernar
La encuesta que difundió Público días antes de las elecciones fue la que más se acercó a los resultados reales, pero aun así dibujó unas expectativas para Podemos inferiores a los datos que consiguieron el 25M. Podemos sorprendió a propios y extraños, pero Iglesias y Monedero mantienen que aunque «el resultado invita a la esperanza», les sabe a poco. Monedero enfatiza esa valoración con una famosa expresión que recuerda palabras de Hugo Chávez: «Lamentablemente, por ahora, no hemos alcanzado nuestros objetivos». «Los ciudadanos nos han puesto en la senda, pero con un ocho por ciento de los votos no se gobierna, y nosotros hemos nacido para gobernar. No somos una fuerza testimonial, no somos el sostén de nadie, ni una excusa. O sea, no somos el bote salvavidas de nadie».
Cuadros para gobernar
Para gobernar hacen falta cuadros y Juan Carlos Monedero explica su confianza en la vitalidad de los movimientos sociales:»Los movimientos sociales tienen mejor capacidad que los partidos para escoger a los mejores líderes. Los partidos políticos no escogen a los representantes que mejor conectan con la ciudadanía, si no todo lo contrario. En cambio, hemos visto que los movimientos sociales tienen líderes que sí tienen la capacidad de representar a la ciudadanía. No tiene ningún sentido que tú establezcas que tu número uno es determinada persona y después en los carteles no lo saques, porque sabes que no conectas si no que te resta votos».
Pablo Iglesias y Monedero
¿Necesita Monedero un líder? ¿Alguien que le marque el camino? «Yo no me hubiera metido en Podemos sin la audacia de Pablo Iglesias», reconoce. «Fíjate que yo, sin saberlo, tenía en la cabeza el diseño de Podemos. Yo leo el Curso urgente de política para gente decente (escrito por él) y digo, esto es Podemos. Yo que tenía claro lo que había que hacer, no hubiera dado el paso si no hubiera sido por la audacia de un tío muy excepcional que es Pablo Iglesias. Yo no hubiera dado este salto. He dado cientos de charlas por España. En el Frente Cívico creo que fui, después de Julio Anguita, la persona que le dio más visibilidad a ese proyecto. He estado en universidades, he presentado libros, pero yo no hubiera entrado en la cocina de la política si no fuera porque un día vino Pablo Iglesias y me dijo: ‘Juan Carlos está la teoría. Vamos a dar un paso adelante'».
En la cocina pero sin ser candidato
Monedero, contra lo que pueda parecer, no se presentó a las elecciones. ¿Por qué? «Porque me parecía un gesto que resume muy bien lo que queremos hacer. Que los impulsores de este proceso no lo hemos hecho para conseguir un cargo. Inicialmente, Pablo tampoco quería», dice, y revela que hicieron oferta a Ada Colau y a Alberto Garzón. «Nosotros queríamos poner eso en marcha, pero no teníamos la voluntad de ser nosotros los representantes». No tiene claro si será candidato en el futuro, aunque hubo quien coreó su nombre como posible alcaldable para Madrid. «Yo quiero ser profe. Me interesa mucho poner la capacidad de comunicar que tengo al servicio de mi país. A mí la gestión no me gusta mucho. Me gusta debatir, leer, pensar, escribir… Tengo mucho interés, en Podemos, en poner en marcha procesos de formación y reflexión». En el terreno personal se queja de que en España se ha obligado «a impostar la voz» a quien deseaba «escribir en El País, un lugar en la Universidad o prosperar en un partido». «Yo soy el que soy y no tengo que cambiar nada», asegura.
La casta y el sistema
A veces se observa en el discurso de Podemos una cierta contención en el léxico. Y también una tendencia a uniformizarlo. Apenas hay intervención pública en la que un dirigente de Podemos no haga referencia a «la casta». Y hablan poco, por ejemplo, de los capitalistas, de los auténticos acumuladores de riqueza.
Juan Carlos Monedero apela a su condición de profesor y lo explica: «Yo tengo absolutamente claro que la economía capitalista, la economía de mercado, genera una sociedad de mercado y que el sistema capitalista convierte a la sociedad en una lucha de todos contra todos. El capitalismo nos condena a desaparecer del planeta. Todo el mundo entiende que si las empresas entraran en la Amazonía, la Amazonía duraría un año, y por tanto no podríamos respirar y se iría el planeta al carajo. Lo que pasa es que hablar del sistema capitalista previene a la gente y ya no escucha. ¿Qué necesidad tienes entonces de …? Si el sentido común de una sociedad es neoliberal, ¿cómo luchas contra el sentido común? ¿A golpes?… Nosotros hemos buscado otras fórmulas. Y decimos lo mismo pero con otro lenguaje. No hablamos como otro tipo de formaciones políticas, creo que profundamente mentirosas, como UPyD, que critican a la élite política, acercándose a posiciones fascistas. Nosotros cuando hablamos de ‘la casta’, hablamos de un sector privilegiado que también obtiene beneficios económicos del sistema. Eso es una diferencia. ‘La casta’ no es solamente una estructura política, sino que está insertada en un sistema económico, que es el capitalista. Esa es la gran diferencia».
