Veinte números. Un camino recorrido entre marzo y diciembre de 2005, sin contar los números -2, -1 y 0 que salieron entre septiembre 2004 y marzo de 2005, ha permitido verificar que Diagonal es un proyecto técnicamente consolidado. Este periódico quincenal, publicado en castellano en el estado español, ha cumplido las expectativas de las personas […]
Veinte números. Un camino recorrido entre marzo y diciembre de 2005, sin contar los números -2, -1 y 0 que salieron entre septiembre 2004 y marzo de 2005, ha permitido verificar que Diagonal es un proyecto técnicamente consolidado. Este periódico quincenal, publicado en castellano en el estado español, ha cumplido las expectativas de las personas que decidimos participar con nuestras suscripciones. Es serio, riguroso y, desde mi punto de vista, imprescindible.
La agenda de Diagonal no es la que marcan la política institucional y el resto de medios de comunicación de masas. Detrás de la selección de las noticias y los temas, se aprecia el trabajo colectivo de reflexión y análisis que su asamblea realiza para poder ofrecer un modelo integral de información relevante y necesaria para la transformación social.
Como muestra, los propios nombres de las secciones. La existencia de las secciones Cercanías, Global, Entorno o Saberes refleja un modo de entender lo que sucede y de posicionarse ante ello. La estructura de este periódico responde a una forma de entender la información que rompe las fronteras geográficas y de los estados. El modelo informativo de Diagonal supera la fragmentación de la realidad en trocitos inconexos que impiden la comprensión de los procesos globales y locales. Permite mirar la realidad con unas gafas diferentes. Este modelo informativo facilita la articulación social en el ámbito local, el lugar en el que se puede participar, incidir y transformar con perspectiva global.
Así, Diagonal es un proyecto informativo en el que el ruido está reducido al máximo. Todas y cada una de las informaciones son relevantes. Sirven para que las personas puedan activarse en las resistencias, en los procesos reales y cercanos, que son reiteradamente invisibilizados por los grandes medios y que demuestran que es posible construir un mundo diferente.
En estos veinte números también ha resultado un acierto el difícil equilibrio conseguido en la dimensión temporal de las noticias. Diagonal no es un diario, pero tampoco es una revista de análisis. Es otra cosa. Proporciona información contextualizada en el tiempo pero resiste perfectamente los quince días que tarda en salir el siguiente número. Ése era un reto complicado que se ha resuelto de forma satisfactoria.
Es un medio plural y abierto, que recoge visiones de un amplio espectro del movimiento social y político y resulta accesible y cercano a la hora de hacer llegar críticas y sugerencias.
En la parte del debe hay que decir que Diagonal, habiéndose consolidado técnicamente, no ha conseguido aún el otro aspecto fundamental, el de ser independiente económicamente. De 5.000 suscripciones necesarias, aún no se llega a las 3.000. Ése es el punto débil de Diagonal.
Durante estos veinte números, todos y cada uno de nosotros hemos seguido con nuestras luchas. Hemos seguido lamentándonos en cada reunión, en cada plataforma, en cada jornada, en cada grupo, de lo difícil que es llegar a la gente. Hemos confeccionado innumerables listas de correo para hacer circular la información, para compartir lo que hacemos y, así poder tejer redes. Hemos diseñado acciones para poder salir en prensa o en televisión y hemos coincidido en valorar la compenetración de los medios para silenciar lo que hacemos…Entonces, me pregunto ¿por qué un proyecto como Diagonal, que cumple esa función, está a falta de 2.000 suscripciones para poder ser independiente?
Durante el tiempo de vida de Diagonal, he comprobado con sorpresa que lo que yo pensaba que iba a ser una explosión de apoyo, es un lento y penoso camino, al que poco a poco y de forma muy trabajosa se van sumando las personas que arriman el hombro para sostener este proyecto.
Me he preguntado muchas veces por qué cuesta tanto apoyar algo que todos decimos necesitar con tanta urgencia.
Creo que muchas personas pueden no darse cuenta de la importancia de su colaboración. A fin de cuentas, la mayoría de la gente nos hemos acostumbrado a la información como un producto de consumo. Compro El País e ignoro el proceso productivo que hay detrás. Yo no soy importante para El País, que cuenta con otras vías de financiación y con importantes inversores.
Detrás de la elaboración de Diagonal está el trabajo de todos los que formamos parte del proyecto. Está el equipo de redacción, la asamblea de Diagonal y, nosotros, los suscriptores, que formamos parte imprescindible de ese proyecto, porque somos su sostén, porque posibilitamos que exista. Por ello, somos importantes en Diagonal, y sin nosotros, aunque el proyecto sea técnicamente magnífico, tiene dificultad para sobrevivir.
Puede ser también que otros sientan desconfianza. La desconfianza ha sido y es la «enfermedad» interna de la izquierda. Todo el mundo cree que sabe dónde quiere llegar, pero en cuanto alguien da algún paso que nos parece que no sigue exactamente el mismo camino que seguiríamos nosotros, le tiramos al cuello. Detrás de ese «es que ahí está fulanito que en tal colectivo era de la cuerda de menganito» o «han publicado las declaraciones de tal, que ya sabemos como es…» o «les envié hace meses algo y no lo han sacado», se oculta muchas veces la desesperante incapacidad de construir colectivamente, de empujar carros que no consideramos nuestros. Se oculta una miopía, una irresponsabilidad y una visión cortoplacista que constantemente nos pasa factura.
Muchos saben quién está detrás de El País y lo siguen comprando, pero no se hacen suscriptores de Diagonal porque no saben quién está detrás. Es, como poco, curioso.
Queremos volver a hacer una llamada a todos y todas. Diagonal necesita tiempo. Hace veinte números pedíamos el apoyo para una iniciativa que nacía, un voto de confianza, una apuesta de futuro. Ahora, los que se suscriban ya van sobre seguro y es que veinte números de Diagonal son más que suficientes para saber que no existe ninguna excusa para no apoyar el proyecto. Está ahí, existe y es bueno. Me siento orgullosa de formar parte del grupo de personas que colaboran desde la aportación más pequeña, sólo una suscripción, en que Diagonal pueda mantenerse. Tu aportación también es necesaria. Por lo menos…piénsalo.