Pero ese concepto, ‘la casta’ a veces parece que responde a una concepción algo maniquea según la cual hay unos señores malos, que hay que apartar, y que en cuanto se haya hecho así, se pondrán los buenos. Juan Carlos Monedero no esconde que el problema se encuentra en el sistema, pero añade algo más que dice poca gente:
«La crisis tiene tres ángulos»:. «El primero es que hay una minoría que se apropia de las riquezas de todos. Y por eso la desigualdad se ha convertido en el asunto de discusión por excelencia. Por eso el libro de Piketty está de moda y por eso también las clases medias, que se están empobreciendo, se incorporan a una lucha contra el modelo».
Luego señala «los problemas estructurales del sistema». «Una de las cosas en las que Marx tenía razón es que el sistema capitalista está sometido a crisis. Y de cada crisis sale con un abanico menor de respuestas». De la última salió «exportando los problemas al Sur, a la naturaleza y a las generaciones futuras. No se puede salir de la crisis actual con esas herramientas, porque ya no están disponibles».
«Y el tercer elemento tiene que ver con que todos nos hemos vuelto un poco neoliberales. Yo creo que no hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, pero sí por encima de nuestras necesidades. Nos hemos dejado de alguna manera secuestrar por la lógica del sistema, que nos desconectaba de cualquier responsabilidad, con la naturaleza, con los países del Sur y con las generaciones futuras. Podemos ha conectado con una ciudadanía a la que había que decirle: también tienes tu parte de responsabilidad en lo que nos ha pasado. Delegaste en los partidos políticos, en los momentos mejores de la economía te olvidaste de que había 8 millones de pobres, te cegaste con la burbuja especulativa, no preguntaste de dónde venía el dinero que estabas ganando en la bolsa. Yo creo que Podemos ha venido para decir con amabilidad, pero también con rigor, que hay una parte importante en la que somos responsables, porque nos engañó la casta, los medios de comunicación, los intelectuales ausentes, la universidad». Reivindicación de Anguita
Monedero reivindica para Podemos el discurso de personajes tan diferentes como Arcadi Oliveres o Julio Anguita. Especialmente el de Anguita, pero con algún reproche.
«Yo creo que llegó un momento en el que Julio se desesperó, porque le pasaba como a Casandra. Veía con mucha claridad muchos problemas, pero no tenía la posibilidad de convencer a la gente y al final regañaba en exceso. Y teniendo razón, porque Anguita tenía razón en que el modelo de la Transición tenía mucho de transacción y cuando señalaba que el tratado de Maastricht era una deriva neoliberal de Europa, y cuando decía que los sindicatos estaban dejando sus responsabilidades con los sectores laborales más débiles, pero no encontró la posibilidad de trasladar ese mensaje a la ciudadanía. Podemos está diciendo lo mismo pero de otra manera. Yo me siento un regañón, como Anguita, pero no digo no hagas esto, o no hagas esto otro. Yo soy muy cuidadoso en mis charlas. A la gente le digo: cuando nos iba muy bien, cuando Curro veraneaba en el Caribe, aquí había 8 millones de pobres. Y lo dejó ahí». Podemos y la relación con los sindicatos
A propósito de sindicatos, asegura que Podemos tiene presencia en ellos, pero advierte en contra de «conexiones espurias» entre partidos políticos y centrales sindicales.
«Los sindicatos son estructuras indispensables en la defensa de los derechos de los trabajadores, pero no se pueden convertir en régimen. Tienen que reinventarse para representar también a esos 6 millones de parados. Tienen que aprender a representar a los trabajadores precarios, que pueden acumular veinte contratos en un mes. Los sindicatos tienen que entender que la vida de un trabajador se construye en ámbitos más amplios que el mero trabajo, y tienen que recuperar una conciencia de clase adaptada al S.XXI. Los sindicatos debieran poder representar a los autónomos. Tienen que reinventarse, pero les cuesta». La consulta del 9 de noviembre en Catalunya
Podemos mantiene una posición respetuosa con el derecho a decidir de los pueblos, pero Catalunya se encuentra en un proceso de ejercicio de su propia soberanía que resultará determinante para su futuro y para el del Estado español.
Tendrán que discutir sobre si llamarán a votar de una manera o de otra el próximo 9 de noviembre. Así lo reconoce Monedero.
¿Votaría a favor de que Catalunya tenga su propio Estado? y, en caso afirmativo, votaría a favor de que ese Estado fuera independiente?
«Yo creo que hay que construir una España federal, que ha de estar constituida por estados», responde, pero no quiere pronunciarse sobre el sentido de su voto si viviera en Catalunya. Prefiere explicarse, dice:
«Yo creo que Podemos es la expresión más sincera y creíble de una España federal. La más sincera porque hemos entendido España, y sabemos que es una cosa plural, que está mal enseñada y mal aprendida». «A los españoles nunca nos han preguntado cómo queremos convivir los diferentes pueblos de España, ni qué relación queremos con Europa, ni con la Iglesia. Nunca nos han preguntado nada. Lo que queremos preguntar es para encontrarnos».
Constata que una parte importante de los que pusieron en marcha Podemos entienden que «la democracia se hace preguntando a la gente» y que además «desconfían profundamente» tanto del Partido Popular como de Artur Mas y de CiU.
Y en el terreno más personal expresa sentimientos: «A mí me gustaría que en Catalunya la gente se sintiera parte de esa España que paró durante tres años los pies al fascismo, de esa España de Lorca, de Buñuel, de esa España que emociona. Pero para que la gente se pueda emocionar con esa España tenemos que quitarle la marca España a los que la están convirtiendo otra vez en la de Los santos inocentes. Si la marca es esa, ¿quién va a querer formar parte de esa historia? Por eso creo que tenemos una responsabilidad histórica, porque somos creíbles y sinceros en esta construcción. Y como que hemos entendido qué es España, tenemos la posibilidad de explicarlo. Por ejemplo mis posiciones no han sido siempre así. A mi Catalunya me ha ayudado a entenderla».
Podemos y el 15M
El diario Le Monde, tituló una información sobre Podemos, en plena campaña, diciendo que era expresión política del 15M. Algo debe haber de eso, a la vista de los resultados. Monedero lo resume así: «Pensamos como la gente, sentimos como la gente y hablamos como la gente y por eso hemos conectado». Pero en Podemos tienen mucho que discutir y resolver sobre formas organizativas, sobre los círculos, sobre hasta qué punto serán sensibles a la resistencia a delegar que caracterizó al movimiento de los indignados, sobre las asambleas y su funcionamiento.
«Aquí en Podemos va a haber una tensión entre la condición representativa y la condición participativa», admite Monedero. «Esa tensión necesaria, en los movimientos se decantó por la participación y les ocurrió como las olas en el mar, que sólo existen cuando hay viento, y en los partidos políticos se decantó por la representación, convirtiéndose al final en estructuras esclerotizadas».
Cree que hay que mirar las experiencias en otros países, y recuerda palabras de un exministro boliviano, Sacha Llorenti, que dijo que «los movimientos indígenas en la calle joden a menudo la tarea de gobierno, pero por favor que no salgan de la calle».
Podemos necesitará su propio aparato administrativo y la incógnita está en saber cómo organizará a toda la gente que así lo desee y cómo podrá evitar que aparezcan grupos de personas con privilegios, su propia «aristocracia».
«No podemos hacer de Podemos una estructura que sea rehén de ninguna burocracia. Podemos es de la gente», explica Monedero. «Podemos, en otoño, tiene que convocar una asamblea constituyente, en la que habrá seguramente diferentes concepciones. En mi caso, como parte del grupo promotor, estoy convencido de que el reto central es superar los problemas tradicionales de los partidos políticos. Es decir, que hemos de ser capaces de tener la inventiva suficiente para incorporar a ese millón y pico de votantes a las tareas políticas. Hemos de ser capaces de encontrar las fórmulas para que cada cual sea Podemos desde el espacio que quiera».
¿Con qué reglas del juego?
«Tenemos que inventarlas», reconoce. «Sabemos cómo funcionan las estructuras burocratizadas jerárquicas. Y hay otras estructuras… Hay partidos más asamblearios. ERC es un ejemplo. Una estructura asamblearia es más fresca… Pues tendremos que aprender de ahí.
Ese es el problema. Cuando fomentas la participación, dificultas la ejecución, y cuando fomentas la ejecución, dificultas la democracia. Es una tensión invariable. ¿Por qué los ejércitos no funcionan de manera asamblearia? Porque te mata el enemigo. Tiene que haber una estructura de mando muy clara, pero los ejércitos no son democráticos. Hay quien dice, tenemos que convertir el partido un ejército. Pues me parece muy bien, pero estás haciendo un ejército, no un partido. Y hay quien dice, no. Vamos a ser Pancho Villa. Aquí todo el mundo tiene que decir lo que le de la gana. Entonces eres muy fresquito, muy espontáneo, pero olvídate de levantar nada. Es imposible.
Si alguien en un círculo dice una cosa, otro lo contrario en otro lado y cada uno dice lo que le viene en gana… qué bien, que libres somos, pero esto no es entonces una formación política. Tenemos que encontrar cual es la tensión justa entre estos dos elementos. Y la tensión justa entre ejecución y participación sólo se encuentra de manera dialéctica con mucha deliberación».